Pesimismo y revisión en las jornadas sobre el marxismo celebradas en Madrid
Cerca de 90 ponentes en el Coloquio Internacional Cien Años Después de Marx
El Coloquio Internacional Cien años después de Karl Marx ha propiciado el intercambio de opiniones y una profunda revisión de las teorías marxistas, vinculadas a la realidad actual. El balance final de las jornadas, celebradas en universidades madrileñas, es pesimista para algunos de los participantes debido a la intensidad del programa -cerca de 90 ponentes en 16 conferencias y más de 20 mesas redondas- y a las tensiones políticas creadas en, el seno de lo que quería ser sólo un acto académico.
La ausencia del parlamentario italiano Toni Negri, con fuertes tensiones que estuvieron a punto de acabar con unas actividades todavía no iniciadas, marcó el principio del coloquio. Una vez superadas, el coloquio consiguió retomar sus límites propiamente académicos con una escasa asistencia de público y, por contra, una gran profundidad en las ponencias y debates.Uno de los más pesimistas en cuanto al balance final era Manuel Sacristán, profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México, que opina que no se ha podido superar la tensión entre el aspecto político y el aspecto académico o cultural. "No estoy contento de cómo ha funcionado", dice Sacristán. "Yo creo que no ha sido ni una cosa ni otra".
El pesimismo de Gabriel Albiac, profesor de Historia de la Filosofía en la Universidad Complutense y miembro del comité científico del Coloquio, se centra exclusivamente en la repercusión política del coloquio y en las presiones sufridas. Para Albiac, dicha repercusión y ciertas actitudes "alucinantes" al respecto son consustanciales a las teorías de Marx y, por tanto, a cualquier investigación o estudio de las mismas. "Lo que Marx trató de elaborar es la ciencia de la revolución", dice, "y no se puede nunca pensar que pueda producirse en un terreno neutro y aséptico".
Pero lo importante, el hecho de reunirse un buen puñado de teóricos marxistas, contrastar sus puntos de vista y revisar el pensamiento marxista, es algo que todos destacan. "Me ha llamado la atención la coincidencia de algunas de las personas que hemos intervenido", dice Carlos Paris, catedráticb de Antropología Filosófica en la Universidad Autónoma de Madrid, "en una concepción del marxismo bastante alejada de aquel cientificismo que estuvo de moda en la época de la influencia de Althuser. Se ha tratado el tema desde un punto de vista más ético, más asentado en la práctica humana."
Sánchez Vázquez,
La asistencia al coloquio de dos importantes figuras actuales del pensamiento marxista, como Pierre Vilar o Adolfo Sánchez Vázquez, ha sido valorada en su justa medida. Para el profesor Sacristán, por ejemplo, la conferencia del historiador francés ha sido lo más perfecto de las jornadas. "No ha dicho nada nuevo respecto a su obra de siempre", dice Sacristán, "pero ha sido una versión muy equilibrada de la fluidez de lo histórico y la persistencia o solidez de lo estructural".
Adolfo Sánchez Vázquez, catedrático ya jubilado de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido un participante y un observador de excepción. Su opinión. está cargada de una doble razón. No sólo, es un prestigioso teórico del marxismo, sino que además ha estado presente en todas las conferencias y mesas. redondas que le ha sido posible. Para Sánchez Vázquez, lo más positivo del coloquio ha sido la profundización en los problemas que plantea la teoría y su conexión con la realidad práctica.
El coloquio estaba auspiciado por cuatro universidades madrileñas -Autónoma, Alcalá de Henares, Complutense y Politécnica-, la UNED, la Fundación de Investigaciones Marxistas, y la Fundación Pablo Iglesias. Su títullo, Cien años después de Karl Marx, ya auspiciaba puntos de vista renovadores, actuales, que precisaban ir "más allá de Marx, a partir de Marx", como resumía Albiac. Un coloquio significativo, según Sánchez Vázquez, "porque en cien años han ocurrido muchas cosas. El mismo desarrollo que el capitalismo ha tenido, el proceso transformador de las fuerzas productivas en fuerzas destructivas, la aparición de nuevos países (Marx redujo sus teorías a Centroeuropa) y los países donde se vive el socialismo real, que crean muchos problemas; países que no son capitalistas, pero que tampoco son socialistas de acuerdo con algunos de los criterios básicos que Marx manejó. La mejor manera de ser fiel a Marx es hacer lo que él hizo: someter su pensamiento a constante revisión y crítica. Y eso es lo que se ha hecho en este coloquio".
"Todas la actividades se harán públicas en actas", dijo el rector de la universidad Complutense, Francisco Bustelo. "El mundo del siglo XXI se presenta con grandes interrogantes científicos. Creo que este coloquio es un jalón, un grano de arena a aportar a los problemas actuales de la ciencia".
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