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Dos nuevos miembros de la Academia de Bellas Artes

Cristóbal Halffter analiza hoy la tradición musical en su discurso de ingreso

Cristóbal Halffter es noticia casi diaria. Su actividad constante fuera de España como compositor, director y profesor, multiplica el eco de su nombre.Hace 30 años, cuando apenas su obra remontaba media docena de títulos, consiguió el premio nacional para su Concierto de piano; hace 20, armaba ruido -en el mejor sentido de la palabra- en Donaueschingen con la Sinfonía para tres grupos instrumentales; hace 10, la Noche activa del espíritu, sobre san Juan de la Cruz, y Gaudium et spes ensayaban dos modos de trabajar lo electroacústico puestos al servicio de dos intenciones: la mis tica y la contestación.

Ahora, justamente mañana domingo, 20 de noviembre, Cristóbal lee su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tema: Tradición y coetaneidad', acorde con la práctica composicional de las últimas obras del compositor madrileño.

"En efecto", dice Cristóbal Halfter, "últimamente he elegido como temas para mi trabajo creativo el punto de partida de músicas y autores pretéritos que forman nuestra tradición cultural occidental: Haendel, Beethoven, Juan del Encina, y formas como el tiento, la debla o las jarchas. Como la tradición es tan importante que sin ella no hay posibilidad de historia, y como la Academia posee institucionalmente un cierto carácter tradicional, me propuse aclarar mis conceptos sobre la cuestión".

Falsa tradición

"Casi podrían resumirse", añade el compositor, "en estas líneas de mi discurso: absurdo sería que, por respeto a un falso concepto de la tradición, nos viésemos obligados siempre a repetir lo que las grandes figuras del pasado realizaron en su tiempo, pues olvidaríamos con ello que antes de ellas también existieron seres, por estas figuras mitíficados, que gracias a su rompimiento con el pasado y su deseo de avanzar en el camino de la creación hicieron posible la evolución del pensamiento, del arte y de la vida misma".Allá por los años cincuenta, cuando la generación de Cristóbal Halffter aparece en la escena musical, era frecuente escuchar una frase que reflejaba una idea utópica: era necesario partir de cero.. El académico Halffter no parece suscribir aquí y ahora semejante propósito.

"Pienso", explica Cristóbal Halffter, "que tus mayores te entregan algo para que decidas hacer una de estas tres cosas: olvidarlo, renovarlo o copiarlo. Puestos a aceptar la tradición -y no sé si podemos evitar tal aceptación-, hay que tomarla como un peso que te obliga a repetir lo mismo, o como un pedestal capaz de sustentar nuevas formas".

Verdadera tradición

"La verdadera tradición es la que renueva constantemente el pasado, la que lo continúa por vía de la originalidad, el hallazgo, el descubrimiento. Lo contrario nos Beva a la inercia, a la imitación y al amaneramiento".En nuestra historia musical es casi una constante un evidente desfase con lo que se hace en la Europa más decisiva. De ahí el esfuerzo periódico de ciertas personalidades o pequeños grupos para ponerse al día, para estar, como diría Ortega, "a la altura de las circunstancias".

Según Halffter, el fenómeno es muy claro: "en la cultura musical española suele aceptarse como tradición un repertorio de cosas venidas de fuera con retraso y explotadas aquí con mayor retraso aún. Es el caso de Scarlatti con relación al padre Soler.

El napolitano obedece a su tiempo, sintoniza con él; el español se comporta como un rezagado, independientemente. de la belleza que pueda alcanzar su música, particularmente la de teclado. Consideremos que Haydn es sólo tres años más joven que Soler y que cuando el monje escurialense, apenas balbucea la sonata bitemática, Haydn está sentando ¡as bases del gran sinfonismo del siglo XIX".

Halffter no es un hecho aislado en la historia de la música española; forma parte de una familia, casi de una galaxia. Halffter, que desde los primeros autores e intérpretes. prusianos, entre los que destacó Otto Halffter, cuenta con el antecedente de dos maestros de la generación del 27, Ernesto y Rodolfa; la compañía de una pianista que pronto abandonó las actividades, Margarita Halffter, y se prolonga ya en la hija de Cristóbal, la flautista María-Meyer Halffter, casada con un excelente contrabajista y guitarrista de Zurich.

El compositor está casado con una excelente pianista, María Caro Carvajal, convertida desde hace tiempo en intérprete de la música de su marido.

Discurso y réplica

El sillón que ocupará Cristóbal en la Real Academia de San Fernando lo inauguró, hace justamente un siglo, Hilarión Eslava, al que sucedieron el organista Jimeno de Lerma, el pianista José Trago y el .compositor Federico Moreno Torroba: cuatro nombres bien variados para un siglo de academia.Contesta al nuevo miembro de la real institución el organista Ramón González de Amezúa con una breve y bien informada Crónica de una recepción soñada. La llamada generación del 51 tiene en la Real Academia a dos representantes: Cristóbal y Antán García Abril, que ingresará en breve.

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