Dos anarquistas, juzgados por el robo de las tasas en la universidad Autónoma de Barcelona
Miguel Mulet Nicolau y José Granados Martínez, militantes de la organización anarquista Grupos Autónomos Armados, comparecieron ayer ante la sección tercera de lo penal de la Audiencia Provincial de Barcelona, acusados de un delito de robo con violencia, supuestamente perpetrado en los alrededores de la universidad Autónoma de Bellaterra, al asaltar a un empleado de la Caja de Ahorros de Sabadell que transportaba, por encargo del rectorado, el importe de las matrículas.Por estos hechos el ministerio fiscal solicitó a cada uno de los acusados, una pena de seis años de prisión.
Los hechos juzgados ayer se remontan al 8 de octubre de 1976, cuando a la salida de la universidad Autónoma de Bellaterra unos desconocidos asaltaron una furgoneta de la Caja de Ahorros de Sabadell, que transportaba cinco millones de pesetas, los cuales habían sido recaudados en las oficinas de la universidad en concepto de pago de matrículas. Los asaltantes huyeron en un coche Seat 124 de color rojo.
Tres años después
El caso del robo de las matrículas del rectorado de la universidad de Bellaterra quedó supuestamente esclarecido en agosto de 1979, ,cuando la policía detuvo en Barcelona y en Lérida a un grupo de militantes anarquistas pertenecientes a los Grupos Autónomos Armados y a varios nacionalistas catalanes acusados de haberles prestado ayuda.
Días antes de estas detenciones el grupo anarquista había asaltado una sucursal del Banco Central situada en el barrio de Poble Nou, disparando sobre el guarda jurado y causándole la muerte.
En el transcurso de estos incidentes, uno de los jóvenes anarquistas resultó herido en una pierna, por lo que el comando decidió reclamar ayuda médica. Las investigaciones policiales iniciadas por estos hechos culminaron días más tarde, cuando un grupo formado por once personas, entre los que se encontraban los asaltantes y el médico, fueron detenidos acusados de supuestas actividades terroristas.
La detención de este comando supuso el epílogo de una larga historia de actividades anarquistas que había empezado a escribirse a principios de la década de los setenta en Cataluña, cuando hizo su aparición el Movimiento Ibérico de Liberación, la Organització de Lluita Armada y otros pequeños grupúsculos dispuestos a reconstruir el movimiento libertario del país.
Algunos de estos grupos fueron desarticulados y duramente reprimidos en los últimos años del régimen anterior. Consecuencia de esta represión fue la ejecución de Salvador Puig Antich.
Otros grupos libertarios que pudieron sobrevivir a aquella etapa fueron tenazmente perseguidos por el ex ministro del Interior Rodolfo Martín Villa, que creyó ver en ellos una plataforma de desestabilización democrática.
En el verano de 1979, al desarticular este Grupo Autónomo Armado, se detuvo a Miguel Mulet Nicolau y Francisco Nicolas Garrrido, considerados como militantes históricos anarquistas.
Denuncias por torturas
Los detenidos, a su paso por el juzgado de guardia, denunciaron haber sido sometidos a malos tratos, durante su detención.
Con toda minuciosidad explicaron cada uno de los supuestos malos tratos que se les había infligido, provocando con ello la indignación de numerosos partidos democráticos y planteando de nuevo con toda crudeza los problemas derivados de la falta de asistencia letrada al detenido y de la vigencia de la ley antiterrorista.
Se reabrieron sumarios que se creían archivados, como el asalto al Banco Central de Pueblo Nuevo, el del Banco Popular Español de Montornés del Vallés y el robo de las matrículas de la universidad Autónoma.
El primero de los casos se cerró con una -sentencia dictada por la Audiencia de Barcelona, en la que a los procesados se les impusó penas que oscilaban entre 26 y 27 años de prisión.
Por el segundo de los hechos se les impuso 5 años y 5 meses de prisión. Por el tercero de los casos, el del robo de las matrículas de la universidad, se les reclamó ayer una pena de seis años de prisión y una indemnización de cinco millones de pesetas.
Ayer, ante el tribunal, los dos procesados que acudieron a la vista negaron los hechos y recordaron, una vez más, los supuestos malos tratos a que fueron sometidosa en el verano de 1979 tras su detención.
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