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Contradictorias interpretaciones sobre algunos motivos pictóricos del cuadro 'La marquesa de Santa Cruz'

El cuadro La marquesa de Santa Cruz, pintado por Goya en 1805, que salió este año ilegalmente de España, ha provocado diversas interpretaciones sobre los elementos representados, en especial la considerada generalmente como una cruz gamada -motivo por el cual Franco quiso comprar la obra para regalársela a Hitler. Según otros testimonios de especialistas se trata de una de las rosetas de la lira que sostiene la figura retratada. El cuadro, según confirmaron ayer fuentes de la Dirección General de Bellas Artes, del Ministerio de Cultura, sigue en paradero desconocido y la policía española está a la espera de informes por parte de la Interpol de Argentina e Inglaterra. Si se logra recuperar ya está prevista su ubicación en el Museo del Prado.

El cuadro de Goya, La marquesa de Santa Cruz, irá a parar al Museo del Prado en caso de que vuelva a España, tras su salida ilegal. Alfonso E. Pérez Sánchez, director del Museo del Prado, tiene ya destinado un lugar en la gran pinacoteca madrileña para el famoso cuadro de Goya. El lienzo, que estuvo en la colección Valdés, de Bilbao, durante muchos años y que ha salido ilegalmente de España, se colgará en la última, la más recoleta, de las nuevas salas dedicadas a Goya.Sobre la bella marquesa de Santa Cruz, retratada también por Esteve (Museo del Prado) y varias veces por Goya, hay que precisar que del retrato sacado de España existe una réplica, en peor estado, en el County Museum, de Los Ángeles (California). En ese retrato, al parecer auténtico de Goya, hay, aparte de ligera variación en el tamaño, importantes diferencias en la retratada.

En el cuadro de Los Ángeles, el dibujo de la lira es más descuidado que en el de Bilbao, si bien en aquél se aprecian ornamentos en la caja invisibles en la versión censurada. ¿Estamos realmente ante un caso de doble versión: la querida por el artista y la presentada por él ante quienes podían censurar su atrevimiento?

La dama en cuestión, Joaquina Téllez-Girón y Alonso Pimentel, nació en Madrid el 21, de septiembre de 1785. Era la segunda de los cinco hijos que tuvieron los duques de Osuna, Pedro Alcántara Téllez Girón y María Josefa Alonso Pimental, condesa-duquesa de Benavente.

En el lienzo de Goya La familia Osuna, del Museo del Prado, Joaquina aparece, al igual que su hermana mayor, Josefa Manuela, con un abanico en la mano izquierda. La madre posa la mano izquierda sobre el hombro de Joaquina. En ese célebre retrato familiar falta la hermana pequeña, Manuela Isidra (1794-1838), condesa de Coguinas y, años después, por su matrimonio, duquesa de Abrantes, la cual aún no había nacido. Aficionada a la ópera, Goya la retrataría en 1816 (colección condes de Orizaba, Madrid), coronada con guirnalda de flores y con una partitura en la mano.

La enorme cultura literaria de la condesa-duquesa de Benavente sólo era excedida por su afición musical (véase su correspondencia con la bailarina madrileña María Medina y con la cantante portuguesa Luigi Todi, publicada por el Instituto Italiano de Cultura), que la llevó a proteger a numerosos músicos.

No es, por tanto, extraño, que Goya retratase, en 1805, a Joaquina Téllez-Girán con una lira en la mano izquierda, que no es la lira organizzata o zanfoña, para la que Haydn escribió cinco conciertos y varios nocturnos, por cierto muy bien pintada también por Goya en El ciego músico (Museo del Prado). Se trata de otro instrumento, bien conocido en el siglo XVIII y en el XIX, llamado lira-guitarra, del que se puede ver un ejemplar idéntico en el Museo de Instrumentos de Bruselas.

En el cuadro de Goya exportado ilegalmente, Joaquina sostiene un ejemplar de lira-guitarra, en actitud muy neoclásica pero con tintes prerrománticos, a lo Madame Récamier. Sus seis cuerdas, según los modelos construidos por el luthier parisiense Roudhlof Nauchland, estaban afinadas como la guitarra moderna, y aquí conviene recordar la afición de la familia Osuna a la guitarra española, y los arreglos que Boccherini hizo para el duque, introduciendo la guitarra en alguna de sus obras de cámara. En esa lira-guitarra podemos apreciar muy bien una de las rosetas, con su hendidura en forma de lauburu como solía ser, y, no de cruz gamada. La otra roseta, idéntica y equidistante del mástil, está oculta en la pierna izquierda de Joaquina, a la altura de su rodilla.

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