De "reparos parciales" de la UGT al "profundo desacuerdo" de CC OO y las críticas de la organización patronal CEOE
El ministro de Industria y Energía, Carlos Solchaga, ha conseguido, con la presentación del Libro blanco de la reindustrialización, la cuadratura del círculo: poner en el mismo lado -y en una actitud crítica- a las centrales UGT, CC OO y, curiosamente, también a la patronal CEOE.Aunque las críticas de estos sectores sociales y empresariales a las líneas básicas de la reconversión propuesta se fundamentan en distintos aspectos, bien sean de contenido o meramente formales, parece existir un punto de unanimidad. El Libro blanco es, cuando menos, confuso y deja a la improvisación muchos aspectos que deben ser claramente definidos, y negociados, antes de adentrarse en la puesta en marcha de algo que será transcedental para el futuro dibujo del sector industrial español.
Quizá porque el Libro sólo ha sido facilitado, con cierta anticipación a los demás, a la central socialista Unión General de Trabajadores (UGT), que ayer "continuaba estudiando" con cinco técnicos el documento, tanto las opiniones de esta central como las de Comisiones e incluso las de la CEOE están basadas, por ahora, en un primer análisis, reservándose todos la expresión de una reacción definitiva hasta después que el propio ministro haya negociado su plan con todos los agentes sociales.
A simple vista, el posicionamiento de UGT y CC OO respecto al Libro es bastante similar, aunque existen muchos matices en los que difieren. Fuentes consultadas de la ejecutiva de UGT admiten que tienen "reparos parciales" al Libro de Solchaga tras una primera lectura del mismo. Por su lado, el Consejo Confederal de CC OO ha expresado su "profundo desacuerdo" con las líneas básicas de la reconversión propuesta, basándose en lo que se conoce públicamente del Libro, ya que hasta el viernes pasado todavía no se le había entregado formalmente. La CEOE, a su vez, acusa abiertamente al Gobierno de instrumentar un mecanismo de reconversión que podría. culminar conla nacionalización de todo el sector industrial.
Dudas de UGT
La central UGT canceló el pasado viernes una conferencia de prensa, convocada para expresar su opinión sobre el Libro blanco. Fuentes consultadas de su ejecutiva explicaron que era demasiado prematuro hacer pública su posición porque sus técnicos no habían tenido tiempo de analizarlo en profundidad. Sin embargo, las mismas fuentes adelantaron a este periódico una opinión en base a una primera lectura.Los reparos parciales de UGT, tal como los describió un miembro de la ejecutiva, se refieren a los siguientes puntos: el "ajuste inmediato" en plantillas previsto debe ser gradual y, en todo caso, negociado; los fondos de empleo, si no se articulan bien, corren el riesgo de convertirse en simples agencias de colocación; el traspaso de trabajadores excedentarios a estos fondos no debe realizarse previa rescisión definitiva del contrato; el proceso de reindustrialización está escasarriente definido y, en cualquier caso, no contiene propuestas concretas ni prácticas; las sociedades de reconversión, verdadero órgano de gestión del proceso, tienen de positivo que son mixtas (Gobierno y empresas), pero la ausencia de las centrales hace que los sindicatos vuelvan a ser marginados de la reconversión; la participación sindical se reduce a las comisiones de seguimiento, algo que ha probado ser totalmente ineficaz en el pasado.
En el lado positivo, las fuentes de UGT colocan, aparte dela acumulación de datos que el Libro ofrece sobre la situación "donde nos encontramos", la propuesta de financiación del proceso de reconversión y reindustrialización, no tanto en cuanto al mecanismo instrumental sino más bien respecto a la filosofía. El hecho de que el ministerio desee involucrar a la banca privada en la reconversión es, de por sí, "muy positivo", aunque la UGT se queja de que el mecanismo sugerido por Solchaga es confuso y está poco desarrollado.
Además, las fuentes consultadas de la ejecutiva ven otros dos puntos conflictivos en el documento. En primer lugar, la ausencia de un plazo para culminar la reconversión ("no se nos dice cuál va a ser la duración de los planes") y, en segundo, tampoco existe una mención expresa a cómo van a funcionar los fondos de empleo y si la integración de los trabajadores en el mismo significará una rescisión de los contratos con la empresa sometida a la reconversión. También pide la UGT que los fondos de empleo realicen una función adicional, no contemplada en el documento Solchaga, y es el de actuar como instrumento de reciclaje profesional de los trabajadores.
Movilizaciones de Comisiones
Si UGT condiciona su respuesta al Libro a un estudio más detallado, la respuesta de la central Comisiones Obreras está sometida aún a más salvedades por el hecho de que sus directivos reconocen que ni siquiera han tenido ocasión de estudiar el documento más que a través de lo leído en la prensa o por medio de versiones todavía no definitivas. Con todo, el Consejo Federal hizo pública la semana pasada una nota en la que expresaban, en primer lugar, su displicencia por el hecho de que el Gobierno no le haya facilitado una copia, y además, su "total desacuerdo" con "las líneas generales anunciadas".A última hora del viernes, un miembro de la ejecutiva federal y del Consejo Confederal informó a este periódico que la central había recibido por motorista, ese mismo día, una copia del documento en su última, versión y, tras unas pocas horas, de estudio, tenía que reconocer que sus opiniones eran, si cabían, aún más negativas. Una nota del consejo federal del metal matizaba, con duras palabras, la oposición de CC OO al Libro y anunciaba la convocatoria de movilizacione por parte de dicha central contra el plan. La nota rechazaba el método empleado por el Gobierno en la presentación del documento y expresaba su desacuerdo con la cifra de pérdida de empleos reconocida por el ministerio.
Para CC OO, el Libro "no incluye política alguna de reindustrialización, sino que se limita al tratamiento de los sectores en crisis, lo que resulta incluso contradictorio con las exigencias del PSOE cuando estaba en la oposición". Es más, "las líneas generales no varían sustancialmente con respecto a la política del Gobierno anterior de UCD".
Las soc¡edades de reconversión, dice Comisiones Obreras, significan incluso un paso atrás sobre la política de UCD, ya que el control de los fondos del Estado para la reconversión no aumenta, sino que disminuye al entregar a las empresas privadas un enorme poder de decisión.
En el frente del empleo, CC OO asegura que los fondos de empleo "no es sino un instrumento para conseguir despidos aplazados o, en el mejor de los casos, parados privilegiados". Un miembro de la ejecutiva federal del metal añadió además que la última versión pone las cosas todavía más difíciles, porque convierte en despidos definitivos los que en un principio iban a ser obreros en suspensión temporal de empleo., es decir, aquellos que entraban en dichos fondos.
Comisiones Obreras también critica la particular interpretación que hace el Gobierno del concepto de solidaridad. Para CC OO, el Libro pretende que los trabajadores que conservan su puesto de trabajo contribuyan, con parte de sus salarios, a financiar las compensaciones de los que los pierden. La central pide, por último, que se abra un proceso de negociación real que permita a los sindicatos participar realmente en la solución de los problemas industriales.
Más intervencionismo, según la patronal
La CEOE, también como consecuencia del anuncio hecho por Solchaga a la prensa sobre el contenido del libro, se sintió obligada a adelantar una primera impresión y su plana mayor criticó duramente algunos aspectos de la reconversión propuesta, centrando su punto de mira en el "el riesgo nacionalizador" y el intervencionismo que suponen algunos de los mecanismos contemplados, tales como los órganos de gestión de las sociedades en reconversión, que, en su opinión, corren el riesgo de convertirse en "auténticos mecanismos de nacionalización temporal, quizá definitiva", de las empresas.Tras señalar que los órganos gestores de la reconversión eran una traslación del ejemplo Aceriales a todo el sector industrial, sin tener en cuenta las particularidades y diferencias de cada subsector o grupos de empresas, la patronal señalaba que el papel que se reserva la Administración puede probar ser desproporcionado para la labor a desarrollar.
La patronal se quejaba también del sistema de financiación propuesto, extremo éste que a la banca, más por razones filosóficas que prácticas, parece disgutarle aún en mayor medida. Para la CEOE, la introducción de un nuevo subcoeficiente de capital riesgo, dentro de la inversión obligatoria de la banca y cajas de ahorro, supone una marcha atrás en el proceso de la liberalización del sistema financiero. No obstante, la propia CEOE anticipaba que diferencias internas dentro del Gobierno sobre este punto podrían hacer inviable este nuevo instrumento.
Carlos Pérez de Bricio, presidente de Confernetal y Unesid y miembro de la comisión ejecutiva, también hacía hincapié en la ausencia de fondos para proseguir la reconversión en este año y en el próximo. En los presupuestos para 1983, la cantidad asignada es mínima en relación con las necesidades, señalaba Pérez de Bricio, que, por otra parte, temía que la ausencia de un entendimiento de la banca con el Gobierno sobre la financiación podría dar lugar a una conversión de fondos públicos en propiedad en las empresas sometidas a reconversión. La falta de propuestas de creación de nuevos sectores con futuro era otro tema mencionado por la patronal, que, pese a señalar que el Libro habla algo al respecto, alega que la innovación tecnológica no se ve más que en la filosofía, pero no en opciones viables y concretas.
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