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Entrevista:Tercer aniversario del asesinato de los marqueses de Urquijo

Escobedo cree que el 'caso Urquijo' esconde negocios turbios

Hoy lunes, se cumple el tercer aniversario del asesinato de los marqueses de Urquijo. Hace un mes, el yerno de las víctimas, Rafael Escobedo, fue condenado a más de 53 años de prisión como autor de los asesinatos, después de un polémico juicio del que todos los protagonistas salieron malparados. Escobedo ha esbozado en la cárcel de Carabanchel, donde se encuentra recluido, una teoría de por qué y cómo, en su opinión, se produjo la muerte de sus suegros. Afirma tener datos que confirman su hipótesis, pero que no la puede probar y no puede dar nombres sin las pruebas, aunque tenga la certeza de que ocurrió como piensa. Miriam y Juan de la Sierra, por su parte, no se consideran jueces para opinar sobre la sentencia que ha señalado a Escobedo como culpable de los asesinatos.

Rafael Escobedo, Rafi, estima que el móvil del crimen de los marqueses no fue pasional, ni una venganza por problemas emotivos, sino cuestiones económicas de gran envergadura, turbios negocios en los que alguien se sintió traicionado.Escobedo apunta hacia el tráfico de drogas y muestra sus sospechas de que el crimen pudo ser cometido por tres personas, que no entraron en la casa de Somosaguas por el jardín, sino por la puerta y con llave. Señala que no sabe qué puerta de la casa, si la principal o la de la cocina, pero que después se pudo simular lo de las puertas de la piscina.

En la cárcel madrileña de Carabanchel, entre rastrillos (verjas para la separación entre galerías o con el exterior), Rafael Escobedo contesta a las preguntas. Tiene aspecto cansado y sin afeitar. Está visiblemente flaco, mucho más delgado que hace un mes cuando compareció ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Madrid, que le condenó a 53 años de cárcel. Es la consecuencia de la huelga de hambre que ha mantenido durante más de dos semanas.

Le preocupa su imagen y pregunta a su hermano, presente durante la entrevista: "¿No voy un poco guarrete?". "No, estás bien", contesta Carlos.

Rafí se ríe. Está de buen humor, pero prefiere aparecer serio, y por unos momentos le cuesta borrar la sonrisa. Piensa que la postura que toma para las fotos son excesivamente dramáticas y lo comenta con otros reclusos que le están mirando. "¿Qué, me enrollo bien por lo dramático, eh?". Reconoce, no obstante, que el recinto no da más de sí y que allí ya le han hecho todo tipo de fotos.

Entramos en un locutorio sin luz, pues los otros ya están ocupados. Rafael fuma cigarro tras cigarro y agita constantemente las manos, como para apoyar sus afirmaciones.

Se pregunta por qué no se le ha aplicado la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal si él es un preso preventivo, y la condena que pesa sobre él no es firme, mientras que personas con cuatro asesinatos a sus espaldas, que entraron en la cárcel al mismo tiempo que él, ya han salido en libertad provisional.

Pregunta. ¿Por qué se declaró autor del doble asesinato?

Respuesta. Está clarísimo. Porque me obligaron.

P. ¿Hasta echarle encima dos asesinatos?

R. Fíjate lo que tendrán que obligarte para que te los eches encima, porque si no te obligan mucho, no te los echas.

P. La cuestión es que le presentaron los casquillos...

R. No, a mí me dicen lo de los casquillos, pero no me los presentaron nunca. Nunca he visto los casquillos.

P. ¿Qué le hicieron para que tuviera que autoculparse del asesinato?

R. ¿Tú sabes lo qué es que te tengan dos días de pie, con luz eléctrica, sin sentarte y sin beber agua? Eso sí, me dejaron fumar, pero el que me dieran un trato casi exquisito, como se ha llegado a decir en el juicio, es vengonzoso. Estuve sin beber y llegó un momento en que la boca la tenía como corcho. Me interrogaban continuamente diciéndome: "ponte contra la pared, date la vuelta, no te des la vuelta, no te apoyes, apóyate..." y luego, las preguntas llenas de insultos.

P. ¿Le pegaron?

R. Sólo me dieron una bofetada en todo el tiempo. Fui a coger un pitillo, Romero ya se mosqueó a tope y me golpeó.

P. ¿Por qué dijo que en la muerte de los marqueses intervinieron con usted otras tres personas?

R. ¡Pero si yo no lo he dicho nunca!.

P. En una declaración suya figura ese dato.

R. No, no, no, no. Así como digo que he firmado declaraciones inculpatorias, y sé lo que he firmado, te digo que eso yo no lo he firmado en ningún lado, ni lo he dicho ni lo he firmado.

P. Decía también que entre esas tres personas había una mujer.

R. Eso es una historia del inspector Romero, apoyado por Cordero, pero yo no he dicho eso nunca en mi vida.

Decisión tomada

P. ¿Qué le pareció la intervención de Miriam en el juicio?

R. Miriam sabe muy bien hablar en público.

P. ¿Cree que fueron decisivas sus palabras?

R. Francamente, yo no creo que en la decisión de los jueces hayan pesado mucho.

P. ¿Qué es lo que piensa que ha pesado más?

R. No, lo que quiero decir es que la decisión de los jueces ya estaba tomada. Antes del juicio ya tenían clara esa decisión, en base a que todo estaba preparado, y lo estaba -según mi opinión- porque la policía engañó al juez de instrucción.

P. ¿Su teoría es que prepararon los casquillos?

R. Mi teoría es que ha sido una cosa de uno tapar a otro y otro tapar a uno... un sucesivo taponazo. La policía metió la pata, no podía quedar mal. Engañó al juez de instrucción, que no podía quedar mal. El segundo juez de instrucción. tampoco podía quedar mal, el tercero tampoco y el cuarto tampoco. La Audiencia no podía dejar mal a toda la cadena.

Rafael Escobedo, que afirma ser muy legal -"yo en mi vida he robado una naranja" alega,- fuma incesantemente y comenta: "El inspector Romero me ha dicho que sabe que yo no maté a los marqueses".

P. Eso no lo dijo en el juicio.

R. Ya, pero él lo sabe. El mismo juez me lo ha dicho, y también el fiscal.

P. ¿Qué le ha dicho el juez?

R. Cuando declaré la segunda vez y le dije: "Lo que dije la vez anterior no es verdad", me contestó: "Ya lo sabemos, sabemos que todo eso que has dicho es mentira".

P. ¿Eso afirmó el juez?

R. Sí, el señor Serrano de Pablos. El fiscal, el último día que le vi antes del juicio me confió: "Muchacho, todos sabemos que tú no has sido, pero tú nos puedes ayudar mucho a solucionar este caso". Y yo estaba procesado por dos muertos, no por encubrir. De todas formas, no tengo ninguna queja del fiscal, porque más suave que ha sido el fiscal, imposible. Ese mismo día, el juez me dijo: "Tú no puedes haber hecho esto, porque por el examen de balística sabemos que los tiros han sido una cosa muy técnica, casi de precisión, exactos, y tú no has visto un arma en tu vida".

P. ¿Eso involucra a López Roberts?

R. Mauricio no tiene ni idea de nada.

P. Mauricio dice que sabe la verdad, y que usted está en la cárcel por haber dicho cosas que la policía no sabía.

R. Eso es lo que le ha dicho la policía, y él se lo ha creído. Mauricio está totalmente como un silbo y siempre está borracho, por eso es fácil que a veces, con una copas de más, diga burradas.

La teoría de 'Rafi'

P. Según usted, ¿qué pasó la noche del 31 de julio de 1980?

R. Tengo varias hipótesis con muchas desviaciones.

P. Expóngalas.

R. No... no, porque no vienen a cuento y tendría que dar nombres.

P. No necesariamente. Sólo quiero que me diga lo que cree que pasó.

R. Creo que todo ha sido única y exclusivamente provocado por cuestiones financieras y de negocios turbios, llegando incluso al tráfico de drogas.

P. Entonces, ¿desecha completamente el móvil pasional?

R. ¿El móvil pasional? Por supuesto que sí, totalmente. No hubo para nada ninguna motivación de tipo emocional.

P. ¿Cuántas personas piensa que intervinieron?

R. Más de una. Creo que un máximo de tres personas.

P. ¿Y la teoría de que los asesinos entraron en la casa por el jardín?

R. No, esa hipótesis no me la creo de ninguna forma. Entraron por la puerta.

P. ¿Por la puerta principal?

R. En esa casa hay varias puertas.

P. ¿Por la puerta por donde sacaron los cadáveres o por la que está junto a una escalera?

R. Por esa última o por la puerta de la cocina. Lo de la piscina estoy convencido de que es un montaje. Porque ni la puerta segunda de la piscina tenía porqué estar abierta, -que esa noche lo estaba, y la puerta de madera tenía que tener puesta la llave en la cerradura, que también lo estaba-, ni las cosas tenían que aparecer como aparecieron. Estaba todo bien colocadito.

P. Entonces, ¿cree que los presuntos asesinos entraron con llave?

R. Seguro, porque era un desmadre esa casa. Iba todo el mundo y conseguir una llave de esa casa no tenía ninguna dificultad.

P. ¿Usted tenía llave de la casa?

R. No. No tenía de la de mis padres, ¡cómo iba a tener de esa casa! Además, allí siempre iba con alguien, o iba con Miriam, o iba con Juan. Si iba solo, llamaba al timbre, como la gente hace normalmente.

P. ¿El no tener llave era una falta de confianza de la familia con usted?

R. No, no solía llevar la llave nadie, ni Miriam ni el padre. Ten en cuenta que hay 9 o 10 personas de servicio y siempre hay alguien.

P. ¿Y cuando llegaba de noche?

R. La llave estaba en una macetita en el jardín o bajo la alfombrilla del felpudo. Eso lo sabe todo el mundo.

P. ¿Puede explicar su teoría de los negocios turbios.

R. El móvil creo que fue una traición en esos negocios turbios, a través del querer ser más listo que nadie, a través del querer llevárse lo todo y no repartir nada, pues dijeron ¡vale! ¡ahora te vas a enterar de lo que vale un peine!

P. ¿Cree que sólo iban a matar al marqués?

R. Es que yo no encuentro lógica para que la matasen a ella. Lo mismo que te digo que alucino muchísimo con eso de que si la marquesa dijo "¿quién anda ahí?", y esas historias, me alucina mucho porque ¿quién lo va a saber?. ¡Es tan absurdo!

P. ¿A la marquesa no iban a matarla?

R. Yo creo que no. Ella era una persona enferma, débil, que le habían encaminado su enfermedad hacia un super rollo espiritual, que varias personas ya se ocupaban de incrementárselo y tener cuidado para que no se saliera de esa vía. Estaba tan controlada que ¿para qué iban a hacer nada en contra de ella? A nivel económico, su marido la tenía completamente controlada, y a otro nivel, la tenían controlada otras personas. Era una persona nula. ¿Para qué le iban a hacer nada si era nula?

Amigo de la CIA

P. ¿Y su hipótesis del tráfico de drogas?

R. No, eso lo reservo.

P. ¿Para el tribunal?

R. No, para el tribunal no, porque no puedo aportarle pruebas. A mí me han llegado informaciones. Aquí he tenido un compañero que era de la CIA.

P. ¿Korkala?

R. Exacto. Korkala llegó un momento que me tenía cierto cariño, y él me dio algunos datos que consiguió a través de amigos suyos de la CIA, pero sólo sé cosas de las que no tengo ninguna prueba. Pero mi teoría va por el tema de las drogas. Como es sólo una hipótesis, la quiero guardar para hacer alguna cosa con ello. Prefiero guardarla para otros fines.

P. Me temo que sabe más que lo que dice.

Escobedo cree que el 'caso Urquijo' esconde negocios turbios

R. Sí, eso es una hipótesis. La policía también está convencida y me presiona a tope para que yo cante como un ruiseñor, pero en vez de cantar lo que ellos quieren, me declaro culpable, y dicen "mucho mejor todavía, fenomenal. Ahora a éste lo metemos preso, pero no va a estar mucho, ¿qué va a tardar en cantar en cuanto se vea en la cárcel?". Pero cuando yo entré en la cárcel no me derroté como ellos creían y no canté nada porque no tengo ninguna prueba. Yo no voy a decir esto, esto y lo otro, y afirmarlo en plan tajante y rotundo, porque no tengo una prueba.El americano y el administrador

P. Le he oído decir que Dick, el americano no tiene nada que ver en el caso.

R. Creo que no. Le ha beneficiado una barbaridad, pero creo que no ha participado. Lo que yo francamente le diría a Miriam es que no tenga tanta cara de decir que el americano no ha salido beneficiado. Se le ha aparecido el Espíritu Santo al americano este.

P. Miriam decía que antes de tener el Porsche, él ya tenía un BMW.

R. De muy dudosa procedencia. (Y dirigiéndose a Carlos) Lo que no entiendo es cómo no le ha partido nadie la cara al americano ese. (Carlos: "Yo no he podido partírsela porque tiene un coche más rápido que el mío. Además el mío falla constantemente").

P. ¿Por qué si dice que no tuvo nada que ver, durante el juicio le echaba la culpa a él?

R. No es cierto.

P. Recuerde que cuando Stampa le preguntó que quién podía tener interés en la muerte de los marqueses, repondió usted: "el americano".

P. Lo dije por decir, como podía haber dicho otro. Además, se ha atacado mucho más a otros. Por ejemplo, Diego (el administrador, Diego Martínez Herrera), que ha salido a relucir mucho más que el americano. La excepción han sido Juan y Miriam, pues yo dije a Stampa que fuera suave con ellos, y salvo Juan y Miriam, no ha habido una persona a la que Stampa no haya atacado. Las ha atacado a todas. Y a lo largo del juicio han salido a relucir más las cosas turbias de Diego que las aventuras del americano. En las conclusiones finales se habla de Diego y no se habla del americano.

P. ¿Es cierto que ha sido falsificado el testamento de los marqueses?

R. Me han dicho que no diga ni una palabra de eso, pero es cierto que lo han cambiado. A mí me lo contó Juan.

P. ¿Juan ha venido a verle?

R. No, hace muchísimo tiempo que sabía yo eso, pero no le di ninguna importancia. Me enteré en su momento, que fue después de la muerte de los marqueses. Cuando me detuvieron, ni me acordaba, ni me importaba el testamento. El otro día, cuando me lo comentaron, dije que ya. sabía la historia, pero tampoco es lo que ha dicho el mayordomo, porque el mayordomo cuenta cada historia... que son pura fantasía.

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