Conferencia para arbitrar los derechos de explotación de la Antártida
Argentina y Chile participan, junto a otros 12 países, en una conferencia que ayer comenzó en Bonn a fin de arbitrar un sistema legal para la concesión de derechos de explotación de la Antártida. Todos ellos son miembros consultivos del Tratado de la Antártida de 1959, acuerdo multilateral para el fomento de la investigación científica en el llamado continente blanco, con vistas a la explotación de sus abundantes recursos animales y minerales.No forman, sin embargo, un grupo homogéneo, sino que están divididos al menos en dos bloques: el primero, constituido por los dos países latinoamericanos citados, además del Reino Unido, Nueva Zelanda, Francia, Australia y Noruega, tienen reclamaciones territoriales que plantear, basándose en supuestos derechos históricos.
Frente a ellos figuran otros siete países -Alemania Occidental, Bélgica, Estado Unidos, Japón, Polonia y la Unión Soviética- que no admiten ningún tipo de soberanía territorial, sino que exigen que el continente esté teóricamente abierto a todos.
Pero el club de la Antártida, al que puede tener acceso en teoría cualquier país, es en la práctica un club caro: Alemania Occidental ha gastado ya más de 110 millones de dólares en investigaciones polares (incluido el buque especializado Polarstern -Estrella Polar- y una estación científica en Bremerhaven).
Avanzadilla industrial
Esa circunstancia constituye un segundo motivo de discordia, ya que muchos países del Tercer Mundo ven en las estaciones polares de los signatarios del Tratado de la Antártida, otras tantas avanzadillas de la industria de los respectivos países, que ambicionan las riquezas del subsuelo, entre ellas, petróleo, hierro, cromo, uranio y manganeso. Temerosos de quedarse una vez más marginados, en su último congreso de Nueva Delhi, los países no alineados decidieron solicitar un debate sobre el tema en la próxima asamblea general de la ONU.Expertos alemanes en derecho internacional, así como el propio Gobierno de Bonn, por boca de su ministro de Investigación y Tecnología, han puesto en tela de juicio esas pretensiones, ya que, explican, existe ya un tratado que viene funcionando desde 1961, por lo que no existe ningún vacío legal, pero los países del Tercer Mundo rechazan esa política de hechos consumados.
En cualquier caso, mientras que algunos países como la Unión Sovietica y Polonia están aprovechando las enormes riquezas piscícolas de la zona, la explotación de los recursos minerales del subsuelo tendrá que esperar aún algunos años por las dificultades tecnológicas que plantea.
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