_
_
_
_
Crítica:'JAZZ'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El divo resucitado

Cuarenta y cinco minutos después de lo previsto -a causa del retraso de una furgoneta- y ante un público hambriento de jazz o lo que le echaran, el VII Festival Internacional de Vitoria echó a andar con la actuación del grupo del bajista Jaco Pastorious.Cuando comenzaba este chico, Jaco Pastorious, uno siempre se confundía y le llamaba Nico Sartorious, que no tiene nada que ver, pero reconocerán que suena casi igual. Después, Jaco se hizo famoso: tan famoso que hasta llegaron a decir que se había muerto. Luego resultó que no. Debe ser que es bicho, además de famoso, malo.

Aunque, por lo visto en Vitoria, uno no sabe a qué carta quedarse. Los paseos, saltos y carreritas de Jaco por el escenario estaban más cerca del caminar de un zombie que de las evoluciones de los chicos de Fama. Parecía un Hendrix añoso. Y que nadie diga que no, porque hasta metió, en un solo muy largo, una cita al completo de Purple Haze, para luego desarticular America the beautiful a la manera que Jimi patentó con el himno americano.

Jaco Pastorius

VII Festival Internacional de Jazz.Pabellón Polideportivo de Mendizorroza. Vitoria, 17 de julio.

La música, pues qué quieren Cuando mejor, recordaba lo que pueden hacer, con mucha más calidad y durante mucho más tiempo seguido, las bandas de B. B. King, y no digamos James Brown. Los músicos variaban, de Mike Stern, que me pareció el peor, por muy guitarra de Miles que haya sido, hasta un trompeta que por lo menos era contundente. El batería se montó el acostumbrado carnaval de Río en versión de concierto, con tanta violencia que, entre los efectos de luces y lo que aquel hombre le zurraba, parecía que el trasto echaba humo.

Don Alias, percusionista, hizo un solo de aire tribal la mar de aburrido. El saxo y el de los teclados, ni eso. Bueno, sí, el tecladista le hizo ojitos a Pastorious, y cantó en plan Caballé, un tema con mucha mística y mucho mensaje.

En fin, que no destacaron especialmente como solistas. Ni siquiera el líder, quien se fue por el lado del truco y el efectismo percusivo. Lo mejor que hizo fueron unas breves frases que le valieron para fundamentar los temas más cercanos al rhythm and blues.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_