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Reportaje:

La olvidada guerra de la península de Corea

La temperatura vuelve a subir en este punto permanente de guerra fría entre el Este y el Oeste

El atentado que costó la vida el pasado domingo a 17 altos funcionarios surcoreanos en el Mausoleo de los Mártires del cementerio nacional de Rangún (Birmania) y las inmediatas acusaciones de Seúl contra el régimen comunista de Corea del Norte, como autor o inspirador de la acción terrorista, han puesto de actualidad uno de los más olvidados, pero principales, focos de tensión mundial: la península de Corea, donde, desde hace 30 años, se mantiene una de las treguas más largas de la historia. En este punto permanente de guerra fría entre el Este y el Oeste, la temperatura subió de nuevo la semana pasada, según informa un enviado especial de EL PAIS.

La llamada zona desmilitarizada (ZDM), que va desde el mar del Japón al mar Amarillo, siguiendo el famoso paralelo 38, es, paradójicamente, una de las zonas más militarizadas del mundo. Un millón de hombres, armados hasta los dientes, se despliegan a uno y otro lado de esa tierra de nadie de cuatro kilómetros de anchura establecida por el armisticio de 1953 que puso fin a los tres años de guerra de Corea.A sólo un par de kilómetros al oeste de Panmunjon, la aldea de la tregua, donde todavía mantienen sus estériles reuniones los representantes militares de los dos bandos, está el cuartel general de la División de Infantería número 1 del Ejército surcoreano. Nada más cruzar el Freedom Bridge, el puente de la Libertad, todo recuerda el ambiente de una película bélica de los años cincuenta: barreras de alambre de espino, soldados en uniforme de campaña con ramas de árbol en los cascos, ametralla doras pesadas y morteros, torres de observación, pilas de sacos terreros y unos estridentes altavoces que lanzan himnos patrióticos y mensajes psicológicos, leídos por una voz femenina, a los soldados del Norte.

Aquí se descubrió hace cinco años el tercer túnel de infiltración de Corea del Norte. Excavado a 75 metros de profundidad, de dos metros de alto por dos de ancho y de más de un kilómetro de longitud, el túnel cruza la zona desmilitarizada y, cuando fue descubierto gracias a las indicaciones de un desertor y a las perforaciones realizadas por los norteamericanos, se adentraba ya en territorio del Sur.

El túnel es hoy día uno de los elementos más utilizados por el Gobierno de Seúl en su guerra propagandística contra Corea del Norte, y raro es el visitante oficial al que no se le lleva a verlo previo visionado de una película en la que se explica cómo el régimen de Pyongyang ordenó construir ese túnel hacia 1972, precisamente cuando se celebraban las conversaciones intercoreanas auspiciadas por la Cruz Roja. Un comandante, traje de camuflaje, casco y pistola al cinto, asegura que hasta la fecha sólo se han detectado tres túneles, pero que creen debe haber por lo menos otros nueve. "Eso permitiría pasar a 20 divisiones en poco más de 10 horas", dice, señalando hacia los invisibles enemigos del otro lado de la colina.

La otra visita cuasi turística es Panmunjon, donde una línea de cemento en el suelo marca la separación de las dos Coreas. La policía militar de uno y otro bando se vigila estrechamente a sólo un metro de distancia. La tensión es muy alta y los incidentes han sido muy frecuentes a lo largo de esta línea de demarcación. Uno de los más graves se produjo en 1976, cuando dos oficiales norteamericanos, que estaban podando un árbol que entorpecía la visión, murieron a manos de un grupo de norcoreanos armados con hachas.

Especie de Disneylandia

En el camino de ida y vuelta a esta especie de Disneylandia de la guerra fría, situada a sólo unos 50 kilómetros al norte de Seúl, puede observarse que las cosas van muy en serio. Las autopistas están habilitadas para servir de pistas de aterrizaje, con sus desviaciones laterales para estacionar los aviones y sus hangares camuflados. Hay una serie de puentes que sobrevuelan las carreteras, cuya única misión es ser destruidos para bloquear las mismas en caso de ataque del Norte. El tráfico de vehículos militares, piezas de artillería, incluso tanques, de los ejércitos de Estados Unidos y Corea del Sur es muy intenso y todos los cruces están vigilados por soldados que, en ocasiones, detienen y registran los vehículos civiles.

El general Chu Doo Hwan, actual presidente de la República, mandó esa división número 1 de Infantería encargada de la custodia del área donde se descubrió el túnel, hoy tapiado por tres veces y bajo vigilancia permanente de soldados que hacen guardias a 75 metros bajo el suelo. Chun tomó el poder en 1979, tras el asesinato de Park Chung Hee; creó la V República, de carácter presidencialista; reformó la Constitución y, tras cesar en el Ejército, fue elegido jefe del Estado en 1981 por un período de siete años. En mayo de 1980 ahogó en sangre la rebelión de los estudiantes de Kwangju, al sur del país, con un número indeterminado de muertos, superior, en cualquier caso, a los 200. Bajo la presidencia de Chun Doo Hwan, Corea del Sur ha experimentado un gran despegue económico, con una tasa de crecimiento real superior al 5% y una inflación que roza ese porcentaje. Seúl es una gigantesca hormigonera, con edificios de muchos pisos levantándose en cada esquina, las calles horadadas para la construcción del metro y los primeros estadios que albergarán las Olimpiadas de 1988.

Porque uno de los objetivos del régimen autoritario del presidente Chun es conseguir el reconocimiento internacional de Corea del Sur, algo que le niegan el Norte, los países del bloque socialista, China y varias naciones del Tercer Mundo. La celebración, la semana pasada, de la 70-1 Conferencia de la Unión Interparlamentaria, los Juegos Asiáticos de 1986, la citada Olimpiada y los innumerables congresos que se realizan en Seúl cada dos por tres son parte de ese esfuerzo emprendido por Chun Doo Hwan y su Gobierno.

Confundieron los coches

Contra este hombre iba dirigida la bomba que hizo explosión el pasado domingo en la capital de Birmania, primera escala de su proyectada gira por seis naciones de Asia y el Pacífico. Posiblemente, los terroristas confudieron el coche del embajador surcoreano en Rangún con el del presidente y, apenas llegado aquél al mausoleo donde debía depositar una corona de flores, activaron el mecanismo de explosión a distancia, matando a cuatro ministros y 13 altos funcionarios del Gobierno de Seúl. Chun, que se encontraba a tres o cuatro minutos del lugar del atentado, se salvó de milagro y regresó inmediatamente a Corea del Sur.

Lo sofisticado de la técnica empleada en el atentado descarta, según los expertos, a algún grupo guerrillero birmano, como el perteneciente a la minoría étnica Karen. La oposición de Corea del Sur, muy acosada por la policía política, ni ha desarrollado acciones de este tipo ni se la supone preparada para efectuar un atentado tan perfecto. Desde un principio, los surcoreanos han acusado al régimen de Pyongyang, opinión que parecen compartir algunas cancillerías y servicios secretos de Occidente. Pero hasta ahora no hay pruebas definitivas de que haya sido así.

El atentado de Rangún fue la segunda tragedia nacional sufrida por Corea del Sur en poco más de un mes, después de que 269 personas murieran al ser derribado avión comercial surcoreano e que viajaban por cazas soviétic dentro del territorio de la URS La impotencia de Chun ante es hecho y la imposibilidad de cons guir excusas y compensacion económicas por parte de Mos hacen terner a muchos observad res que, para mantener su imag de líder fuerte, el presidente surc reano quiera ahora castigar a C rea del Norte con algún tipo de a

ción militar.

Eso podría ser la chispa que

ciera saltar de nuevo el polvor

contenido en esa bella penínsu

verde y montañosa, que algui

describió como la Suiza de As

Washington ha expresado su pre

cupación al respecto, y e WI ee Ic rbe

rio de Defensa, Caspar in

ger, que asistió el jueves a los fu rales de las víctimas en Seúl, bría instado a la calma y moderación a Chun Doo Hw

durante su breve entrevista.

Alarmas aéreas mensuale

El fantasma de la auerra

cil de olvidar en una ciudad co, Seúl, que una vez al mes real ejercicios de alarma aérea y i vez por año practica un apagón tal. Hasta el canal de televisión las fuerzas armadas norteameri nas -hay 39.000 soldados EE UU desplegados permaner mente en Corea del Sur- em en vez de los anuncios comen

les, consejos y recordatorios p los militares: "Si caes en poder enemigo, sólo debes decir tu ne

bre y graduación y nunca acep un trato de privilegio por parte éste". En otro spot, una rubia ii nuante llama por teléfono a un litar, y la voz en off pide estar a

ta contra posibles espías.

Pero los airados manifestar que ordenadamente salieron c semana a las calles de Seúl y ol ciudades pedían un escarmie para Corea del Norte y quema efigies de Kim Il Sung, el líder

munista de Pyorigyang que se para para traspasar el poder

La ovidada guerra de la Península de Corea

hijo, Kim Jong Il. Los problemas de esta transición, que al parecer no es vista con buenos ojos por todos los dirigentes del partido comunista, es otra potencia¡ fuente de conflicto en la península, por la consabida norma de hacer olvidar los conflictos internos buscando uno en el exterior.El viceministro surcoreano de Asuntos Exteriores, Lee Sang Ock, declaró a EL PAIS en su despacho de Seúl que, por el momento, la reunificación de. Corea es imposible".

"Los comunistas ponen unas condiciones imposibles para la reunificación, como la retirada de las fuerzas norteamericanas, la dimisión del actual Gobierno y su reemplazo por otro democrático. Saben que no podemos aceptarlas nunca e insisten en ellas como pretexto para no sentarse a la mesa de negociaciones, a lo que nosotros estamos siempre dispuestos".

Para Lee Sang Ock no cabe duda de que el atentado de Rangún ha sido obra de Corea del Norte, que trata de desestabilizar el Sur por todos los medios a su alcance, y cuyos dirigentes se han puesto especialmente nerviosos tras el reconocimiento internacional de Seúl, la etapa de prosperidad económica que vive el Sur y los citados problemas de sucesión en el Norte. "Nosotros proponemos la reunificación del país por medios pacíficos y democráticos, sin injerencias extranjeras, y hemos hecho propuestas concretas. Como la del presidente Chun, que invitó a las autoridades del Norte a visitar Seúl en 1981 y se ofreció a ir él a Pyongyang para negociar sin condiciones previas", señala el viceministro de Exteriores, que lleva en la solapa una cinta negra de luto por el fallecimiento del titular de la cartera, Lee Bum Suk, en el atentado de Rangún.

A diferencia de lo que ocurre entre las dos Alemanias, no hay ningún tipo de diálogo entre las dos Coreas.

El máximo representante del mismo para Pyongyang, el presidente Ronald Reagan, llegará por cierto a Seúl dentro de unas semanas para demostrar su apoyo a Corea del Sur y el régimen de Chun. Reagan visitará posiblemente la zona desmilitarizada y alguna de las numerosas bases norteamericanas en ese área. En la época de Jimmy Carter (19771981) hubo tímidos intentos de retirar fuerzas de Corea, pero con la actual Administración nadie habla de tal posibilidad. El derribo del avión de la compañía KAL y el atentado de Rangún son buenas bazas para la cruzada antisóviética de Reagan, quien no las desperdiciará en vísperas de un año electoral. La constante tensión en la frontera y la amenaza del Norte han servido de pretexto también para que los gobernantes surcoreanos hayan olvidado con frecuencia los usos democráticos. Los liberales del Congreso de EE UU ven. con preocupación que, tras 30 años de presencia norteamericana en el país, la democracia no ha prendido en sus aliados, pero lo justifican también a causa de la enorme presión exterior que supone el Ejército norcoreano, considerado como el quinto del mundo.

Chún Doo Hwan, pese a gobernar con mano dura, ha intentado lavar la cara del régimen y permitió al líder de la oposición, Kim Dae Jung, exiliarse a Estados Unidos, tras conmutarle la pena de muerte a la que se le había condenado. Kim, una especie de Benigno Aquino de Corea, del Sur, fue secuestrado en Japón por la policía política del entonces presidente Park, la CIA coreana, y trasladado clandestinamente a Seúl.

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