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Consecuencias de las inundaciones en el norte de España

Garaikoetxea agradece públicamente la ayuda moral y material "de todos los pueblos del Estado"

A la batalla de la mera supervivencia, saldada, por lo que a Vizcaya se refiere, con el balance, todavía provisional, de una treintena de muertos y otros tantos desaparecidos, ha sucedido la de la recuperación del pulso vital, cuyo primer reto es el de la salud pública. El lendakari Garaikoetxea agradeció ayer públicamente "la entrega abnegada de cuantos vienen colaborando en la superación de los efectos de la catástrofe", así como la ayuda material y moral recibida de todos los pueblos del Estado". Garaikoetxea resaltó también "el espíritu de solidaridad humana que está presidiendo este empeño, por encima de cualquier divergencia política o ideológica".La apertura, ayer, tras varios días de suspensión, de la bolsa de Bilbao, cuyas sesiones se celebraron, sin embargo, a la luz de las velas , constituye un símbolo de la situación que actualmente se vive en Vizcaya. En condiciones todavía precarias, los ciudadanos se esfuerzan por aparentar normalidad y se afanan en las tareas de reconstrucción.

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Una docena de equipos recorre desde ayer los mercados y establecimientos de alimentación recogiendo, en grandes camiones, los residuos, especialmente cárnicos, cuya descomposición, acelerada por las elevadas temperaturas, constituye el principal peligro actual para la salud pública. Para la tarde de hoy se espera haber finalizado dicha tarea, en la que serán recogidos 500.000 kilogramos de productos orgánicos perecederos, los cuales serán, según las condiciones, bien incinerados, bien sepultados en fosas y cubiertos con cal viva.

Un total de 200.000 folletos con normas de higiene y sanidad comenzaron a ser distribuidos ayer a la población. Fueron reforzadas las líneas de suministro de agua por algibes a los barrios y localidades cuyas conducciones resultaron más afectadas. El riesgo de epidemias era considerado ayer por el consejero vasco de Sanidad, Xabier Aguirre, como muy escaso, aunque se recomendaba la administración de la vacuna antitetánica a las personas que realizan tareas de limpieza y desescombro. Entre 12.000 y 15.000 vacunas de este tipo habían sido ya administradas en Bilbao, pero se necesitaban dosis suplementarias en Bermeo. La Generalitat de Cataluña hizo llegar ayer al Gobierno vasco 10.000 dosis.

Problemas de vivienda

En Bilbao se ultimaba, no sin dificultades, el censo de personas con problemas de vivienda. Un millar y medio de personas recibió alojamiento en las instalaciones habilitadas, a partir de la noche del sábado, en varios centros de enseñanza de la capital, pero se desconocía el número de personas que, imposibilitadas de regresar a su hogar destruido, permanecían acogidas en casas particulares. En Baracaldo, el ayuntamiento requisó y repartió gratuitamente a la población el contenido de un camión de botellas de agua mineral que su propietario trataba de vender, aprovechándose de la situación, a precios abusivos.Antxon Garay, presidente de la cofradía de pescadores de Bermeo, denunció ayer la actitud de algunas fábricas conserveras del litoral cantábrico, que pretendían aprovecharse de la situación pagando al 60% de su valor el pescado capturado por la flota local que faenaba en aguas del Cantábrico cuando se produjo la catástrofe y hubo de regresar precipitadamente a puerto. Garay informó que concretamente se ofrecían 150 pesetas por kilogramo de bonito, siendo así que la semana anterior se pagaron hasta 240 pesetas el kilogramo, por lo que pidió la intervención de la Administración para evitar "que, además de lo que nos ha caído encima, tengamos que padecer tales abusos".

La actitud de la población en las localidades costeras -que figuran entre las más castigadas por la catástrofe- fue de una extraordinaria serenidad y sangre fría. La mayor preocupación de los pescadores de Elantxobe, pueblo que todavía ayer permanecía incomunicado por carretera y en el que se produjeron varios derrumbamientos de casas, fue la de acudir en auxilio de Bermeo ante las primeras noticias, difundidas por radio, que hablaban de la práctica desaparición de dicha localidad. Dos pesqueros salieron de Elantxobe, en pleno temporal, en dirección al puerto vecino, para tratar de ayudar a sus habitantes. Por lo demás, cuando llegaron a Elantxobe las primeras patrullas de socorro y preguntaron cuáles eran las más urgentes necesidades, se les respondió que no necesitaban nada, que ya se arreglarían y que más valía que se canalizasen las ayudas hacia otras poblaciones que creían en peor situación.

A su vez, la mayor preocupación de los bermeanos fue la de hacer llegar, mediante la emisora de la Cruz Roja y las de los pesqueros amarrados en puerto, noticias tranquilizadoras a la parte de la flota que permanecía faenando en alta mar.

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