Raúl Alfonsín exige a los militares argentinos el traspaso inmediato del poder
El vencedor de las elecciones del domingo, el líder radical Raúl Alfonsín, que se convertirá en presidente de la República Argentina el próximo día 19, ha exigido a los militares un adelanto en la entrega del poder, prevista oficialmente para el 30 de enero de 1984.
En una conferencia de prensa compartida ayer con el derrotado dirigente peronista Ítalo Lúder, el futuro presidente, Raúl Alfonsín, anunció su exigencia de "adelantar, en la medida de lo posible", la transmisión de poderes, para lo que no parece encontrar resistencia por parte de las fuerzas armadas.En realidad, los únicos obstáculos que restan por salvar son de tipo burocrático, más relacionados con la organización del protocolo aceptable para la ceremonia de devolución del poder que con dificultades de fondo por parte de los jefes militares. Los generales podrían aceptar salir de la Casa Rosada entre el 15 y el 20 de diciembre, según informa desde Buenos Aires Martín Prieto.
Seguro de ello, Alfonsín ultima la formación de su Gobierno, para el que ya suenan insistentemente algunos nombres, como el del ex presidente radical Arturo Frondizi, hoy en las filas desarrollistas, que ocuparía el Ministerio de Asuntos Exteriores. En sus manos estarán los tres problemas claves del país: deuda externa, Malvinas y canal de Beagle.
Como ministro de Defensa se menciona al veterano dirigente radical Juan Carlos Pugliese, y a Antonio Troccoli, une, de los rivales de Alfonsín en las elecciones internas de la Unión Cívica Radical, para la cartera de Interior.
La satisfacción de los radicales, después del mayor triunfo electoral de su historia, contrasta con el estado de conmocion que afecta al peronismo, cuyos dirigentes están inaccesibles desde el domingo a la Prensa. La cúpula peronista se desgasta en una batalla de acusaciones por la hecatombe electoral. Este es el único punto oscuro de la situación política argentina en estos momentos. Nadie sabe cómo reaccionan los peronistas a una derrota, porque jamás han sido derrotados.
Como gesto apaciguador, Ítalo Lúder felicitó ayer a Alfonsín por su victoria y prometió colaborar sin reservas para la normalización institucional y la solución de la crítica situación económica.
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