La sombra de un Gobierno comunista
La Democracia Cristiana, derrotada en las últimas elecciones, ha aceptado por varias razones una presidencia del Gobierno socialista, a pesar de que la presidencia de la República está también en manos de otro socialista. En primer lugar, porque sin los socialistas no hubiese sido posible formar Gobierno. Y esta vez existía el peligro de que pudiera crearse un Gobierno con los comunistas sin la Democracia Cristiana.Pero, al mismo tiempo, el secretario democristiano, Ciriaco de Mita, es un hombre convencido de que es necesario poner en este país las bases para una auténtica alternativa de Gobierno. Por eso ha apoyado sinceramente el Gobierno Craxi, dándole los hombres mejores y de mayor prestigio.
Uno de los cerebros grises que asesoran a De Mita ha asegurado a este periódico que el secretario democristiano quiere que Craxi haga la prueba definitiva. Si consigue afianzar su partido y mejorar resultados en las próximas elecciones, podría crearse en el país un centro-izquierda sólido y estable capaz de alternarse en el Gobierno con las fuerzas comunistas y de la nueva izquierda.
En caso contrario, puesto que este país no puede seguir eternamente paralizado porque el segundo partido de la nación, el comunista, está congelado y el partido socialista no quiera gobernar con los comunistas, la Democracia Cristiana podría acabar colaborando con el partido comunista en la línea deseada por Aldo Moro.
Lo que sí desea la Democracia Cristiana es que si el partido socialista quiere su apoyo debe aceptar su programa económico, como ha hecho esta vez. En realidad, desearía aún más, por ejemplo, que desarrollara en las administraciones locales la misma política de centro-izquierda. Es decir, que donde hoy gobierna con los comunistas, pase a gobernar con los democristianos.
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