Industria confía en reducir el paro provocado por la reconversión
El ministro de Industria y Energía, Carlos Solchaga, manifestó ayer que la política de reconversión industrial propuesta por su departamento "trata de garantizar el máximo de los puestos de trabajo", por lo que, en consecuencia, espera que no se alcanzará "una cifra tan elevada como 200.000" empleos perdidos.En sus declaraciones, Solchaga matizó que, cuando existe mano de obra excedente en un sector clave o en grupos de empresas básicas, su desaparición no significa necesariamente pérdidas de puestos de trabajo indirectos. "Será necesario realizar cierto sacrificio, pero desde luego nunca tanto una cifra tan elevada como 200.000", declaró Solchaga.
En una información ofrecida por este periódico, en su edición del martes, que estaba basada en estimaciones del propio Ministerio de Industria y Energía, se decía que los 65.514 puestos de trabajos directos perdidos por la política de reconversión en el período 1981-1985 podrían llegar a totalizar 200.000, si se incluían los inducidos. Esta pérdida de empleo se refería sólo a los 11 sectores puestos en reconversión por el anterior Gobierno así como las empresas aisladas sometidas al mismo proceso.
Contradicción aparente
Aparte de estos puestos de trabajo afectados, cabría hablar de otros puestos perdidos en aquellos sectores que el Gobierno socialista, en su política de racionalizar y morar la anterior política de reconversión, pueda incluir como calificados para la reindustrialización.Por otro lado, Solchaga señaló, en una aparente contradicción de la filosofía del Libro Blanco -que habla (en su página 205) de reducción de "excedentes estructurales de empleo"-, que no debe confundirse reducción de "mano de obra redundante" en industrias básicas con desaparición de puestos de trabajo necesarios para mantener la producción, que serían, en último extremo, los que afectarían a los trabajos indirectos o, lo que es lo mismo, los pertenecientes a las empresas auxiliares y proveedoras.
A este respecto, Claudio Aranzadi, jefe del gabinete técnico del ministro, insistió en una nota que el número de parados finales, tanto directos como inducidos, dependerá de la capacidad de producción final de los distintos sectores, que determina demandas inducidas en la industria auxiliar pero no su nivel de empleo. El Libro Blanco habla, a este respecto, de la necesidad de ajustes en las capacidades de producción en algunos sectores básicos, que obviamente provocarán reducciones de demanda en los sectores auxiliares.
La tesis de los responsables del Ministerio de Industria es que las pérdidas experimentadas en el número de puestos de trabajo en el sector industrial pueden ser compensadas en el sector servicios. Ésta parece ser la filosofía del Libro Blanco, que persigue reducir el número de empleos perdidos, tanto directos como inducidos.
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