Los cónsules expulsados de EE UU, recibidos como héroes en Managua
Seis de los siete cónsules expulsados por Washington -el séptimo optó por permanecer en Nueva Orleans y pedir asilo en Estados Unidos- fueron recibidos ayer como héroes nacionales en Managua.
Al llegar al aeropuerto, los diplomáticos procedentes de Nueva York, Houston, Los Angeles, San Francisco y Miami resaltaron que la solidaridad del pueblo norteamericano hacia Nicaragua "es mayor ahora que en julio de 1979, cuando fue derrocada la dictadura somocista".
Todos coincidieron en calificar la medida adoptada por la Casa Blanca como "la continuación de las agresiones del Gobierno norteamericano contra Nicaragua y un reflejo de la historia del imperialismo".
Estas expulsiones -que engloban a un total de 21 personas- siguieron a las de tres diplomáticos norteamericanos de Nicaragua, acusados de preparar atentados contra personalidades sandinistas, incluido el ministro Miguel D'Escoto.
El titular de Interior, Tomas Borge, calificó la expulsión de los cónsules como "una represalia desproporcionada de la Administración norteamericana", y advirtió que tendrá pronto una respuesta "adecuada y madura que tenga en cuenta los intereses de los pueblos de Estados; Unidos y Nicaragua".
El cónsul en Nueva Orleans, Agustín Alfaro, optó por no volver a su país porque: "no quería abandonar Estados Unidos".
Enviado especial de la Casa Blanca
Hoy tiene prevista su llegada a Nicaragua el enviado especial de la Casa Blanca, Richard Stone, según confirmó anoche el portavoz del departamento de Estado, Alan Romberg, quién agregó que Washington no contempla la posibilidad de romper relaciones con Managua. Las especulaciones en este sentido "son absolutamente erróneas", recalcó el portavoz de la Administración Reagan. Romberg calificó la expulsión de los diplomáticos nicaragüenses una "respuesta apropiada" a la decisión adoptada por Managua.
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