Africanos, indocumentados y con problemas de salud
El hospital de Mataró reclama un plan sanitario para la comunidad negra del Maresme
El hospital de Mataró atendió a sus primeros pacientes de color hace seis años. Acudieron al hospital, recelosos y asustados, cuando comprobaron que orinaban sangre. Hoy siguen sin existir oficialmente a efectos sanitarios, ni siquiera en los estrechos cauces de la beneficencia, pero tienen el hospital de Mataró, donde reciben asistencia gratuita. Se ha corrido la voz y cada vez son más los que acuden al hospital porque saben que nadie les va a poner de patitas en la calle por el hecho de ser extranjeros, indocumentados e insolventes.El equipo médico que dirige el doctor Xavier Balanzó, jefe del servicio de Medicina, ha precisado algo más que criterios médicos para poder atenderlos bien. Para comenzar, son muy pocos los que saben hablar una lengua europea. Casi todos han llegado a España, vía Madrid, como turistas, directamente desde su país.
En realidad, el Maresme fue originariamente un lugar de tránsito, a la espera de que alguien les pasase clandestinamente la frontera. Pero a medida que las autoridades fronterizas francesas extremaban su celo, los cultivos del Maresme se iban llenado de pacíficos jóvenes africanos, bien plantados, solidarios y trabajadores.
Enfermedades tropicales
"Es curioso que cuando se aborda la problemática sanitaria de esta comunidad se habla de fiebres tifóideas, de paludismo o de disenteria amebiana, cuando en los seis años que llevamos asistiendo a cientos de enfermos africanos no hemos tenido ni un solo caso de estas enfermemedades", dice el doctor Balanzó. "Pocas veces se para en la cuenta de: que ellos también se constipan, cogen la gripe o se tuercen un tobillo", añade el doctor Josep Maria Teniente, director del hospital.Hace algún tiempo comenzó a cundir la alarma: la población negra es portadora de enfermedades contagiosas, se dijo, que pueden transmitirse a la población autóctona. Ante las voces alarmistas, la Generalitat puso en marcha un plan para conocer exactamente la situación sanitaria de la comunidad negra y desplazó varias unidades móviles por toda la comarca del Maresme para recoger muestras de orina y de sangre. "Una muestra muy poco representativa", dice el doctor Balanzó, "porque a lo sumo aportará una información parcial, cuando nosotros hubiéramos podido proporcionarla completa".
El problema, en este preciso momento, no es, en opinión del doctor Balanzó, el peligro de contagio de enfermedades importadas. "El problema grave es la salud de la propia comunidad africana. Las condiciones de hacinamiento y promiscuidad en que viven estos jóvenes puede provocar la transmisión a toda la comunidad de enfermedades graves, no necesariamente importadas, que serían fácirmente curables si se diagnosticasen".
Es lo que puede suceder, por ejemplo, con la sifilis, que se está extendiendo rápidamente. Muchos no acuden al médico y los que lo hacen, se curan, pero al poco tiempo recaen porque siguen acudiendo a la misma prostituta. Otras enfermedades contagiosas pueden extenderse por la promiscuidad en la que viven.
De modo que, si no se enfoca el problema globalmente, es como tejer de día lo que denoche se desteje. "En realidad, los problemas de índole médica sólo se resolverán cuando se aborde la problemática social. Se trata de gente joven y sana, pero sometida a un grave peligro sanitario porque vive hacinada en guetos, sin las más mínimas condiciones", dice, categórico, el doctor José Luis Bada Aínsa, asesor del hospital de Mataró, profesor de Microbiología de la universidad Autónoma y experto en enfermedades tropicales.
Además de la patología común, el hospital ha tenido que afrontar, sin ningún tipo de ayuda exterior, algunas enfermedades importadas, mal llamadas enfermedades tropicales. La más frecuente ha sido la esquistosomiasis. No existe riego de transmisión porque, para expandirse, esta enfermedad necesita como portador una especie de caracol de agua y una climatología de marismas que no existen en Cataluña.
Se detecta cuando aparece san gre en la orina y su tratamiento es muy fácil, pero los médicos del hospital de Mataró se han encon trado con el handicap de que sólo está comercializado en preparados vetarinarios, por lo que cad vez han tenido que pedirlo a Madrid e importarlo.
La anquilostomiasis es la segun da enfermedad importada de tipo parasitario que aparece con más frecuencia. Es un parásito que afecta al tubo digestivo y puede ser grave si no se diagnostica a tiempo. El tratamiento es también muy sencillo. Entre las enfermedade infecciosas destaca la tuberculosis (14 casos en total), cuyo principal problema es la continuidad del tratamiento, dificil de lograr. Si no se actúa con cierta premura, la enfermedad puede propagarse peligrosamente por las condiciones de hacinamiento en que viven.
Choque de culturas
Aunque la mayoría de ellos proceden de Gambia (82 de cada 100, según el censo elaborad o por el Gobierno Civil), pocos hay que hablen la misma lengua, de modo que no se entienden ni entre ellos. A los problemas lingüísticos se suman los culturales. La práctica europea de la medicina tiene, a juzgar por sus reacciones, no pocas incongruencias, como por ejemplo que una cosa buena, que sirve para curar, haya de entrar por el ano en forma de supositorio. A lo sumo, estarán dispuestos a comerla. Idénticos problemas plantean las lavativas y otras curas menores, a las que no se prestan fácilmente. Los médicos optan en estos casos por internarlos.Según cuentan las asistentas sociales, no tienen un sentido de la responsabilidad en el sentido europeo (lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que no sean responsables) de modo que consideran normal dejar de hacer lo que les ha encomendado el médico o simplemente marcharse del hospital sin decir nada cuando creen que se encuentra bien.
El reloj es un artilugio que tratan de tener en cuenta, a tenor de lo pendientes que están de él los blancos, pero que olvidan con suma facilidad. Los médicos han renunciado a citarlos para una hora de un día determinado, pues tienen un sentido muy elástico del tiempo. Ellos, simplemente, van. Y como la mayoría de las veces se desplazan andando y si tardan horas o incluso días en llegar no lo consideran un retraso.
Por todas estas razones los responsables del hospital de Mataró consideran que la problemática sanitaria de la comunidad africana del Maresme debe ser enfocada desde toda su complejidad social, para lo cual debería contarse con la colaboración de agentes sanitarios como los que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Podrían ser estudiantes de su misma raza o personas capacitadas para comprender sus coordenadas culturales.
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