Rubén Zamora quiere continuar el diálogo sobre el futuro de El Salvador
La oposición salvadoreña está dispuesta a mantener negociaciones en dos frentes, con Estados Unidos y el Gobierno de Álvaro Magaña, a pesar de los nulos resultados obtenidos hasta ahora en las reuniones celebradas. Esto lo anuncié Rubén Zamora, líder de la fracción socialcristiana del Frente Democrático Revolucionario (FDR) durante una sesión de la conferencia que celebra en México la Latin American Studies Asociation. El dirigente socialcristiano rechazó que la última reunión mantenida en Bogotá con Ia comisión gubernamental de paz hubiera sido un fracaso. Sin embargo, el obispo Marco Revelo, miembro de dicha comisión, declaró que se había producido una ruptura del diálogo por el rechazo de la izquierda a decretar un alto el fuego con el fin de participar en las próximas elecciones.El prelado católico señaló que frente a esa propuesta los representantes de la guerrilla habían e la creación de un Gobierng provisional en el qué, aspiran a ocupar lá mitad de los cargos. Esta pretensión, que fue confirmada en la capital mexicana por portavoces de la izquierda, se complementa con la exigencia de idéntica cuota de poder en el seno del Ejército. Este planteamiento resulta totalmente inaceptable aun para los militares salvadoreños más moderados.
Rubén Zamora explicó que, pese a la manifiesta ausencia de voluntad política en Washington y San Salvador para llegar a un acuerdo negociado, ellos están dispuestos a seguir conversando. Explicó que el diálogo con la Administración Reagan pretende obtener la salida del conflicto de ese país.
La izquierda exige la retirada de los asesores militares a cambio de garantías de que no se instalarán dentro de territorio salvadoreño bases extranjeras (soviétiúas o cübabas); dé que se mantendrá el libre tránsito aéreo y marítimo, y de que no se violarán las fronteras. La resolución del conflicto interno de El Salvador corresponde, precisé Zamora, a los propios salvadoreños y es algo que se debe abordar en el diálogo entre la izquierda y el Gobierno de Álvaro Magaña. Ahí es donde se inscribe la formación de un Gobierno provisional y la reestructuración del Ejército, condiciones que para la guerrilla son previas a las elecciones.
