Josep Carreras, un Don José excepcional

La expectación que precedió a la apertura de la temporada operística barcelonesa, la brillantez social con la cual se revistió la función de gala inaugural y la estimable espectacularidad que ofreció la reposición de Carmen son circunstancias que manifiestan bien claramente que el Gran teatro del Liceo y su temporada lírica están recobrando de nuevo en los últimos años el esplendor y la fastuosidad de tiempos pasados.Dejando al margen estas consideraciones, la puesta en escena de Carmen tuvo en la actuación del tenor Josep Carreras su nota más destacada, mientras que la esperada intervención de Elena Obraztsova en el papel principal de la obra, aun evidenciando la calidad y clase propias de la gran cantante, no pareció identificarse totalmente con la idiosincrasia y temperamento de ese personaje tan sensual, apasionado y turbulento que es Carmen.

Elena Obraztsova ofreció una interpretación que parecía más orientada a resaltar la belleza de la voz, así como la de la admirable línea melódica concebida por Bizet, dejando en segundo término la fuerte expresividad que contiene la particella de la gitana. Pero esta versión, más ornamental que auténticamente vivida, aunque en parte podía representar cierta decepción para los numerosos aficionados asistentes, quedó recompensada por la magnífica creación que realizó Josep Carreras del personaje de Don José.

Así, con aquel generoso entusiasmo y el vigor vocal tan característico y a la vez admirado, este gran cantante barcelonés confirió singular vigor y emotividad a su papel, trazando magníficamente el proceso anímico que vive el personaje en su amor hacia Carmen.

Plenitud vocal

Igualmente, en esta ocasión Carreras dio la impresión de que su peculiar estilo lírico se revestía de una plenitud vocal que le permitía abordar con total dominio, brillantez y facilidad los momentos más comprometidos de su parte. Asimismo, Silvano Carrolli brindó una excelente versión de la particella, de Escamillo, mientras que Afida Ferrarini, que sustituía a la soprano Isobel Buchanan -que no pudo actuar por encontrarse indispuesta-, realizó una, magnífica labor en el papel de Micaela.Otras notas que contribuyeron al éxito de la función fueron las intervenciones de los coros del Liceo y de la Escola Pia Balmes, así como la del cuerpo de baile del teatro. La dirección musical, a cargo de Jacques Delacôte, fue en todo momento correcta, mientras que la regiduría de Madau-Díaz, bastante lograda en el movimiento de los actores, pareció no estar aún totalmente resuelta. Tampoco los nuevos y espectaculares decorados de Ferruccio Villagrossi, que no revelaron perspectivas plásticas, nuevas, dentro de un realismo estricto, tradicional, y correcto.

En resumen, la actual reposición de Carmen, que ha abierto la temporada lírica barcelonesa, rozó la rutina, y si no cayó en ella fue gracias a la magnífica actuación de Carreras y a la no menos apreciable labor de Silvano Carrolli y Alida Ferrarini, los cuales fueron ovacionados con especial efusión.