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Ante el desarme / rearme europeo

Ronald Reagan ofrece a la Union Soviética paridad en el número de euromisiles, desplegados por las dos superpotencias

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, formuló ayer en las Naciones Unidas nuevas ofertas a la URSS para llegar a un acuerdo sobre armas nucleares partiendo de la base de que se desplegarán los euromisiles en Europa si de aquí a final de año no hay un acuerdo en Ginebra sobre la materia. La propuesta que Washington hace a Moscú es una iniciativa sobre límites globales (consideración de los cohetes desplegados por Moscú en Europa y Asia), en los que se buscará una paridad en el número de misiles de alcance medio y en la que se contemplará también, como desean los soviéticos, un acuerdo sobre los bombarderos nucleares estacionados en tierra. Con el anuncio, de que "la puerta está abierta, es hora de que los soviéticos la franqueen"` y su moderado tono Reagan pretendió aparecer ante el escéptico, aunque expectante auditorio, como un pacifista.

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El tono del discurso del presidente norteamericano puede calificarse casi de conciliador hacia Moscú, en comparación con la habitual retórica anticomunista de la Administración Reagan. El presidente de EE UU insistió, fundamentalmente, en la necesidad de "`dar los pasos necesarios para un avance rápido en las negociaciones para una limitación y control de armas nucleares".Reagan, en su intervención de ayer en la Asamblea General de las Naciones Unidas, no hizo sino dar publicidad a las propuestas presentadas la pasada semana a los negociadores soviéticos en Ginebra. La Casa Blanca desea llegar a un compromiso con los soviéticos en la ciudad helvética sobre la base de una "reducción recíproca, equilibrada y verificable" de la armas atómicas.

El presidente norteamericano redujo sus propuestas a tres puntos:

1. "EE UU propone una iniciativa sobre límites globales (no sólo en Europa). Si la URSS accede a reduccciones y limitaciones sobre un a base global, Estados Unidos no responderá al despliegue global de misiles soviéticos (que afecta a Asia) con un despliegue norteamericano análogo en Europa. Aunque, por supuesto, nos reservamos el derecho a desplegar misiles en cualquier parte".

2. "Estados Unidos está preparado para ser más flexible sobre el contenido de las actuales conversaciones. Estados Unidos considerará métodos mutuamente aceptables para acceder al deseo soviético de que el acuerdo afecte tanto a los bombarderos (capaces de transportar armas, nucleares) como a los misiles".

3. "EE UU informará sobre la proporción de misiles que pudiera resultar de las reducciones. En el marco de reducciones a niveles iguales, estamos dispuestos a reducir tanto el número de Pershing 2 como el de misiles de crucero".

Sin cifras

Reagan no dio cifras sobre lo que EE UU considera el nivel de igualdad en el sector de los euromisiles. La cifra para equilibrar él potencial del terror nuclear sobre el escenario europeo podría ser de 300 cabezas nucleares para cada bando, aunque Paul Nitze, el negociador norteamericano en Ginebra, hace oscilar la cifra entre 50 y 450. La Unión Soviética rechaza esta propuesta (quiere limitarlo al mismo número de misiles, 162, que tienen actualmente Francia y el Reino Unido), mientras EE UU y los países de la OTAN están preparados a desplegar los nuevos 108 Pershing 2 y 464 misiles de crucero para hacer frente al potencial de misiles soviéticos SS-20.

El trasfondo del discurso de Reagan es que, a pesar del conflicto provocado por el derribo del avión civil de Korean Air Lines -acción en la murieron 269 personas-, Washington no quiere obstruir los canales de negociación con Moscú. De hecho, la propuesta de Reagan contiene algunas concesiones a los soviéticos, y aunque "se reserva el derecho de desplegar misiles en cualquier parte", es patente que esta salida es una opción teórica, como manifiestan fuentes oficiales.

Reagan fijó como objetivo de su Gobierno y como el suyo personal negociar hasta lograr una reducción de armas", a pesar del concepto diferente que tienen los soviéticos de la cooperación -internacional, "como demuestra la tragedia del avión surcoreano".

El presidente también incidió en las diferencias entre Este y Oeste al señalar que "lo que llamamos Oeste es una alianza de Gobiernos, la mayoría de ellos democráticos y todos ellos orgullosos de su independencia. Lo que llamamos Este es un imperio dirigido desde el centro que es Moscú".

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