The Stranglers, dos cansados
La noche del jueves no fue buena para los Stranglers. Para empezar, el insoportable calor de Rock-Ola era digno del peor crematorio. En un ambiente sofocante resulta difícil apreciar cualquier tipo de música, máxime si los músicos tocan tan sólo para salir del paso. Y éste fue el casó de los Stranglers.En 1977 sacaron sus dos pruimeros elepés. Rattus Norvegicus y No more heroes. Desde esa fecha, en la que hacían un rock bastante violento, han evolucionado a ritmo de vals hacia la sofisticación y la elegancia romántica de Feline, su último trabajo. Con un historial tan magnífico, su concierto prometía maravillas. Sin embargo, salieron a escena como sin ganas.
En vez, de cantar, las palabras se les caían de la boca. Especialmente, al guitarra Hugh Cornwell, que musitaba susurros. Los trabajos de Jean Jacques Bumel y Jet Black, al bajo y la batería, estuvieron correctos.
Para olvidar la desidia de los estranguladores pelmazos, recordaremos que en la misma sala se presentó unas noches antes, casi clandestinamente, ante, algunos centenares de devotos, el que fuera inventor y cantante del grupo británico Magazine: un señor llamado Howard Devoto.
El concierto de Devoto fue pop sin más. Canciones que cuentan una historia y melodías perfectamente legibles. Una música fuertemente marcada por el referente de la Velvet Underground, con incisos de foIk-rock californiano y simpáticos guiños a Dire Straits.
Babelia
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