La evolución de los precios de los alimentos, principal factor en el descenso de la inflación
El comportamiento seguido por los precios de los productos alimenticios en lo que va de año, manteniendo incrementos reducidos en los últimos meses, supone la mayor aportación a los esfuerzos que se están realizando por frenar la subida del índice de precios al consumo por encima de las previsiones iniciales del Gobierno. Con los datos correspondientes a julio, la media anual de inflación se ha colocado en el 10,3%; el subgrupo de alimentación, bebidas y tabacos contabiliza en este mismo período un incremento del 6,4%, mientras que el resto de productos ha tenido una subida general del 12,4%.
La Administración, al fijarse unos objetivos de reducir la inflación en dos puntos en 1983, lo hizo sobre unas previsiones de evolución de la peseta respecto a las divisas extranjeras, especialmente el dólar, una caída en el precio del petróleo y estableció unos criterios de fijación de los precios de los productos agrarios sujetos a regulación de campaña como complemento a toda la actividad antiinflación. La evolución de los datos correspondientes al índice de precios al consumo (IPC) de los siete primeros meses del año refleja una clara disminución en el crecimiento de los precios del grupo alimentación y una caída bastante menor en el correspondiente a no alimentación. Mientras que el índice general ha subido 5,6 puntos, con un descenso sobre enero-julio de 1982, de 3,6 puntos, el índice de alimentación ha crecido el 3,6% -6,2 puntos menos que en el año pasado- y el de no alimentación se ha colocado en el 6,6%, con un descenso del 1,5%.Las previsiones sobre el tipo de cambio de la peseta se han visto desbordadas por la continuada escalada del dólar en los mercados internacionales, lo que ha introducido cuantiosas elevaciones de precios en los productos importados y ha llegado a anular la reducción del precio, en dólares, del barril de petróleo.
Los precios de los productos agrarios sometidos a regulación de campaña, 17 productos que ejercen una influencia notable sobre el resto, fijados por acuerdo en un 9,7% más que en la campaña anterior, a los que se sumaban diversas contrapartidas, están siendo el mayor apoyo al descenso de la tasa de inflación. Los precios de los alimentos tienen variaciones estacionales fuertes, con picos alcistas en los meses de verano.
Subida nula en julio
Dichas elevaciones se suelen explicar por la entrada en el mercado de frutas y hortalizas, que tienen un peso considerable en el comportamiento del conjunto de los precios de alimentación, y por el aumento de demanda, consecuencia del mayor número de consumidores al coincidir con la temporada alta turística. En este año, estas dos causas no han tenido apenas repercusiones y así, en junio, los precios de alimentación crecieron el 0,4%, y en julio, último mes del que se tienen datos, la subida fue nula.No obstante esta buena evolución, que ha permitido que la inflación en los últimos 12 meses se haya colocado en el 10,3% cuando para finales del año se preveía en el 12%, hay algunos síntomas de que algo podría torcerse, ya que los precios testigo y de referencia de julio y agosto de algunos de los principales productos ganaderos indican una cierta subida; el cordero ha subido, aunque dado su carácter estacional se espera que en los próximos meses inicie un descenso hasta las Navidades; el precio del añojo ha subido desde el mes de junio, por la intervención del FORPPA y la entrada en vigor del nuevo precio correspondiente a esta campaña, aunque su crecimiento anual se mantiene por debajo del aprobado. El precio del porcino es el que está teniendo una peor evolución, con un incremento del 14% en lo que va de año. A pesar de ello, en medios de la Administración se considera que el comportamiento de los precios de los productos alimenticios no se va a disparar.
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