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Reportaje:

Voluntarismo e improvisación suplieron la falta de planes de emergencia en las inundaciones de Vizcaya

10.000 pesetas de presupuesto y carencia absoluta de medios de la Protección Civil

Con un presupuesto, hasta hace cuatro meses, de 10.000 pesetas al trimestre sin vehículos ni otros materiales de salvamento -en especial lanchas Zodiac- propios, y con una red de transmisiones insuficiente, la Proteccion Civil de Vizcaya, que agrupa hoy a unos 500 voluntarios y que estaba empezando a estructurarse, tuvo una actuación de total entrega en las inundaciones de la semana pasada, en las que debió suplir la falta de organización y los medios con el voluntarismo y la improvisación. Un enviado especial de EL PAIS a Vizcaya realizó el siguiente informe.

JAVIER ANGULO

ARANGUREN

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La precariedad de medios de la Protección Civil en Vizcaya resulta aún más alarmante si se analiza en el contexto de las inundaciones habidas el viernes de la semana pasada. Un hecho suficientemente expresivo se produjo en la tarde-noche de la tragedia, cuando en Bilbao y en otras localidades de Vizcaya se hacía preciso realizar operaciones de auxilio y rescate por medio de embarcaciones -el Casco Viejo de Bilbao y algunos pueblos estaban anegados por las riadas-, Protección Civil no tenía a su disposición ninguna lancha ligera. Fue precisa una orden de requisa del gobernador para que se rompieran las lunas de una tienda de material deportivo y camping situada junto al Gobierno Civil para sacar de ella tres o cuatro embarcaciones tipo Zodiac que estaban expuestas.Luego llegaron dos lanchas propiedad de miembros de Protección Civil de Vizcaya y tres más de Salvamento y Socorrismo del municipio de Guecho, que se utilizaron en la evacuación del Casco Viejo de Bilbao. La carencia de remolques para este tipo de embarcaciones obligó a desplazarlas hasta los lugares de actuación atadas como se pudo con cuerdas a jeeps de la Guardia Civil o de la Policía Nacíonal. El propio jefe provincial de Protección Civil de Vizcaya, Jesús Pérez, sus colaboradores y patrullas tuvieron que usar coches zeta de la policía o jeeps de la Guardia Civil para desplazarse a los puntos en que eran requeridos.

"Cuando me hice cargo de la jefatura de la Protección Civil de Vizcaya hace cuatro meses", afirma Jesús Perez, "el presupuesto era de 10.000 pesetas al trimestre, que ha sido multiplicado por 300 por el gobernador civil, que ha ido trampeando para hacerse cargo de gastos mínimos". Jesús Pérez, el único miembro del cuerpo que cobra sueldo por dedicación plena, recibe al mes una asignación de 50.000 pesetas, que no cubre sus necesidades mínimas, que debe afrontar el PSOE de Vizcaya. Anteriormente, el jefe de Protección Civil de Vizcaya, trabajador en una empresa, se encargaba del dispositivo de seguridad del PSOE de Euskadi.

En período de organización

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En los últimos meses, Protección Civil de Vizcaya había logrado agrupar a unos 500 voluntarios repartidos en organizaciones municipales creadas en Santurce, Portugalete, Sestao, Ortuell a, San Salvador del Valle y Galdácano, y en las que estaban en fase de constitución en Carranza y Zalla. Del total, únicamente 60 miembros pueden considerarse profesionales de la protección civil, pese al carácter estrictamente voluntario de su prestación. Se trata del Grupo Especial de Rescate (GER), directamente dependiente de un jefe de operaciones.

Tras superar pruebas físicas de aptitud, habían sido preparados con cursillos obligatorios e intensivos en buceo, rescate, primeros auxilios y transmisiones, y otros voluntarios de psicología de catástrofes o topografía. El GER contaba además con un subgrupo de unos 100 hombres, aspirantes, que empiezan a desarrollar servicios sin pasar pruebas.

Una treintena de miembros del GER que cuentan con transmisores -20 de ellos son propiedad de Protección Civil- permanecen permanentemente en conexión con una central de transmisiones situada en una reducidísimo despacho del Gobierno Civil de Vizcaya, con dos estaciones, para conexiones con los centros de Protección Civil de España miembros del GER, y tres emisoras de reducido tamaño. Las transmisiones son acaso el único servicio de Protección Civil de Vizcaya que cuenta con algunos medios, que resultan claramente insuficientes a la vista de lo que sucedió el viernes de la semana pasada.

La falta de fluido eléctrico dejó inservibles los repetidores y hubo que usar transmisores portátiles particulares, muchos de los cuales quedaron inservibles por la lluvia o el fango que soportaron los efectivos de Protección Civil que iban acudiendo a diversos puntos de Vizcaya desde sus localidades y, en casos aislados, desde Bilbao. Sólo pudo funcionar a medio gas la red de emergencia de los radioaficionados -agrupa a unos 150-, que se estaba montando en los últimos meses.

Los efectivos de Protección Civil situados en Bilbao quedaron prácticamente aislados cuando en la noche del viernes las carreteras se inundaron. La falta de vehículos pesados les impidió acudir a otros puntos de la provincia, por lo que su actuación se concentró preferentemente en el Casco Viejo de Bilbao

"La noche del viernes sentí una enorme rabia, frustración por no poder sacar partido a tantos cientos de voluntarios que carecían de medios y que realmente creo que están bien preparados", recuerda Jesús Pérez. "Yo veía en aquellos momentos que con medios propios se hubieran podido atender muchos más servicios y llegar a más lugares. Estábamos pendientes de que hubiera disponibles coches zeta de la policía o de la Guardia Civil para poder cubrir servicios. No teníamos buzos ni botas para dotar a nuestros efectivos y a los voluntarios".

Con todo, los miembros habituales de Protección Civil de Vizcaya, a los que se sumaron cientos de voluntarios, realizaron una la-

Voluntarismo e improvisación suplieron la falta de planes de emergencia

Viene de la página anteriorbor inestimable dada la precariedad de medios, que suplieron con grandes dosis de voluntarismo y entrega. Protección Civil de Vizcaya jugó, con su centro de transmisiones, un papel destacado en la coordinación de las actuaciones de Policía Municipal y bomberos, Guardia Civil y Policía Nacional en las primeras horas de la tragedia ya que las transmisiones de la Guardia Civil fallaron en momentos porque se inundaron los cuarteles o dejaron de funcionar los repetidores.

Sin planes de actuación

La riada cogió por sorpresa a todos. El Ayuntamiento de Bilbao no tenía esbozado un plan para un caso de inundación de la ciudad o de evacuación parcial de su población. Tampoco el Gobierno Civil contaba con un dispositivo de actuación diseñado previamente para catástrofes de magnitud. Hubo, una vez más, que improvisar. Protección Civil de Vizcaya tenía preparado un plan de evacuación del aeropuerto de Sondica y otro plan para caso de inundación de Bilbao, pero este último no sirvió porque estaba diseñado con datos de las inundaciones habidas en la capital en 1975, mucho menos graves que las del viernes de la semana pasada.

A partir de las ocho de la noche, los ríos de Vizcaya -y en especial el Nervión-, sobrecargados por las lluvias torrenciales, se desbordaron y la situación se hizo incontrolable en Bilbao y gran parte de la provincia. La Junta de Protección Civil (integrada, entre otros, por el gobernador civil de Vizcaya, mandos de la Guardia Civil, Policía Nacional y la Ertzaina, Protección Civil y un concejal del Ayuntamiento de Bilbao), empezó a tomar decisiones desde las cuatro de la tarde, en que fue convocada por el gobernador civil.

"La primera estructura de actuación que se dibujó estaba íntimamente dirigida a cubrir las peticiones de auxilio, que a partir de las ocho de la noche se sucedían", recuerda el gobernador civil de Vizcaya, Julián San Cristóbal, quien dirigió las operaciones hasta que se puso a las órdenes del lendakari Garaikoetxea. "Lo que hicimos fue chequear la situación de lugares donde había emergencias con la información que nos llegaba por diversos canales, e intentamos determinar cuál era el mejor método de socorro. Actuábamos sobre la marcha. Nuestra primera preocupación era auxiliar a la gente, rescatarla, llegar a los sitios con vehículos todo terreno, jeeps, furgonetas y lanchas. No teníamos un inventario claro de los efectivos de que disponíamos ni una idea clara de qué era lo que estaba pasando en algunos lugares".

"Las emergencias, de las que teníamos conocimiento a través de las transmisiones de Protección Civil o Guardia Civil", añade, "se resolvieron, lo mejor posible, con efectivos de dichos cuerpos, policías municipales, bomberos y Cruz Roja bastante bien, teniendo en cuenta que faltaba la luz y que las carreteras estaban cortadas y se perdieron, en algunos momentos, las comunicaciones con cuarteles de la Guardia Civil. Se podrá decir que hemos tardado en llegar a algunos sitios, pero hay que destacar que, pese a la magnitud de la catástrofe, no se ha producido ninguna muerte, que sepamos, por falta de auxilio o por ineficacia. Los muertos y desaparecidos se produjeron en las primeras horas de la tragedia, al ser directamente arrastrados por las aguas".

"Pero sin la actuación decisiva del Ejército -cuya intervención solicité al capitán general de Burgos a las nueve de la noche del sábado-", afirma San Cristóbal, "no se habría podido realizar la cuarta parte de las labores de rescates de última hora, restablecimiento de transmisiones y comunicaciones y de abstecimiento. Con sus efectivos fue posible controlar la situación".

La Protección Civil,

informatizada

El Gobierno vasco tiene ya prácticamente montado un sistema para asumir las competencias en materia de protección civil, que aún no le han sido transferidas por la existencia de un conflicto de interpretación del artículo 17 del estatuto vasco. De acuerdo con dicho precepto, el Gobierno central considera que la protección civil -término que no aparece expresamente citado en dicho texto- es una de las funciones de carácter extracomunitario que se reserva el Estado, en tanto que el Gobierno vasco la considera asumida en la referencia que se hace en el mismo artículo a la competencia de la policía autónoma "para la protección de las personas y bienes".

Ricardo Olabegoya, arquitecto, con experiencia adquirida al frente del parque de bomberos de Barcelona y en cursos en diversos países, se encarga de lo que será la Protección Civil del Gobierno Vasco, cuya infraestructura ha sido ya utilizada en las recientes inundaciones. "A través de las transmisiones de la Ertzaina, que funcionaron día y noche sin fallos", señala, "se coordinaron desde la mañana del viernes, en las instalaciones que tenemos en Bilbao, las actuaciones de todos los efectivos de Tráfico -que ayudaron también en tareas de rescate y abastecimiento-, de personal de Obras Públicas -con maquinaria para las carreteras cortadas- y de la plantilla de Sanidad - para hacer frente a las necesidades hospitalarias y de atención sanitaria que pudieran darse- Coordinamos nuestras intervenciones en aquellas áreas que son de nuestra competencia con las que se iban decidiendo en el Gobierno Civil, y aunque se produjeran algunas duplicidades de intervenciones, creo que el resultado fue positivo."

Para quien la va a controlar en el futuro, el sistema de la Protección Civil no debe basarse en un batallón de voluntarios mejor o peor preparados y dotados de buenos medios, sino en la concreción de un dispositivo que permita conocer cuáles son los servicios y efectivos con que se cuenta en un supuesto de accidente, incendio o catástrofe para utilizarlos de la forma más rápida, racional y efectiva. "Se trata", afirma Olabegoya, "de crear un sistema de protección civil en que los servicios tengan su lugar, su función precisa y su relación con el resto de servicios, para evitar duplicidades de intervención. No vamos a intervenir en la creación de servicios, sino que propondremos a las instituciones de la comunidad que lo hagan para cubrir deficiencias estructurales. Es el caso del servicio provincial de bomberos de Guipúzcoa, que no existía, y se creará por iniciativa nuestra".

Para hacer posible ese plan, está ya prácticamente montado en los locales del Gobierno vasco en Bilbao un costoso sistema de informática en cuya memoria se va acumulando un inventario de carencias y, al mismo tiempo, de efectivos y material disponible en los distintos servicios públicos -bomberos, policías municipales, Ertzaina, personal sanitario, obras públicas, entre otros- para casos de incendios, accidentes o catástrofes.

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