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Reportaje:

El Gobierno decide mantener el Fondo de Garantía de Depósitos, respetando su filosofía original

Altos funcionarios del Banco de España, ejecutivos de máximo nivel de los bancos privados y la cúpula de la patronal bancaria han discutido durante la semana pasada, en el marco de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), las distintas alternativas posibles al actual Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Emilio Botín, presidente del Banco de Santander, pidió la supresión del actual en la última junta general de su entidad. Rafael Termes, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), hizo lo mismo, solicitando la creación de uno nuevo y voluntario. Miguel Boyer, al fin, anunció que no va a ser ni liquidado ni debilitado el actual, aunque sí se le va a devolver su filosofía original.

Las cuotas que satisfacen los grandes bancos al Fondo de Garantía de Depósitos son, en realidad, un impuesto extraordinario sobre los resultados de estas instituciones financieras, señalaba el subgobernador del Banco de España, Mariano Rubio, en los pasillos de la UIMP. Antes, Miguel Boyer había aceptado que los grandes bancos que están sanos y no tienen especiales problemas de solvencia patrimonial, deseaban la supresión de una institución a la que contribuyen con la mayor parte de las aportaciones privadas en función de que su cuota de mercado en cuanto a captación de pasivo aumenta más deprisa cada año.Pedro de Toledo, consejero delegado del Banco de Vizcaya, el que más bancos ha adquirido por el método del concurso subasta de adjudicación con ayudas del Banco de España y del propio FGD, no mostraba ningún recato al reconocer que su política de expansión regional, diseñada hace unos años, había coincidido o se la había hecho coincidir con la adquisición de bancos en dificultades, a los que se les ha designado una zona geográfica concreta de actuación y crecimiento.

El precio de la transición

Alejandro Albert, presidente del Banco Hispano y del Urquijo, y previsible presidente de la futura entidad que surja de la fusión de este último con Bankunión, tampoco se olvidaba de afirmar que la compra de estos dos últimos bancos, los más importantes dedicados a la llamada banca industrial, a partir de conversaciones privadas con los representantes del FGD, significaba un paso importante en la consolidación de la idea que se tiene de lo que debe ser el grupo financiero que gira en torno al Banco Hispano.Mariano Rubio, por su parte, reconocía que la transición política y la crisis económica tenían un precio para el conjunto de la sociedad, que se podía considerar barato si se contabilizaba en las posibles pérdidas que el conjunto de la sociedad satisfará a través de la compra de activos malos y asunción de pérdidas de los bancos en crisis que han sido reflotados con cuantiosas ayudas públicas y privadas.

El globo de aire soltado por el presidente del Banco de Santander en la última junta general de su entidad, en el sentido de que sería deseable la desaparición del FGD, quedó desinflado al poco tiempo de volar. Rafael Termes, presidente de la patronal bancaria, pedía, en su primera. intervención en el seminario sobre crisis bancarias, soluciones comparadas, que el actual fondo de garantía desapareciera y que se creara uno nuevo de carácter totalmente voluntario.

Los máximos ejecutivos de los bancos privados que participaron en este seminario se encargaron ellos mismos de introducir correcciones a las afirmaciones del presidente de la patronal, y todos pidieron, con mayor o menor intensidad, que el actual FGD permaneciera vivo. Rafael Bermejo, representante del fondo en estos coloquios, se cuidó de mostrar que la actividad del fondo no puede desaparecer en un plazo mínimo de nueve años, si es que en el intervalo no se producen nuevas crisis de bancos que obliguen a posteriores actuaciones.

La adjudicación de Catalana al grupo de bancos privados -siete grandes, cinco medianos y tres con raíces catalanas- es el primer intento de concretar la formación del nuevo fondo de garantía totalmente privado, pero que actúa con fondos públicos al menos en su 50%. Banca Catalana ha recibido cuantiosas ayudas del Banco de España y del FGD. Las ayudas siguen vigentes dentro del plan diseñado anteriormente. Los bancos adquirentes se ponen de acuerdo al final en que la gestión la lleve uno solo; y, a cambio, este banco, el Vizcaya, muy interesado en crecer por esta vía, tiene una opción de compra por dos años en las mismas condiciones en que ha sido vendido al grupo.

Ensayo general

Además, la expansión en Cataluña de los demás bancos contempla la necesidad de que por cada oficina que se abra en la región se ofrezca, al menos, un puesto de trabajo a los empleados del grupo de Banca Catalana. La reducción de plantilla por esta vía, aunque limitada, va a ser importante dentro del plan de saneamiento que se ha puesto en marcha. El Banco Exterior de España, de mayoría de capital público, es excluido de la posibilidad de formar parte de este grupo nuevo. Se quiere que sea sólo privado y que no esté formado por todos los bancos, aunque al final del protocolo se incluye una cláusula de incorporación de todos los que lo deseen.Rafael Termes no duda en señalar desde el primer día que es un intento de ensayo general ante lo que se viene encima con los bancos de Rumasa. Los bancos grandes lo saben e incluso los menos proclives a comprar bancos en drisis, los que no han querido entrar nunca en el mecanismo de subastas, los que han pagado sus cuotas sin recibir siquiera ni el beneficio de ampliar su cuota de mercado por la vía de la integración de otros más pequeños, se aprestan voluntariamente a participar. Anuncian de forma privada que, si salen a subasta los bancos de Rumasa, ellos están dispuestos a comprar algunos para evitar que queden dentro del sector público. Los expertos de los grandes bancos, y posiblemente también los de la patronal bancaria, deben empezar a perfilar sus ofertas. Miguel Boyer lo ha anunciado en Santander: "El Gobierno no tiene ningún deseo de quedarse con nada de Rumasa. Sólo lo hará si no hay compradores en condiciones mínimamente aceptables". La carrera por la adjudicación ha empezado en el marco del palacio de la Magdalena, en Santander. En el mismo marco en el que Mariano Rubio, subgobernador del Banco de España, ha aceptado un principio expuesto por Rafael Termes: a partir de ahora se producirá un cambio en la normativa del fondo, mediante el cual el aseguramiento total de los depósitos no será posible. A partir de una cierta cantidad, el porcentaje de cobertura irá descendiendo.

Mayor control

El palacio de la Magdalena ha sido el escenario también en el quu Miguel Boyer ha dicho no de forma tajante a los intentos de liquidación del Fondo de Garantía de Depósitos. Debe seguir existiendo, a pesar de que el ministro entiende que los grandes bancos y los sanos han reducido su nivel de beneficios a costa de aportar una parte de los recursos movilizados para llevar a cabo la reconversión industrial de este sector que también ha estado en crisis. Ha sido, por último, el lugar en que un director general del Banco de España, anteriormente alto ejecutivo de uno de los siete grandes, les ha puesto firmes señalando que mayor libertad tiene que venir acompañada de mayor control, y no sobre el cumplimiento o no de ciertos coeficientes.El equipo de gestión de las entidades, que puede haber sufrido en algunos casos en los bancos como consecuencia de la compra de bancos en dificultades que exigen traspasos de personal, va a ser examinado con lupa. Los balances consolidados de los grupos, la calidad de los activos y de los pasivos de las entidades, el desembolso real de los recursos propios son otros de los elementos que van a ponerse en análisis.

La crisis financiera ha terminado, dicen todos los responsables; pero a partir de ahora se acabaron las aventuras. Los bancos, especialmente los grandes, se tienen que acostumbrar a inspecciones periódicas en sus instituciones, que hasta ahora no se habían hecho porque había que dedicarse al examen de los bancos potencialmente en crisis. Cada tres años, en un primer momento, y cada dos, más adelante, por muy sana que parezca en las auditorías externas que firmen las empresas especializadas. El Banco de España, con exquisito cuidado y para evitar mayores rumores parecidos a los que surgieron hace unos meses, ha desplazado a sus funcionarios al tiempo que las casas de los siete grandes. La decisión de inspeccionar a dos bancos en el extranjero produjo cierta tirantez cuando se conoció, porque era interpretado como si de ello se dedujera que se temía hubiera algo que ocultar.

La última pata del banco se refiere a las auditorías. Todos los bancos y demás instituciones financieras las van a tener que hacer de forma voluntaria o no. El proyecto de sociedades anónimas que se está manejando incluye como obligatoria esta práctica a buena parte de las empresas españolas, y entre ellas, a todas las del sistema financiero. Las discrepancias que ha habido entre inspecciones y auditorías han inclinado al Banco de España a mantener conversaciones para exigir que éstas últimas sean fiables.

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