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1.500 volúmenes, entre ellos varias joyas bibliográficas, se presentan en la Muestra del Libro Antiguo de Madrid

Dos grandes salas de la segunda planta del Círculo de Bellas Artes de Madrid acogen desde ayer, jueves, más de 1.500 volúmenes, traídos por una veintena de anticuarios libreros. Son ejemplares de más de un siglo de antigüedad, cuyos elementos individuales (tapas, impresión, colorido, ilustraciones) los convierten en joyas bibliográficas únicas, que por primera vez pueden ser hojeadas y adquiridas por los coleccionistas y los amantes de los libros. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 3 de noviembre.

Para el visitante amante del libro antiguo, aunque sus posibilidades de compra sean escasas, la muestra puede constituir un auténtico placer por la cantidad de obras curiosas y de cuidadísima edición que se exhiben en el certamen. Además de las innumerables y siempre interesantes ediciones del Quijote, hay ejemplares que por sí solos reclaman la atención de la muestra.El libro más pequeño que se exhibe fue editado en el siglo XVI y tiene unas dimensiones de 15 por 17 milímetros. En su interior se conservan en perfecto estado 31 grabados de Lechard y Michell. El librito, que carece de precio de venta, está introducido en un vistoso estuche de plata.

La obra más cara que se exhibe pertenece a la librería México de Madrid, establecimiento especializado en grabados del siglo XV al XIX. Se trata de un atlas, el Civitatis Orbis Terrarum, de Braun y Hogenbergh, realizado en Colonia en 1562. El precio de los 10 volúmenes que comprende el atlas es de 10 millones de pesetas.

La misma librería tiene a la venta ejemplares de la primera tirada de la serie de Desastres, Caprichos, Proverbios y Tauromaquia de Goya. Cada obra tiene un precio aproximado de tres millones de pesetas.

Costosa atención

Hay también otras obras más modestas de precio. Son ejemplares en los que se recogen recetas contra los más variados y dispares trastornos físicos o consejos con los que conseguir un triunfo seguro en distintas especialidades. También hay libros de investigación o de historia cuya accesibilidad en las bibliotecas se hace complicada. El precio de estos volúmenes está en torno a las 10.000 pesetas y hay muy pocos libros que llamen la atención por menos de 4.000 pesetas.Bernardo Fernández, de la librería Escalinata, de Madrid, uno de los organizadores del certamen, afirma que es la primera vez que un grupo de profesionales del género ha conseguido poner en marcha un certamen con unos niveles de calidad tan altos como los que caracterizan esta muestra.

"La bibliofilia es muy escasa en nuestro país. De hecho, el mercado es tan reducido que son muy pocas las ciudades en las que subsisten establecimientos de estas características. Uno de nuestros objetivos al organizar este certamen está, precisamente, en llamar la atención de los organismos oficiales en general y del Ministerio de Cultura en particular".

Lo que piden los anticuarios del libro es un reconocimiento de su trabajo. Reconocen que, tal como están las cosas, los únicos clientes de que disponen son personas de fuerte disponibilidad económica, coleccionistas de libros antiguos. "Hay otra vertiente igualmente desconocida: el servicio de consulta que facilitamos a muchos investigadores para los que las bibliotecas nacionales o municipales, en las que se apilan esta clase de libros, permanecen cerradas a cal y canto. Hay muchos estudiosos. que vienen regularmente por nuestras librerías y hacen las consultas que consideran oportunas sin que tengan que adquirir el libro en cuestión".

El mercado en el que los anticuarios de libros consiguen sus fondos es semejante al de las restantes antigüedades: búsqueda personal por las casas, anuncios de compra en la prensa diaria y, sobre todo, mercado interlibreros. Ellos dicen ser unos viciosos del libro antiguo y los primeros que ponen obstáculos a la venta de una obra que ellos consideren valiosa o interesante. En esta última modalidad de mercado estriba otra de las razones del interés de este certamen, ya que constituye una oportunidad de que estos anticuarios conozcan los fondos de que disponen los otros.

La satisfacción del primer día de apertura del certamen era tanta que ya anunciaban que para el próximo año la feria tendrá carácter internacional y que invitarán a libreros de todo el mundo a venir a Madrid. "Se trata de que el material sea de calidad", dice Bernardo Fernández, "y de que nos interese a todos. Los que aquí estamos tenemos un concepto claro de lo que es el Ebro antiguo y rechazamos las convocatorias como la del 'libro antiguo y de ocasión', que se celebra en el paseo de Recoletos, porque allí hay sólo material de desecho".

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