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El móvil y la conspiración

Después de la declaración ante el tribunal de más de 30 testigos o peritos y del larguísimo interrogatorio a que el fiscal y el defensor sometieron al único acusado, si e sin establecerse, al menos a juicio de los observadores, el posible móvil de los asesinatos que se le imputan a Rafael Escobedo.El fiscal maneja únicamente la hipótesis de que Escobedo asesinó a sus suegros porque les culpaba de su fracaso matrimonial con la hija de éstos, Miriam de la Sierra, y porque estmiaba que era injusto que no les hubieran ayudado económicamente de forma suficiente. Los testimonios oídos en la sala a lo largo de las, tres jornadas celebradas antes (le la suspensión del juicio, que se reanudará el lunes, son lo suficientemente contradictorios como para establecer conclusiones fiables en este sentido.

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El fiscal, que insiste en este punto en todas las pruebas testificales, no ha hecho prácticamente referencia alguna a algo que la policía da como seguro -así como el mayordomo de los Urquijo, que ha prestado testimonio- y que podría tener importancia decisiva a la hora del veredicto final: otras tres personas se hallaban junto al acusado en la noche en que supuestamente asaltaron el chalé de Somosaguas y asesinaron a los marqueses. Se desprende de las declaraciones que Escobedo hizo ante la policía y ante el juez y de las que posteriormente se retractó: "Cuando llegué a la finca (la noche de autos) ya me estaban esperando otras tres personas", cuya identidad, así como el paradero del arma, se negó, siempre a revelar.

Es como si se descartase desde el principio la hipótesis de la que unánimemente se muestra convencido el público que llena la sala y el vestíbulo y sobre la que se cruzan apuestas de todo tipo: la conspiración. Tampoco el letrado insiste -ni el presidente o el magistrado ponente preguntan- en una línea de defensa orientada más a probar la inocencia del procesado que a buscar la culpabilidad de otras personas, si es que éstas existen.

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