José Carreras entre la ópera y la canción

Anteayer comenzó en Madrid la nueva temporada musical. Le dio tono y temperatura la voz cálida del tenor José Carreras, una de las grandes figuras de la lírica actual. Desde hace algún tiempo, José Carreras alterna sus personajes verdianos, donízzettía nos o puccinianos con el cultivo de la canción española de con cierto y, en ese sentido, la selección ofrecida en su recital del jueves fue bien significativa. Manuel de Falla, el gran modelo, con sus sietekanciones popularer, Joaquín Turina, poético y menos sevillano de lo que suele manifestarse en otras partituras, nos llegó en sus melodías sobre Campoamor; Mompciu hizo maravillas de belleza y originalidad en su ciclo Combat del somni, sobre poemas de Josep Janés, como Eduardo Toldrá dio con la clave musical del Cantícel, de Carner. Las dos canciones de Ernesto Halffier representan dos momentos de su biografila: el juvenil (La corza blahca, sobril Alberti) y el portugués (Fado).Dos autores argentinos, uno de Buenos Aires y otro de Santa Fe Alberto Ginastera y Carlos Guastavino, continuaron al otro lado del océano el nacionalismo ensayado con tanto éxito entre nosotros a Partir de Felipe Pedrell.Todos y cada uno de los autores significan una diversidad de mensajes y significaciones sólo abordables por un intérprete de honda formación y sensibilidad musical. De ello dio prueba Carreras, así como de una dicción magnífica y un fraseo de gran belleza, renuente a cualquier exceso. La dedicación de un divo a la canción supone un acto de renuncia, pues el gran triunfo, como comprobamos una vez más, lo concedió el público tras la impetuosa versión de romanzas de zarzuela, y Carreras podría haber permanecido cantando todo lo que hubiera querido. Es importante este desbordamiento, y casi diría que el arte lírico se alimenta de él. Sin embargo, me interesa sobremanera cuanto Carreras hizo con Mompou o la solución dada a ciertas canciones de Falla, por no hablar del aire popular del Fado o de la concentración expresiva del Canticel. Carreras posee inteligencia y posibilidades para dejar correr su voz plena de mordente o para recogerla y aconcharla en torno a un breve poema musical.