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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Rostropovich asiste al despertar de la vieja Orquesta de Bilbao

Después de más de cincuenta años de funcionamiento prácticamente ininterrumpido, la Orquesta Sinfónica de Bilbao sufrió en 1976 una paralización de sus actividades a consecuencia de la absurda inhibición económica de los organismos públicos de los cuales depende. Rostropovich fue el lunes espectador e intérprete de una nueva singladura del conjunto.La veterana formación orquestal que condujeran Arambarri y Frühbeck, y. que viera desfilar ante sí a músicos de la talla de Félix Weingartner, Maurice Ravel o Artur Rubinstein, entre otros no menos míticos, se vio de pronto reducida a un estado de hibernación en el que consiguió mantenerse gracias al esfuerzo personal de muchos de sus miembros. El subdirector, Urbano Ruiz Laorden, asumió la dirección interina en este período, ahuyentando de ese modo el temido espectro de la desaparición definitiva de la orquesta.

Obras de Brahms y Dvorak

Orquesta Sinfónica de Bilbao, en colaboración con la Sociedad Filarmónica. Solistas: Mstilav Rostropovich. Director: Hugh Wolff. Teatro Coliseo Albia, Bilbao, 13 de junio.

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La máxima novedad en el Coliseo

Superadas las dificultades económicas, las evidentes deficiencias técnicas que la crisis dejó cómo secuela en la plantilla sinfónica bilbaína no impidieron su reaparición pública en la temporada 1981-1982. La profesionalidad y la presumible paciencia del maestro Charles Vanderzand, ex director de la ópera de Bruselas, que actuó como principal invitado, permitieron alcanzar un difícil objetivo: que esos meses de puesta a punto discurrieran dentro de unas mínimas coordenadas de dignidad.

La presente temporada

La temporada que ahora termina se puso en marcha en octubre con dos importantes innovaciones: la contratación de un buen número de nuevos profesores -en gran parte extranjeros, de origen inglés. y europeo-oriental sobre todo, entre ellos varios solistas destacados- y la incorporación a la titularidad artística de la orquesta del belga Vanderzand. Estos cambios decisivos han hecho posible abordar airosamente, y en muchos casos con gran brillantez, un repertorio que incluye obras de la complejidad de Bruckner, Mahler, Lutoslawski, Honegger y Mozart. Sin olvidar la música más cercana, como la contribución al programa monográfico dedicado a Antón Larrauri.Subsisten, sin embargo, algunas cuestiones pendientes de una rápida solución: completar la plantilla instrumental (reforzar los efectivos de cuerda, mejorar las partes visiblemente más débiles: violines segundos, trompas), conseguir un status de director titular, status que debería permitir un trabajo continuado y sin altibajos, con un buen régimen de ensayos; asegurarse la colaboración asidua de un coro estable. Y recuperar el espléndido auditorio del teatro Arriaga, actualmente en vías de restauración y en confusa situación municipal.

Entre los directores invitados, García Asensio alcanzó unas cotas elevadas de calidad sonora en un inusual programa formado por tres conciertos para piano. Ulrich Weder introdujo El mar debussyano en su programación. Pero si alguien merece ser destacado especialmente es, sin duda, el principal invitado, Robert Satanowski. Actual titular del teatro de ópera de Varsovia, se trata de una batuta de refinado instinto que ya hiciera su debú en España el año pasado con la Sinfónica bilbaína.

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