La semana de los profesores
El V Curso de Música Barroca y Rococó que se está desarrollando en San Lorenzo de El Escorial, patrocinado por la Dirección General de Música del Ministerio de Cultura y la Diputación de Madrid, tuvo la particularidad durante su primera semana de que los profesores participantes mostraron al público sus méritos como instrumentistas en sucesivos conciertos, reflejo de la labor que desarrollan en las aulas de la universidad María Cristina.Las actuaciones profesorales se iniciaron con el cembalista holandés Jacques Ogg, que ofreció una primera parte al clave y una segunda al pianoforte. Excelente de todo punto en la primera -su Chacona, de Storace, fue magistral- acusó ciertas desigualdades del instrumento en la segunda, desdeñables por el interés del repertorio. Cerró con Los sufrimientos de María Antonieta, reina de Francia, de Jan Ladislav Dussek, claro anuncio de muchas cosas del pianismo romántico.
También Mariano Martín, director del curso barroco, cambió de instrumento en su recital del miércoles junto al laudista José Miguel Moreno. Éste también hizo lo propio para acomodarse al repertorio desarrollado por Martín. Una primera parte de flauta de pico y otra de flauta travesera con formaron un muy completo programa. De él cabe destacar la magnífica versión -por calidad de sonido, expresividad y estilo que hizo Mariano Martín en la travesera barroca, de sendas suites de Jacques Hotteterre. José Miguel Moreno le dio un Iimpio y ajustado contrapunto en el continuo de laúd.
Del concierto del jueves hay que elogiar crecidamente la actuación del violonchelista francés Christophe Coin, que tocó con la cembalista Aline Zylberajch. Esta última realizó una gran labor en el continuo, e interpretó, con elegancia y gracia especiales, diversas piezas de Rameau, entre ellas La Dauphine.
Christophe Coin, en actuación estelar, entusiasmó pronto al público que colmaba el Real Coliseo. Con un sonido cálido, técnica prodigiosa y profundo conocimiento del estilo -no en vano Coin ha sido alumno de Savall-, el joven violenchelista normando causó sensación con sus versiones de Geminian.
El trío formado por Montserrat Figueras, Jordi Savall y Ton Koopman (soprano, viola de gamba y clave, respectivamente) brindó el sábado pasado un gran concierto, bien justificativo de la expectación que habían despertado. Ya unidos o en solitario (¡qué alarde de dominio en los matices el de Savall en los Humors, de Hume!), el violagambista catalán y el cembalista holandés dejaron constancia de su gran categoría. Pero, en realidad, Montserrat Figueras fue la protagonista de la velada, cantando unos preciosos Caccini y Frescobaldi. Al final, emocionó a todos con el bellísimo lamento de Bárbara Strozzi Su´l Rodano severo.
En esa conmovedora elegía por Henri d'Effiat, marqués de CincMars, la soprano barcelonesa dio una lección de expresivo fraseo en los recitativos y contenida emoción en las arias. Alfred de Vigny ha contado en una célebre novela histórica, traducida por Manuel Azaña, la triste suerte del valiente escudero de Luis XIII, odiado y perseguido por Richelieu, quien le hizo ejecutar en Lyon el año 1642 por haber firmado un tratado con España.
Finalmente, el domingo día 21, en la Iglesia Vieja del Real Monasterio, cedida por el Patrimonio Nacional, el grupo Neocantes, dirigido por Germán Torrellas, cantó polifonía renacentista española. Totalmente renovado, el ahora quinteto Neocantes, favorecido por la excelente acústica del recinto, obtuvo un éxito rotundo, más meritorio si consideramos la alta exigencia del repertorio desarrollado, que comprendía varios motetes de Morales y piezas de Flecha, Vázquez, Ruimonte y el padre Soler, a quien, junto a su tumba, se rindió homenaje.
Babelia
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