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El séquito de Obiang provoca un altercado

Manuel Nse Nzogo, embajador jefe de ceremonias y viajes oficiales de Guinea Ecuatorial: "¡Con mucho respeto debo decir que la seguridad ecuatoguineana es responsable, entiende y conoce el procedimiento, pero la actitud de parte de la seguridad española, y justamente en un palacio presidencial, es indecorosa.!'.Fernando Morán, ministro español de Asuntos Exteriores: "¡Vamos, vamos, por favor, señores!".

Felipe González, presidente del Gobierno de España (con voz sosegada, pero firme y convincente): "Señores, estén ustedes completamente tranquilos. Estamos en la casa del presidente del Gobierno español, que respeta al presidente de la República de Guinea Ecuatorial y le ofrece las mismas garantías de seguridad que tiene el presidente del Gobierno de España".

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Con estas palabras, el jefe del Ejecutivo español se vio obligado a zanjar el incidente que causó ayer profunda sorpresa e indignación en el palacio de la Moncloa, tras un forcejeo motivado por la prohibición, por parte de la seguridad española, del paso al interior del palacio del embajador jefe de ceremonias Manuel Nse Nzogo, y un amago de réplica con arma por parte de un escolta del presidente guineano. Dentro iba a comenzar la importante reunión bilateral, con la presencia de los presidentes de España y Guinea Ecuatorial, el ministro español Fernando Morán y cuatro ministros ecuatoguineanos.

Los hechos tuvieron un origen confuso. Según los testimonios recogidos, se iniciaron cuando la seguridad española impidió franquear la entrada a la sala de reuniones al embajador jefe de ceremonias Manuel Nse, amigo de infancia del presidente Obiang Nguema, que en ocasiones anteriores ha protagonizado incidentes protocolarios.

Con grandes voces, Manuel Nse protestó por tal prohibición, y en el forcejeo, según fuentes españolas, un escolta de nacionalidad marroquí hizo un amago de sacar un arma. Un teniente de la Guardia Civil que custodia el palacio de la Moncloa, al observar tal movimiento, indicó que se neutralizara a aquel individuo que se hallaba a escasa distancia en metros de los presidentes González y Obiang, que acababan de penetrar en el palacio. Un guardia civil golpeó, al parecer, el subfusil, lo que fue interpretado como que montaba su arma.

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Se formó un tumulto considerable, salpicado ya por las voces del despechado embajador guineano, y para apaciguarle, Felipe González salió al exterior y recomendó serenidad a los presentes, cosa que consiguió, aunque durante toda la jornada los ceños de los escoltas de ambas seguridades permanecieron fruncidos.

Por su parte, Manuel Nse, en declaraciones a este diario, reiteró que el motivo de esta visita oficial era el de "mejorar aún más las relaciones entre España y Guinea Ecuatorial", y que "por parte guineana no había existido ánimo de empañarlas". Negó luego que la escolta de Obiang llevara arma alguna: "Fueron todos desarmados ayer en el avión antes de descender, hecho que motivó el retraso del presidente en bajar", y desmintió rotundamente que los escoltas hubieran venido a España con armas largas, como se dijo ayer.

Sin embargo, una fuente española aseguró que no era difìcil que algún escolta guineano o marroquí hubiera introducido un arma en una valija diplomática. La sugerencia de que los miembros de la seguridad debían dejar sus armas antes de descender del avión que les condujo a Madrid el jueves motivó una ruidosa protesta dentro del aparato.

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