El interior de la cajita
En Belle de jour, un japonés contrataba a una prostituta si ésta aceptaba el compromiso de aceptar su capricho: el que se contenía en una cajita de la que se surgía un inquietante ruido. La misteriosa broma de Luis Buñuel daba un gracioso toque a la vida de aquella burguesa dedicada clandestinamente a la prostitución. En el filme alemán La mujer flambeada, se descubre el interior de todas las cajitas: la obviedad ha reemplazado a la sugerencia.Robert Van Ackeren, su director, de 36 años, quiere mantenerse también en los límites de lo insinuado, pero su narrativa es más directa, de simple ilustración, incluso torpe, como en la innecesaria secuencia que justifica el título de la película. Apoyado, sin embargo, en la fuerte personalidad de la actriz protagonista, Gudrun Landgrebe, La mujer flambeada adquiere más interés por su sentido último que por el que muestra en el desarrollo de las secuencias. El descubrimiento de una sexualidad femenina que cambia su papel de víctima por el de verdugo es, seguido por la intérprete con rnatices nuevos, y aunque la deducible independencia sentimental del hombre no es original en el cine de los últimos años, Gudrun Landgrebe sabe imprimirle una fuerza suave y, a la vez, contundente.
La mujer flambeada
Director. Robert Van Ackeren. Guión: Van Ackeren y Catharina Zwerenz. Fotografía: Jürgen Júrges. Música: Peer Raben. Intérpretes: Gudrun Landgrebe, Mathieu Carriere, Hanns Zischler, Gabriele Lafari. Drama. Alemania Federal, 1983.Local de estreno: Alphaville
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