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"Recibí la orden de derribar al avión surcoreano", declara el piloto soviético

La televisión soviética presentó ayer por la noche al piloto que derribó el pasado 1 de septiembre al Boeing 747 sureoreano. El aviador, cuyo nombre no fue revelado, confirmó durante la breve entrevista que "recibió la orden" de derribar al avión, informa France Presse desde Moscú."Recibí la orden, una orden clara y terminante", declaró textualmente , sin confirmar, sin embargo, que esa orden había sido ejecutada.

La televisión soviética presentó, en su programa informativo de la tarde, a tres pilotos que participaron en la operación que condujo al derribo del avión cerca de la isla de Sajalin.

"Realicé una serie de giros con mi aparato" con el fin de prevenir al avión surcoreano, afirmó el piloto soviético. "Podría haberme respondido y aterrizar sobre un aeródromo soviético, pero prosiguió su vuelo sin cambiar su ruta", agregó el piloto soviético.

Por su parte, el mariscal Dimitri Ustinov, ministro de Defensa de la URSS, declaró ayer que Occidente -o, más exactamente, "los círculos ultrarreaccionaríos- de la burguesía monopolista de " países capitalistas avanzados"- intentan "resolver, obviamente, con métodos militares la disputa histórica entre socialismo y capitalismo", informa Félix Bayón desde Moscú.

Después de 10 días de intensa crisis en las relaciones Este-Oeste, el ministro de Defensa de la URSS y miembro titular del Politburó, mariscal Dimitri Ustinov, resumía con estas palabras el pasado viernes por la noche la situación internacional en un discurso pronunciado en la ciudad soviética de Sebastopol, durante los actos que se han celebrado tras la concesión a esta ciudad de la Orden de la Revolución de Octubre.

Así, la principal jerarquía inifitat soviética tomaba la palabra semana y media después de que el jumbo surcoreano fuera derribado con 269 personas a bordo y se creara con ello una grave crisis intiernacional.

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La Prensa soviética -que rara vez encabeza sus informaciones con frases tan rotundas como estas, y prefiere, emboscarlas casi siempre al final de sus artículos- abría ayer su información sobre el discurso de Ustinov con esta misma cita, como si fatalmente el estallido de una nueva guerra mundial fuera tan inevitable como la llegada del otoño.

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