Reagan puede aprobar este mes un proyecto de la NASA para construir una estación espacial permanente y tripulada
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, puede anunciar el próximo día 19 la ha verde para la construcción de una estación espacial permanente y tripulada norteamericana, un ambicioso proyecto que la Administración Nacional del Espacio (NASA) considera decisivo para el futuro de la exploración espacial. El anuncio de Reagan puede producirse durante el acto de conmemoración de los 25 años de existencia de la NASA y se enmarca en los prolegómenos de una campaña electoral en la que el actual presidente de Estados Unidos deberá probablemente enfrentarse al astronauta John Glenn.
El antiguo astronauta y ahora senador John Glenn, que lucha por la nominación del Partido Demócrata, se ha mostrado decidido partidario de proseguir la exploración pacífica del espacio, y Reagan -han señalado repetidamente en las últimas semanas fuentes próximas al Gobierno norteamericano- se encuentra bajo una fuerte presión para aprobar el proyecto por el que la NASA viene luchando desde hace ya varios años, aunque con poco éxito hasta el momento.Informaciones procedentes de la capital norteamericana indican que los sondeos de opinión han dado una ventaja sustancial a Glenn en el supuesto de una lucha electoral con Reagan, lo que ha movido a los asesores políticos del presidente a, recomendar la aprobación del proyecto de la NASA, al que hasta ahora se han opuesto los asesores científicos por estimar que es muy caro y no responde a una necesidad demostrada.
El anuncio puede hacerse público durante el discurso que Reagan pronunciará el próximo día 19 en el Museo del Aire y del Espacio, en Washington, con motivo del 25º aniversario de la NASA, en un intento de dar al acto el mismo carácter espectacular que el llamamiento del presidente Kennedy en 1961 para situar un hombre en la Luna antes de que finalizara la década.
Si la aprobación del proyecto se produce antes de fin de año, señalan los expertos, la estación podría estar funcionando para el año 1991.
La NASA ha presionado fuertemente en los círculos gubernamentales y parlamentarios de Washington durante los últimos meses para conseguir lo que considera el siguiente paso lógico en el desarrollo de la tecnología espacial. Otras opiniones son más escépticas y señalan que se trata sobre todo de asegurar la propia supervivencia de la agencia espacial, cuya importancia ha ido disminuyendo en los últimos años, a medida que Reagan concedía mayor importancia a la utilización militar del espacio y se mostraba partidario de una privatización de las actividades espaciales.
Muchos apoyos
Una vez terminado el desarrollo inicial del proyecto Shuttle (el transbordador espacial), la NASA se encuentra sin ningún gran proyecto para el futuro.
El proyecto dé estación espacial permanente y tripulada tiene el apoyo explícito de muchos congresistas, de la industria aerospacial y de algunos miembros del Gobierno. Sin embargo, el diario The New York Times informó recientemente que tanto el departamento de Defensa como la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Oficina de Presupuestos se han mostrado contrarios al proyecto, cuyo desarrollo alcanzaría la astronómica cifra de 9.000 millones de dólares (más de un billón trescientos cincuenta mil millones de pesetas).
Por su parte, el administrador de la NASA, James M. Beggs, afirmó hace dos semanas que Estados Unidos deberá construir una estación más tarde o más temprano, y que un retraso significará la pérdida de la ventaja adquirida.
Tanto el Pentágono como, la CIA, señalaba la información del diario neoyorquino, afirman que no hay ninguna misión militar que la estación espacial pueda cumplir mejor que los actuales o futuros satélites no tripulados. La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, por su parte, afirmaba en un informe hecho público a finales de septiembre que no existían necesidades inmediatas de tipo científico que justificaran una estación espacial, pero admitía "la posibilidad de que una, adecuadamente diseñada, podría resultar muy útil para las futuras actividades científicas en el espacio".
Una reunión convocada esta misma semana por el Instituto Espacial de California, de la Universidad del mismo Estado, que se denomina a sí mismo la NASA del Oeste, llegó a la conclusión de que eran necesarias nuevas y más osadas ideas para legrar el desarrollo comercial del espacio, y que estas ideas pasaban por la privatización de muchas de las actividades espaciales y un menor coste en los medios para llegar al espacio.
Además de la construcción y puesta en órbita de satélites, ya algunas empresas han empezado a proyectar actividades que antes estaban exclusivamente reservadas a la NASA, como el alquiler de espacio en plataformas orbitales para la realización de experimentos y el traslade, de satélites hasta los transbordadores espaciales tripulados. Estos proyectos comenzarán a ser una realidad en 1987.
En cuanto a la estación espacial, cuyo proyecto puede ser aprobado dentro de unos días, su oportunidad no es ajena al hecho de que la Unión Soviética ha anunciado repetidamente su intención de instalar en órbita un artefacto similar.
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