Disminuye el número de españoles que apoyan el ingreso en la CEE, aunque se sienten mejor informados
En España, si bien parece haber aumentado el número de personas que se sienten bien informadas sobre temas comunitarios -siguen siendo una minoría-, ha crecido el desánimo respecto a las ventajas del ingreso en la Comunidad Económica Europea (CEE), apoyado por un 46% de los españoles, frente a un 58% tres años atrás, según el eurobarámetro de primavera publicado esta semana por la Comisión Europea.
Una Europa despolitizada donde la buena salud prima sobre el dinero en la escala de valores de los ciudadanos de los diez es la imagen que arroja el citado estudio. Para un 80% de estos europeos, la paz es el valor supremo. Los británicos, sin embargo, no son de esta opinión, considerando mayoritariamente que hay otros valores cuya defensa bien puede merecer una guerra. Los sondeos del eurobarómetro encargados periódicamente por la Comisión Europea fueron realizados en los 10 países de la CEE en abril por instituciones reconocidas en este campo. La muestra fue de 10.000 personas mayores de quince años; la población real representa 280 millones de habitantes. La moral de los europeos parece haber subido en los últimos seis meses, si bien varía de país a país. Un 79% de ellos se declaran felices, al menos en cierto grado, mientras que sólo un 17% se sienten náserables.
Si éste es un sentimiento generalizado, la moral económica es baja en todos los países, salvo en Dinamarca, donde ha mejorado. La mayoría estima en la CEE que la situación económica se ha agravado (85% en Irlanda, 57% en Bélgica) y siete de cada diez europeos piensan que la cuestión del paro no será resuelta.
En algo están, de acuerdo todos, o casi todos los habitantes de la CEE: para un 80% de ellos, la paz es el valor supremo a defender sobre todos los demás. La excepción a la regla la traen los británicos. Para éstos hay otros valores a defender, incluso arriesgándose a una guerra. Un 55% de los británicos es de esta opinión, frente a un 45% que afirma lo contrario.
La paz es una cosa; la política, otra. Y el eurobarómetro parece mostrar una Europa despolitizada. Sólo cuatro de cada diez europeos dicen interesarse mucho o bastante por la política. La proporción es más alta en Holanda, Dinamarca o la RFA y más baja en Bélgica o en Italia. Entre un 20% y un 30% de los belgas, griegos, italianos y franceses reconocen no leer nunca noticias de actualidad política.
La satisfacción ante el funcionamiento de la democracia es ascendente, respecto a sondeos anteriores, en la RFA, Dinamarca y el Reino Unido. En Italia, por el contrario, se produce un paulatino fenómeno inverso que ha hecho presa asimismo en Grecia.
La visión reformista sigue primando en Europa (63%), alcanzando su cota más alta en Italia (74%), mientras que la opción revolucionaria sólo llega a un 8% en Grecia, y entre un 1% y un 3% en el resto de los diez. Tres cuartas partes de los europeos están orgullosos de su país, siendo el patriotismo más marcado en Grecia, Bélgica y la RFA.
Preocupación por el terrorismo
En el consenso europeo prima más la lucha contra el terrorismo o la protección del medio ambiente que la reducción de las desigualdades en los ingresos personales o el aumento de la autonomía de las regiones. Las nacionalizaciones reciben ahora un apoyo menor que en 1979 o en 1981, mientras, salvo en el caso de los Países Bajos, el eurobarómetro revela un alto grado de sostén de la opinión púbtica a la energía nuclear o a los refuerzos de la defensa militar.
En España y en Portugal, el interés en torno a los problemas de la CEE ha aumentado ligeramente en esta primavera de 1983, pero la implicación del público en este género de temas sigue siendo débil. Uno de cada tres españoles pueden considerarse algo implicados (frente a dos de cada diez en Portugal). Y si en España aumenta la proporción de los que se estiman suficientemente bien informados sobre estos temas (20%'frente a un 12% en 1982), aumenta el número de los que no responden. Para los expertos del eurobarómetro hace falta un mínimo de información para poder incluso calificarse de insuficientemente informado.
Sin embargo, frente a lo que ocurre en Portugal, los españoles guardan una mejor correlación entre sus juicios sobre el ingreso en la CEE y sus sentimientos de implicación o actitud global en estos temas. Así, en España un 46% de los encuestados se pronuncian a favor del ingreso en la CEE, pero la cifra era de un 58% tres años atrás.
La situación en Portugal es aún peor: ya sólo un 28% apoya la adhesión al Tratado de Roma.
Un 61% de los españoles se manifiestan a favor de la unificación europea, idea que se rnantiene ea toda Europa, salvo en Dinamarca y en el Reino Unido, donde los antieuropeístas constituyen un 57% frente a un 32% de la población. Este sentimiento británico contrario a la CEE va, sin embargo, perdiendo terreno, y en la mayoría de la Comunidad los ciudadanos consideran que el pertenecer a esta institución es algo bueno, con los holandeses (74%) a la cabeza.
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