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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Los funcionarios

Venían los funcionarios, movían la noticia en el aire como bandera de náufrago, "El Gobierno prepara una reducción de personal de la Administración central", se adunaban quinquenios, se encrespaban familias, se erigían escalafones como gruesas serpientes -"vimos gruesas serpientes dibujar su pregunta" escribe Vicente-, y esto era la Rumasa del escorpión, que no de la abeja, o sea que el Estado se pegaba el picotazo a sí mismo, por no desangrarse en la sangría de las nóminas, que sólo se enjuga con el papel de viudas, que es papel secante, otro dispendio.Felipe González le ponía condiciones a la incondicional OTAN, las sirenas de la construcción naval se quedaban varadas en el escándalo de los créditos (otra Matesa), y los ciclistillas españoles, esa menestralía que siempre nos deja bien, actuaban grandiosamente en el Giro de Italia, como unos semidioses quincenales en camiseta y con pegatinas de campari.

La vida, una vez más, ya digo, con las calores; se quedaba muy silkcut, baja en alquitrán, baja en nicotina, baja en salarios, y a Rafael Muñoz Romero, de veintidós años, le pegaban cuatro puñaladas en Carabanchel, o sea que le pincharon, y a seguido hubo un motín en la cárcel, pero el Gobierno tiene una parte dura, encallecida, fría y fija, la parte Boyer y Guerra y por ahí, o sea, de modo que ahora han decidido auditarse a sí mismos y reducir personal de su propio faraonismo burocrático (heredado), haciéndole una lectura fáctíca al reciente artículo de Larra Vuelva usted mañana. Parece que corre peligro el punto de cruz de algunas funcionarias, que se les pueden descorrer todos los puntos, y la quiniela de nueve de algún funcionario, que tiene el respeto de los ujieres y los pasillos porque una vez se marcó once.

Las funcionarias jóvenes que están entrelicnitas pierden hasta trece cems. en una semana, sin hambre sin gimnasia / sin inyecciones sin píldoras, pero las funcionanas magdalenienses, que, están haciendo punto en el solar de lo que iban a ser los Nuevos Ministerios, hasta que les pusieron los Nuevos Ministerios alrededor, ésas ya no renuncian a un solo centímetro de sus venerables arrobas, y hacen bien. No sé si ustedes se han dado cuenta, o sea, de que la medida tomada por el Gobierpo sobre el funcionariado oficial es la más importante de España desde Rumasa, sólo que contra el Gobierno mismo, porque todos esos funcionarios sobrantes no volverán a votar PSOE. Este Gobierno se audita a sí mismo y renuncia a la ingeniosa mafia de comprar votos a cambio de quinquenios. Venían, o sea, las personas fisicas, los rendimientos de trabajo, los impuestos indirectos, las sociedades, los derechos pasivos, los patrimonios, las transmisiones, el tráfico de empresas, la gasolina, los teléfonos, los automóviles, los tabacos, las importaciones, los impuestos nítinicipales, la Seguridad Social, con un practicante al frente, las tasas, las clases medias, quienes no entendían o no querían entender el regeneracionismo económico de Felipe/ Guerra/ Boyer, y la parte más callosa del Gobierno, ya digo, la más correosa, la mitad / Bogart del Gobierno enchufaba el airweil, por refrescarse los números de la cabeza, y se atrevía con lo que nadie se atreviera jamás: el regeneracionismo de la Administración española, el ahorro de muchos millones que se iban en el "don Germán es que ha salido a tomar un cafelito". Venía a verme Luis Racionero, lleno de bellas erudiciones catalanas (el decreto sobre funcionarios va a tener muchas repercusiones autonómicas), venía Ramoncín con su mudanza, todos los armarios y tocatas a la espalda, venía don Pedro Sáinz Rodríguez, pidiéndome mis incunables, venía Irigoyen con bella columna sobre mí, venía Emilia, de Barcelona, venía un jinnense descubriéndome un plagio que me ha hecho Ruiz Adana, venía Laura Cabarrocas, venía Miguel Sánchez Moreno, el hombre que tan desde la izquierda lleva las relaciones sociales de Urbanismo, venían Cuixart, Saritísima, Rabanne, Savater, Dragó, y al fondo el farallón de la burocracia española, inmensa, kafkiana. Tres siglos de burocracia, clareantes. Boyer se audita a sí mismo.

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