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El crucigrama de la Iglesia y el Estado

El crucigrama es un enigma y un pasatiempo, pero en este caso es solamente, nada más y nada menos, que uno de los grandes enigmas de la vida. Qué fácil es decir -y por eso se dice tanto- que la Iglesia no tiene que meterse en las cosas de la política ni el Estado en las cosas de la religión, porque la Iglesia y el Estado son independientes. Es éste un tópico, es decir, un lugar común, un lugar de los que hay que huir no para refugiarse en lo utópico y en la utopía, que es el lugar que no existe, sino para pisar ese terreno, que es lo que se llama realidad, que está entre lo tópico y lo utópico, es decir, que está en la verdad.Decir que el Estado es el poder temporal y la Iglesia el poder espiritual es una definición muy clara, pero muy superficial, porque nos aleja de esa realidad ya dicha, que no es que sea oscura,pero que es muy compleja, empezando por el mismo- significado de la palabra poder. El poder del Estado puede imponerse coactivamente a los que le hagan resistencia, pero no así el de la Iglesia, cuyo poder es el de predicar, que quiere decir hacer patente y clara una cosa; proponer, pero nada más, no imponer. No es unpoder, es una misión, una fuerza moral que puede ser grande, pero que el hombre es libre de recibir o rechazar, aunque a veces, históricamente, es verdad que este acto libre ha tenido que ser heroico.

El Concilio Vaticano II, en la Gaudium et Spex, ha reafirmado que la Iglesia no tiene finalidadespolíticas, ni económicas, ni sociales. Digo que ha reafirmado porque la afirmación- primera se hizo cuando se dijo -por quien podía decirlo incuestionablemente- que había que "dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". No que sean dos campos, dos tierras, dos países fronterizos, pero separados por la frontera misma: una, la de Dios; otra, la del César, porque para Dios no hay fronteras. César dijo eso de que

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