Tercer desalojo de un grupo de jornaleros del SOC de la finca 'El Garrotal'
Como en una secuencia repetida y con carácter cotidiano, un grupo de jornaleros del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), volvieron a ocupar ayer por tercera jornada consecutiva las instalaciones de la finca El Garrotal, en la provincia de Sevilla, siendo nuevamente desalojados por la fuerza pública.La táctica del SOC en este caso, como así lo han anunciado sus dirigentes, va encaminada a ofrecer la imagen de El Garrotal como símbolo de las fincas de la zona de El Coronil (Sevilla) que no están dedicadas a cultivos que generen mano de obra. Esta finca cuenta con una extensión de 300 hectáreas dedicadas a los cultivos de trigo y girasol, y sus propietarios niegan la acusación hecha por el sindicato sobre la idoneidad de estos cultivos de cara a que sean rentables.
El otro sindicato beligerante en estas movilizaciones campesinas de Andalucía, la Federación del Campo de CC OO, se mantuvo expectante en la jornada de ayer, promoviendo algunas asambleas de jornaleros en varias localidades sevillanas, tras los encierros del lunes en los ayuntamientos de 16 poblaciones granadinas. En la provincia de Málaga, y en concreto en la comarca de Antequera, proseguía la marcha iniciada hace unos días por un grupo de afiliados a CC OO de Villanueva de la Concepción, que recorrerá la comarca hasta el próximo sábado.
Las anómalas situaciones que aisladamente se vienen produciendo en la distribución del empleo comunitario tienen estos días un reflejo en la localidad onubense de Paterna del Campo, donde se han producido acusaciones mutuas entre el actual alcalde socialista, Juan de la Cruz del Valle, y su predecesor, José Fernández Jiménez, militante del Movimiento Comunista, por el tema de la corrupción en la distribución de los fondos señalados.
Mientras el actual alcalde afirma poseer documentos que demostrarían la existencia de corrupción durante el período anterior de gobierno municipal, Fernández Jiménez niega tal posibilidad. La situación ha producido cierta crispación entre los habitantes del pueblo, muchos de los cuales dependen del empleo comunitario, desembocando en las últimas horas en amenazas anónimas a la integridad física del actual alcalde y su familia.
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