Impresionante despliegue de seguridad en Ginebra ante la conferencia internacional sobre Palestina

Un centenar de países han anunciado su participación en la Conferencia Internacional sobre Palestina que, bajo el patrocinio de la ONU, se celebrará a partir de hoy y hasta el día 7 de septiembre en Ginebra, en un clima de escaso entusiasmo y en medio de imponentes medidas de seguridad, informa desde la ciudad helvética Martín Polanco. España, Portugal, Suecia y Austria serán los únicos países de Europa occidental que actuarán como miembros de pleno derecho en la conferencia. La delegación española, que estará presidida por el embajador Alfonso de la Serna, se mantendrá en los debates dentro de la política fijada por las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, que considera el tema palestino como un problema de refugiados, según manifestaron a Juan Roldán fuentes diplomáticas españolas.

Los Gobiernos de la Comunidad Económica Europea -exceptuando el de Atenas, que no reconoce el Estado de Israel, y el de la República Federal de Alemania, que se ha negado a participar- estarán representados por diplomáticos de segunda fila y de rango más bien modesto (ministros, consejeros y secretarios de embajada).Las autoridades de Washington y Tel Aviv han rechazado la invitación a participar en la conferencia, aunque oficiosamente Israel se hallará presente en la conferencia a través de una oficina de información que circunstancialmente dirigirá el embajador, Ovadia Soffer.

Adelantándose a los acontecimientos, el diplomático israelí ha advertido que esta cumbre "no hará progresar de ninguna forma ni la paz ni la justicia en Oriente Medio". Para Soffer, el acuerdo de paz firmado entre Israel y Egipto es "el único marco posible de negociación".

Aunque la política del partido socialista y del Gobierno español, expresada en varias ocasiones, se pronuncia por el reconocimiento de una patria palestina y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), como interlocutor representativo de dicha reivindicación en los foros internacionales, las instrucciones dadas en esta ocasión a la delegación española en Ginebra se ajustará estrictamente a la política oficial del Estado español, seguida desde 1967: la de acatar las resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas.

La resolución 242 pedía la retirada de todas las tropas israelíes de los territorios ocupados en la guerra de 1967 (sólo se ha cumplido en el caso del Sinaí), el fin del estado de beligerancia y el reconocimiento de la independencia, soberanía e integridad territorial de cada Estado en el área. La única referencia al tema palestino es la que exige "una solución justa del problema de los refugiados". La 338, aprobada en 1973, refrenda la anterior. La OLP intentará en esta ocasión presentar una irriagen de unidad, dejando de lado sus divisiones interrías, y de ahí que Yasir Arafat haya preferido mantenerse en la retaguardia delegando en su, brazo derecho, Faruk Kadumi, jefe de la diplomacia palestina. Los debates se articularán en torno al derecho a la autodeterminación sin injerencias enterrías, a la independencia y a las soberanías nacionales; el derecho, a establecer su propio estado en Palestina; la posibilidad de estar representados como parte principal en la instauración de una paz justa y durarera; el derecho a volver a sus propios hogares y a recuperar los bienes que les fueron confiscados.