_
_
_
_

Italia, como país más afectado, se resiste a abordar la reestructuración siderúrgica comunitaria en profundidad

Andrés Ortega

Invocando la difícil situación de la siderurgia en Italia y la falta de un Gobierno en Roma, los italianos se quedaron ayer sólos antes los otros nueve para oponerse a dar el visto bueno a la decisión de la Comisión Europea de mantener hasta finales de 1985 las siderurgias nacionales de la CEE bajo el régimen de cuotas a la producción que se instauró en 1980. Pero solos, los italianos bloquearon el Consejo y los planes de reestructuración del sector. A última hora de ayer se contemplaba la posibilidad de una prórroga del actual sistema por seis meses y no por dos años y medio.

Entre 1980 y 1985 la Comisión Europea, que goza de verdaderos poderes supranacionales en la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), quiere reducir en 30 millones de toneladas la capacidad de producción anual de las diez. Italia, qué se había rezagado en este terreno, sería uno de los países más afectados. Fueron los italianos los que propusieron una prórroga de las actuales cuotas hasta el próximo enero, y nada más. Entre otras razones, porque de otro modo el nuevo tren de bandas en caliente de Bagnioli, que supondrá una capacidad añadida de 1,6 millones de toneladas, no tendría siquiera garantizada su inauguración.A última hora de ayer, con una reunión de ministros de Economía e Industria que amenazaba con prolongarse hasta esta madrugada, la negociación estaba empantanada tras 14 horas de discusiones; todos, salvo Italia, apoyaban las tesis de la Comisión Europea, aunque no su contenido específico. El comisario Etienne Davignon, encargado de estos temas, anotó que desde junio han comenzado a caer los precios de los productos planos. Una mera prórroga de seis meses del régimen actual podría llevar a una caída de los precios de 5.000 a 10.000 pesetas por tonelada. Por ello, en un esfuerzo, Davignon propuso un régimen de cuotas hasta 1985, con una "cláusula de revisión" periódica "según evolucionara el mercado", pero manteniendo los objetivos de la reestructuración. En este sistema dirigista, las cuotas van por países y empresas. Por ello, Italia quiere mayores garantías de que podrá revisar sus cuotas.

Indirectamente, los ministros italianos amenazaron con recurrir al veto por estar en juego sus intereses vitales, pero había dudas y largas deliberaciones sobre esta complicada cuestión de procedimiento. El veto no ha sido nunca utilizado en cuestiones CECA, pero cuenta, por principio, con el apoyo de estados poco europeístas como Dinamarca o el Reino Unido.

La Comisión anunció el 29 de junio el reparto de la tarta del acero europeo que pretendía llevar a cabo: una reducción del 8,4 millones de toneladas anuales de capacidad de producción. Entre 1980 y junio de 1981 las reducciones y planes en firme para ellas han totalizado ya 18,4 millones de toneladas. Todos de acuerdo -con las reservas italianas- en repartir la tarta, pero no en los tamaños de los trozos... Francia, por ejemplo, pedía 45.000 millones de toneladas más de lo que se le ofrecía; Italia, 1,2 millones de toneladas más. Davignon calificó en un momento dado las pretensiones francesas e italianas de surrealistas. Y ayer estaba mucho en juego. Incluso el futuro -en tomo al conglomerado de Cockerill-Sambre- del actual Gobierno belga.

Ayudas comunitarias

De hecho, un fracaso total era imposible, pues sin cuotas, tampoco habría ayudas comunitarias para mantener los precios. La guerra entre las empresas sería una realidad.

Y es la comisión la que, además, tiene que dar el visto bueno para las ayudas nacionales a las empresas en dificultades de este sector. El ambiente internacional es sombrío. Ahí quedan las medidas restrictivas a la importación introducidas por Estados Unidos.

Este país y Japón utilizan su plantas en un 60% de rendimiento. En la CEE, este índice ha bajado al 54%. Davignon quiere que en esta primera mitad de la década de los ochenta la CEE reduzca en más de un 17% su capacidad de producción. España, próxima a las puertas de la Comunidad, tendrá que seguir el paso.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_