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Entrevista:

"Cuba debe participar en el esfuerzo por la paz en Centroamérica"

Declaraciones del presidente de México a EL PAIS

Pregunta. ¿Cuál es la posición de su Gobierno respecto a la situación actual en Centroamérica?Respuesta. México está muy preocupado por el problema centroamericano, fundamentalmente por la tensión que existe entre Honduras y Nicaragua y la situación de El Salvador, cuya violencia no solamente se ha mantenido, sino que tiende a aumentar. Creemos que el clima de violencia que existe allí es un producto del subdesarrollo en todos sus aspectos, por ello México se ha opuesto a que se pretenda resolver el problema de Centroamérica con base en la fuerza, en el reforzamiento de la posición, militar de las partes. Una solución negociada, ésa es la sustancia que animó a México a formar, junto con otros tres países del área, el llamado grupo Contadora, que ha venido consolidando su congruencia interna y sirviendo, no cabe duda, para detener en sus aspectos más agudos la amenaza de una guerra regional. No hemos avanza do espectacularmente, pero hemos logrado que las partes involucradas en el conflicto dialoguen entre sí, y esto me parece que es importante. Hemos conseguido una distensión entre Nicaragua y Costa Rica, y el diálogo de Nicaragua con los gobiernos de Honduras, El Salvador y Guatemala. Hemos exhortado también a Estados Unidos y Cuba a que se sumen a estos esfuerzos de paz. Los dos han respondido en principio positivamente, pero sentimos insatisfacción por los resulta dos concretos.

P. ¿Cómo son las relaciones con Washington en este punto?

R. Evidentemente, ha habido diferencias de enfoque. Nos preocupa la tendencia que existe en Estados Unidos de ver en la solución militar el arreglo del problema. Por lo demás, la relación de México y Estados Unidos se ha venido madurando a través de períodos difíciles y a veces dolorosos, pero que le permiten a México, con base en una política exterior independiente, ser muy franco. México, por razones históricas, ha tenido que hacer se especialista en tratar a Estados Unidos: y creo que tenemos un buen nivel de comunicación. En mi reciente reunión con el presidente Reagan el problema de Centroamérica fue uno de los puntos que se trataron. No resultó de la conversación, como es público, un arreglo específico sobre las cuestiones de Centroamérica, pero sí la ratificación de ambas partes de buscar la solución negociada y diplomática y evitar la intervención militar. Un gran número de países ha mostrado, además, su apoyo explícito a la acción del grupo Contadora. Yo aprecio mucho, particularmente, la actitud de Felipe González, que se ha mostrado un verdadero latinoamericanista y ha actuado para coadyuvar al encuentro de una solución pacífica y evitar el conflicto bélico.

P.¿Piensa usted que hay solución al conflicto sin una participación de Cuba en el diálogo?

R. Cuba debe participar en el esfuerzo por la paz en Centroamérica . No cabe duda que La Habana ha mostrado una simpatía clara respecto al Gobierno sandinista en Nicaragua. Está colaborando ampliamente con, él. Y también -lo ha expresado recientemente el comandante Fidel Castro- piensa que la guerrilla salvadoreña debe ser una parte que tiene que ser tomada en cuenta en las negociaciones internas de El Salvador. La comunidad americana, incluyendo en ello la parte latinoamericana y la de Estados Unidos y Canadá, deben de hacer el mayor esfuerzo por incorporar a Cuba al diálogo de los países americanos, Cuba ha demostrado buena disposición para hacerlo, pero no es fácil lograrlo a corto plazo. El enfrentamiento entre Estados Unidos y Cuba ha sido tradicional y es difícil establecer el contacto, pero creo que está en el interés de los países del continente americano restablecer la inclusión de Cuba en las negociaciones. Los países latinoamericanos no somos potencia militar, ni aspiramos a serlo. En consecuencia, lo que nosotros usamos en nuestras relaciones internacionales es la fuerza de la razón y el derecho, porque no tenemos, ni queremos, la fuerza de las armas.

P. Sin embargo, Estados Unidos diría que Cuba sí es una potencia militar.

R. Desde luego.

P. Por eso, después de su entrevista con el presidente Reagan, ¿piensa que hay signos de variación de la actitud de Estados, Unidos o que la situación está estancada en este punto?

R. El presidente Reagan tiene la impresión de que el conflicto centroamericano deriva, fundamentalmente, de un deseo de ampliación de esferas de influencia del bloque comunista, que incluye, desde luego, a Cuba. Existe una gran desconfianza entre Estados Unidos y Cuba y entre Estados Unidos y Nicaragua. Esta desconfianza se tiene que vencer con actitudes de ambas partes, que sean base de negociaciones honorables y firmes.

P. ¿Cuál es el balance de su política de austeridad frente a la crisis?

R. La situación económica es todavía muy difíciI. Mi Gobierno afrontó una situación realmente grave, que se puede resumir en ciertos datos: una inflación de alrededor del 100% anual. Los dos primeros meses de mi Gobierno tuvieron tasas mensuales de inflación de más del 10%. El crecimiento económico se ha paralizado. Este año vamos a tener una economía cuya producción será menor que la del año 1982. Teníamos un serio problema en las relaciones económicas con el exterior, derivada esta situación de una falta casi total de divisas y la interrupción de la capacidad de México para cumplir sus compromisos de la deuda externa. Teníamos un problema de descontrol de nuestra política cambiaria. El control de cambios que se estableció en México a partir del 1 de septiembre del año pasado tuvo resultados exactamente contrarios a los que se buscaban. El mercado se escapó del control de las autoridades monetarias, se trasladó al sur de Estados Unidos y empezó a proliferar el mercado negro en el territorio nacional. Tuvimos que afrontar la situación con un programa muy enérgico de reordenación económica. Austeridad se le puede llamar también. Me parece que no había otra opción. Como he señalado en mi primer enfoque de gobierno, la crisis sigue presente. Pero está sujeta a control, sobre todo en sus aspectos más graves: en julio hemos disminuido a la mitad la tasa inflacionaria en términos mensuales. Pero sigue siendo muy alta, sigue deteriorando el nivel de vida. Hemos paliado esta tendencia deteniendo la picada que traíamos en la situación de empleo. Según las estadísticas más fiables, el empleo se ha mantenido prácticamente igual a como recibimos el problema en el mes de diciembre, hasta con un ligero incremento. Hemos sujetado a control la política cambiaria y se ha hecho un ajuste en la balanza comercial. Reestructuramos la deuda externa con sus vencimientos a corto plazo. México está readquiriendo su crédito externo y hemos obtenido líneas de financiamiento internacional que nos permiten disponer de 5.000 millones de dólares netos durante 1983.

P.¿Y en cuánto a la lucha contra la corrupción?

R. El ataque a la corrupción fue una demanda política sentida, mayoritaria, en una campaña electoral. Pero ha habido cierta exageración del problema. Se piensa que la corrupción es la causa fundamental de los problemas económicos y sociales que confrontamos. Casi hay la sensación de que hay una relación de uno a uno. Yo creo que no es así, la crisis es mucho más compleja, y sería un error lamentable creer que con corregir fenómenos de corrupción se va a superar. Yo tengo el mandato popular de la "renovación moral de la sociedad", que he llamado así para. no dar simplemente la sensación de una exigencia de responsabilidades del pasado. Reformamos la Constitución del país. Dimos nuevas bases para fijar las responsabilidades de los funcionarios. Hemos afinado los sistemas de control de gestión del sector público, estableciendo prohibiciones para que los funcionarios puedan beneficiarse de su puesto en sus negocios privados, o que designen parientes en la esfera de su influencia. Cuando mi Gobierno ha tenido pruebas para presumir la responsabilidad penal, legal o administrativa de funcionarios, ya sea anteriores o actuales, hemos procedido en los términos de ley. Cuando no hemos encontrado estas pruebas, no. La gente a veces pide más castigos, señala, inclusive, culpables. Pero mi Gobierno en esto ha sido muy serio y va a seguir siendo muy serio. Solamente en los casos que hay pruebas suficientes para determinar una presunta responsabilidad, se ejercerán las acciones correspondientes.

P. ¿Hay ahora en México una polémica sobre la eventualidad de una ley que despenalice el aborto? ¿Está relacionado este proyecto con el problema de la acusada superpoblación del país?

R. En realidad no hay una ley sobre el aborto, sino que estamos modernizando varias partes de nuestro sistema jurídico. Uno de ellos es el Código Penal. En el anteproyecto, que todavía no es una iniciativa del ejecutivo, existe una tendencia despenalizadora respecto al aborto. Es un tema muy, delicado, y he querido que haya una amplia discusión pública sobre: el particular, antes de que el ejecutivo llegue a su propia tesis. Pero mi Gobierno no ve al aborto como un medio de controlar el crecimiento de la población. Yo, en lo personal, considero que el aborto es un hecho lamentable. Por lo demás, México está preocupado por moderar el crecimiento demográfico, que llegó a tener tasas anuales de campeonato mundial (más del 3,5%) en la época de los 60. A partir de 1973, el Gobierno mexicano adoptó una política de planificación familiar apoyada por el Estado, pero sobre la base de la libre decisión de la pareja y del respeto a la dignidad humana. El retraso que México tiene en muchos aspectos se debe a que no hemos sido capaces de absorber con eficacia el aluvión demográfico. Recuerdo que en 1940 se hizo famosa la publicidad de una cerveza, diciendo que "20 millones de mexicanos no podían estar equivocados". Estamos ahora, en 1983, con una nación de 75 millones de habitantes. Ya somos el primer país hispanoparlante del mundo. En 1982, según los mejores datos, la tasa de incremento demográfico fue del 2,4%. Mi gobierno se propone para 1988 bajar al 1,9%, con objeto de llegar al año 2000 con una tasa de 1%. Pero insisto en que no considero que el aborto sea uno de los medios para la planificación familiar.

P. En España se acusa de proteccionismo a México, lo mismo que México acusa de proteccionismo a Estados Unidos. ¿Cómo piensa que han de evolucionar las relaciones entre nuestros países?

R. En los últimos años la relación comercial y general con España ha tenido un crecimento sorprendente. Hasta antes de la crisis, desde el momento en que se reanudaron las relaciones diplomáticas, los intercambios crecieron en 12 veces. Mi Gobierno quiere mantener esta tendencia de una mayor cooperación con España.

A corto plazo hemos pedido comprensión. No creo que las medidas que estemos tomando puedan interpretarse como proteccionistas, sino de control de las muy escasas divisas que tenemos para nuestras transacciones comerciales y financieras.

En la medida en que vayamos superando esta escasez podremos ser más abiertos en nuestro comercio internacional. Pero subrayo que no es una actitud proteccionista en el sentido tradicional del término, sino que son controles de emergencia ante una escasez grave de divisas.

Yo creo que en el aspecto económico hay grandes posibilidades, hay complementariedad de las economías, hay tecnología española, que es más apropiada para México que la de países más avanzados y, sobre todo, hay una cosa que nos favorece mucho: existe un gran afecto entre los dos pueblos y eso facilita las cosas.

No se trata tan sólo de pesos y centavos, sino de una relación humana que siempre ha existido, a pesar de la interrupción tan larga que tuvimos en nuestras relaciones diplomáticas.

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