Los niños, los vanguardistas más jóvenes del Museo Español de Arte Contemporáneo
El vestíbulo del Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid (MEAC) permanece estos días ocupado con una colorista y amplia exhibición de escultura y pintura cuyos autores son, de verdad, los más jóvenes vanguardistas, ya que sus edades están entre los cuatro y los 14 años. Cada obra ha sido realizada en sesiones únicas de menos de tres horas, con materiales de desecho. Se trata de una iniciativa promovida por la dirección del museo iniciada hace cuatro años, con la que se pretende desarrollar las aptitudes plásticas de los niños.
La exposición fue inaugurada conjuntamente con la de Joan Miró. Los niños participantes -la selección que se muestra se ha hecho por temas y edades, no por calidad- han trabajado con cajas de cartón, vasos de plástico, envases de huevos, papel y gran cantidad de pinturas. Grran parte de las obras escultóricas son de carácter figurativo: imágenes de animales, robots, barcos, hombres. En la pintura se tratan también estos mismos temas.Los artistas más jóvenes tienen una gran preferencia por añadir a sus dibujos tiras de papel recortadas a modo de flecos. Los ensayos abstractos a los que parece haberse atrevido alguno de los niños suelen ser el resultado fallido, finalmente recuperado, de intentar reproducir un objeto concreto de forma realista.
Taller de creatividad
Todo este trabajo ahora expuesto es el resultado de cuatro años de actividad del taller de creatividad que funciona en conexión con el departamento didáctico del museo. A través de este departamento, 50.000 niños pertenecientes a colegios públicos y privados de toda España han visitado las salas del MEAC. La mayor parte de ellos ha pasado por el taller en un intento de expresar plásticamente la creatividad despertada en su recorrido por la pintura y escultura contemporáneas.
El coordinador del taller, Martín Prado, dice que los niños se vuelcan ante la posibilidad de poder crear formas nuevas. "Aunque los materiales son muy escasos, porque no hay ningún presupuesto para el taller", dice Martín Prado, "los niños entran con una actividad casi desaforada. hay casos de niños que normalmente obtienen malas notas en dibujo o que en sus colegios se niegan a realizar cualquier actividad de tipo artístico que, al entrar en el pequeño taller del museo, se sienten especialmente motivados. Hemos tenido también resultados muy sorprendentes con niños de educación especial, como ocurrió con los alumnos del colegio Tao. Allí, los niños se negaban a pintar en clase, y cuando vinieron aquí mostraron un entusiamo desbordante".
"Los resultados son particularmente interesantes", dice el coordinador, "porque hasta los siete años los niños normalmente no sufren ninguna clase de bloqueo expresivo, de forma que sus recursos pueden llegar a ser muy sorprendentes. Hemos realizado aquí una experiencia que, si no es única en el mundo, se ha producido en muy pocos sitios. Especialistas de museos japoneses o austriacos se han interesado por el funcionamiento del taller para montar algo semejante".
Babelia
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