Bautismo de sangre
El quinto eral corneó con saña a Juan Carlos Domingo, mientras los peones que habían acudido al quite se quedaban como agarrotados, sin intervenir; el público se enfureció con ellos y hubo quien pretendía saltar a la arena, para pedirles cuentas. Domingo sustituía a Joselito, cogido y conmocionado por el mismo eral al prenderle un impresionante par a topa carnero. Poco antes también había pasado a la enfermería José Luis de Los Reyes, cojeando visiblemente como consecuencia de otro volteretón.A la puerta de la enfermería esperaban Bote y Fundi, alumnos con cartel de la Escuela Taurina de Madrid, triunfadores del jueves anterior en esta misma plaza, a quienes la afición quiere ver otra vez. Tenían un disgusto tremendo por la mala suerte de sus compañeros y estaban de morros. Hasta de calle son toreros. La Escuela Taurina no sólo les ha enseñado la técnica, sino que les inculca torería y la llevan en el alma. Oyeron: "Sois dos torerazos, chavales" -y sacaban pecho. Dentro, en el hule, permanecía la terna completa del día. José Luis de la Llana llegó a escaparse para volver al ruedo, pero el cirujano mandó un guardia, que le dio alcance en la boca del túnel de la enfermería.
Plaza de Las Ventas
28 dejulioErales de Juan Matias Hernández; quinto, de Bienvenido Zapatero. Todos con casta. José Luis de los Reyes. Silencio en ambos; pasó a la enfennería. José Miguel de la Llana. Vuelta y cogido por el quinto. Juan Carlos Domingo. Silencio y cogido por el quinto. Devuelta al corral esta res, se suspendió el festejo. Reyes tiene probable fractura de peroné, Llana conmoción, y Domingo arrancamiento parcial de pabellón auricular. Pronósticos reservados.
De la Llana es otro torero a carta cabal, dotado de un empaque y un aplomo impresionantes. El toreo de capa lo dibuja, lo mismo en la fundamental suerte de la verónica, que en los faroles, las gaoneras, las tijerillas, medias verónicas, serpentinas, largas y cuanta fantasía pueda crear el engaño escarlata. Lo interpreta con suavidad y temple -una cadencia singular que convierte en escultura la dinámica del lance- pero a su vez gana terreno, domina, en estricta ejecución de la norma fundamental de la lidia.
En banderillas encuentra toro donde esté, prende con firmeza, de arriba abajo; reúne en la cara, a veces con exposición excesiva, y precisamente por este alarde sufrió la cogida. Con la muleta tiene sentido de las distancias, temple, repertorio e inspiración. Naturalmente tanta virtud no excluye defectos, que son los propios de un principiante, y resulta imposible predecir, como demandan taurinos, si llegará a figura. En cambio importa más saber que ahora, a su edad y con erales, ya es torero, un Joselito en pequeño -¿quiere apodarse Joselito, por cierto?-, consciente de su responsabilidad siempre bien colocado y al quite, asumiendo con unción la liturgia.
Sus compañeros de terna derrocharon también voluntad, aunque calidad no tanta. José Luis de los Reyes banderilleó con seguridad y exhibió técnica en la muleta, lo mismo que Juan Carlos Domingo, pero ambos están en la línea funcional e insípida que impusieron las figuras de la última década.
Quizá la diferencia sea la propia del aula de donde cada uno proviene. La Escuela Taurina de Madrid, que patrocina la Comunidad Autónoma, tiene demostrada su categoría, a través de los muchos alumnos excelentes que gradúa, De La Llana entre ellos. Colabora la empresa de Las Ventas, cuyo gerente es Manuel Chopera. Comunidad y empresa le están prestando un servicio histórico a la fiesta.
Babelia
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