La radicalización

El arma secreta, la bomba hache, el secreto del Arca Perdida de la derecha, parece que era/ es, para esta temporada, la radicalización. El señor Segurado, un suponer, ayer mismo, mayormente, lo ha dicho, como presidente de la Confederación Empresarial Independiente de Madrid. Yo, a Segurado, frente / junto a Ferret Salat, les veo como Schcarmouche y un empresario manchesteriano de Dickens. Ferrer Salat, creación de Sabatini, nos ha salido un poco más fino. Segurado, troquelado por Dickens en sus gruesos troqueles de novelista del capitalismo / proletarismo, me queda como un poco más basto, y bien que lo siento."El ciudadano está alcanzando los límites a partir de los cuales empieza la radicalización", ha dicho Segurado, ayer mismo. De modo que el PSOE, con diez millones de votos, mucha fuerza a su lado y mucho pueblo, no se ha radicalizado, sino que está haciendo las cosas por su pie, y los señoritos éstos, que ni tienen votos, ni.tienen partido ni tienen nada (ni siquiera dinero, que se lo llevaron a Filipinas, y ahora doña Ymelda pasa mucho de ellos), cogen, van, agarran, pillan, llegan y se radicalizan. Pero qué coños es esto.

Si los socialistas se hubiesen radicalízado a tiempo, aquí estaba trabajando todo cristo y el señor Segurado cumpliendo un horario y esperando él sobre. Como la izquierda "se comporta", que diría Lola Flores, y recuerda conmigo a Tucídides, aquí citado tras ayer ("la sabiduría de un gobierno está en no utilizar todo el poder de que dispone"), entonces la derecha vuelve a Madrid con soles de Puerto Banús y Puerto Príncipe, a sacar, como una parabellum, el arma secreta de la "radicalizacíón".

Lo cual que Sitita Pastega, née Milans del Bosch, vuelve también a esos sitios, pero con el escepticismo que da la carraspera y su natural ironía femenina. La amo / la amo. Para la tos -me llega como una Dama de las Camelias telefónica- le mando expectotantes, un ponche y aspirina, y luego que la vea el genial Olaizola que me las tiene curadas a todas. No hay en Europa un médico que entienda más de la femenina y dúplice garganta de Leda y el Cisne. Mientras el señor Boyer manifiesta honradamente, de vuelta de Washington, un moderado optimismo internacional, la derecha / derecha sigue con la radicalización, qué vara, oyes, cuánta película. Parece que Javier Moscoso, ministro de la Presidencia, también tiene problemas con la radicalización de los funcionarios.

Aquí hay una conjura anónima veneciana sin Floriada Bolkan que otra cosa fuera, para la radicalización otoñal de las clases medias, que en buen lenguaje político, al que estoy muy hecho, se llama prefascismo, con perdón. La derecha sepia insulta a Pierre Guidoni, embajador francés, y Ruiz-Gallardón, con quien tantas zarzuelas nos tenemos cantadas en las casas bien de Madrid, para ganarnos una cena -él hacía el tenor y yo el bajo-, dice que algunos socialistas votan el aborto contra su conciencia. Recuerda, José María, amor: "Por un camino solitario, / la Virgen Madre sube, / y va camino del Calvario / envuelta en negra nube, / y en su cara morena,/ flor de azucena,/ que ha perdido el, colooooor...". Y en esto del "color" prolongábamos mucho el calderón. ¿Es que eso no une, José María, es que tú también, amor, te me vas a "radicalizar"?

Herrero de Miñón, otro radical de derechas (en Europa, por lo que he visto este verano, son más bien como de izquierdas), dice que el Gobierno viola la Constitución" con lo que ya tenemos al Gobierno identificado con su promoción más brillante, los violadores nocturnos. Antoñita Garrigues va a hablar en el XXI -¿conocen?- sobre "liberalismo y reformismo". Félix Mansilla, sobre "la democracia vertebrada". Son los pre / radicalizados. Segurado habla de rádicalización como de una llamada a filas. Es la contraseña que traen de la playa y el daikiri.