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La Generalitat quiere tener una policía autonómica con plenos poderes judiciales

La policía autonómica será policía judicial o no será. El director general de Seguridad de la Generalitat, Miquel Sellarés, pone mucho énfasis en esta afirmación. Tanto que le lleva a afirmar que se irá a su casa si no es esto lo que finalmente se puede hacer y se impone un modelo de policía más o menos folkórica. "Nosotros hablamos de policía en mayúsculas, una policía que tenga todos los servicios. No pretendemos, claro está, tener competencias en fronteras o extranjería, pero qué policía seríamos si no reivindicáramos para nosotros las competencias de policía judicial, las mismas que pedimos para las policías locales" afirma en unas declaraciones a EL PAIS.

"Yo quisiera creer que en este Estado todos somos considerados iguales, y que no se prima el terrorismo", añade. "Si hoy, en Euskadi, se dice que la Ertzaina tendrá una unidad de criminología, otra de estupefacientes, otra del juego y en estos momentos ya ha asumido el control absoluto de las carreteras vascas, yo me pregunto: ¿Cataluña, que ha tenido un proceso de cambio pacífico ejemplar, tiene o no los mismos derechos que Euskadi en el marco de la Constitución?". Sellarés aboga por un modelo policial estructurada en tres niveles: una policía que dependa directa o indirectamente de las instituciones autonómicas (policía local reciclada y potenciada, bajo las órdenes de los alcaldes, y policía autonómica, reducida en efectivos, pero de gran calidad y preparación, que además daría apoyo a la anterior); otra dependiente del Estado, que, al estilo de los países federales, cumpliría funciones su pracomunitarias -pasaportes, documento nacional de identidad, delitos de alcance internacional o supracomunítario, etcétera-; y una tercera policía, de carácter militar, como la Guardia Civil, que se' ocuparía de la defensa operativa del territorio, fronteras y protección de centros estratégicos.

El director general afirma que en cualquier país democrático, occidental se consideraría una "aberración" que las leyes obligaran a que los mandos de la policía se reclutaran entre oficiales del Ejército. "No quisiera ser mal interpretado, porque siento un gran respeto por las Fuerzas Armadas, pero la Constitución y el Estatuto se elaboraron en un momento de la transición en que los poderes fácticos tenían gran fuerza. Fue en aquellos momentos -que aún siguen, por desgracia, en algunos niveles- de desconfianza entre la autonomía y el poder central, cuando se impuso que los mandos de las policías autonómicas fuesen militares". Una aberración, insiste, porque los militares son personas preparadas para la guerra, pero no para hacer de policías, "aunque eso no quiere decir que en el colectivo militar no haya dos, tres, diez oficiales que puedan llegar a ser buenos policías". Sellarés admite, sin embargo, que la Generalitat ha iniciado "algún proceso de contactos" para que un par de oficiales del Ejército se incorporen a la policía catalana antes de que termine el año (los comandantes Luis Aldeguer y Juan Canals, del Ejército de Tierra).

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