Licio Gelli ordenó, tras su fuga de la cárcel suiza, asesinar a Patricio Kelly

La primera orden que dio el gran maestre de la logia italiana Propaganda Dos (P-2), Licio Gelli, tras su fuga de una cárcel suiza, fue la de buscarlo y asesinarlo, manifestó ayer Patricio Kelly, ex dirigente nacionalista argentino.Según Kelly, acudirá al palacio de Justicia para completar la declaración sobre su secuestro, ocurrido el miércoles pasado, ante el juez Lucio Somoza.

Horas más tarde recibió a los periodistas para decir "toda la verdad" sobre este episodio.

Sugirió además que durante su entrevista de más de una hora, celebrada el sábado pasado, con el nuncio apostólico, monseñor Ubaldo Calabresi, puso en manos del representante del Vaticano informaciones relacionadas con su secuestro y con las denuncias que ha formulado últimamente.

Kelly declaró ayer ante el juez Salvi en el caso Branca, por el que está detenido el almirante Emilio Massera, y en una querella interpuesta contra él por supuestas amenazas a Marta Rodríguez McCormack, principal testigo en este caso.

Asimismo testificará ante el juez Dibur en relación con la logia P-2 y sus denuncias contra la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), así como ante el juez Germome, por el asesinato del publicista Marcelo Dupont.

Según Kelly, las declaraciones que formulé ante el juez Somoza el pasado jueves, tras reaparecer después de haber permanecido 16 horas secuestrado por desconocidos, "están viciadas de nulidad", porque "fueron hechas en presencia de dos comisarios personales del radio de acción donde fue cometido el delito".

Kelly criticó al juez Somoza, que investiga el episodio, porque en declaraciones a periodistas consideró "confuso" todo el suceso.

Patricio Kelly aseguró que lo que es "confuso" es que un hombre disfrazado de coronel secuestre a una persona en lugar público a punta de ametralladora, ante la presencia de un coche-patrulla de la policía, cuyos ocupantes no intervinieron.

Para Kelly también "es confuso" que el juez violara una caja de seguridad a nombre de su hija, en busca de papeles de su propiedad, antes de llamarlo por teléfono para interesarse por su estado de salud tras las lesiones que sufrió durante su cautiverio.