Las primeras personas que vieron al secuestrado no le socorrieron por el temor que les infundió su mal aspecto
Los habitantes de las pocas casas del cruce del término de Coslada (Madrid) donde apareció liberado Diego Prado, que fueron los primeras personas que lo vieron tras su liberación, no se atrevieron a socorrerle por temor de que se tratara de un delincuente o un borracho, dado el mal aspecto que presentaba y los evidentes síntomas de mareo que se le apreciaban. Por esta razón contemplaron impasibles como aquél pugnaba infructuosamente por detener a los vehículos que discurrían por la carretera. Si bien los habitantes de las chabolas muestran su extrañeza de que Diego Prado no acudiera a pedir auxilio a las mismas, parece presumible que el temor que éste les infundía era recíproco, dado lo solitario del paraje y lo desastrado de dichas viviendas.
El lugar es una planicie yerma, utilizada como vertedero de basuras, y donde se arraciman algunas casas con aspecto de chabolas.Miguel Moreno, uno de los residentes, afirma haber visto a Diego Prado a las 0.45 ó 0.50 en dicho cruce. Sin embargo, se limitó a observarle a escondidas y no se decidió a socorrerle por infundirle temor el aspecto que éste presentaba. "Iba como loco. Le vi con barba blanca y me dio miedo. Yo me dije, déjate, no vaya a ser un delincuente y la liamos". Miguel prefirió atrancar la puerta y dejar fuera el perro por si acaso. Su convecina Lola describe así la actitud de Diego: "Subían muchos coches y él les decía 'por favor, páreme'. Yo estaba por decirle algo, pero me daba miedo. Casi le pilla un coche". Compadecida, finalmente, estuvo por hacer que su marido, saliese a atender a Diego, pero como éste se alejó de la casa, prefirió finalmente abstenerse. Luciano, el marido, en cualquier caso, tampoco las tenía todas consigo: "Era comprometido. ¿Y si tiene una fusca y me pega cuatro tiros?". Su mujer interpretó que los síntomas de mareo que presentaba Prado, dado que Coslada se halla en fiestas, eran los propios de una gran borrachera.
Coinciden los moradores del lugar en tres puntos: que poco antes de detectar a Prado vieron un coche salir al cruce por el camino de arena que viene desde San Blas; que Diego fue avistado por primera vez precisamente en la parte baja del cruce, donde desemboca el camino, y que vieron una furgoneta blanca Mercedes aparcada en las inmediaciones desde las 23.30, que ahora les da sospechas.
En cualquier caso, Diego Prado hubo de esperar algunos largos minutos hasla que uno de los conductores, Esteban Redondo, poco antes de la 1.00 hora, accedió a subírle a su vehículo, tras identificarse, y le condujo al cuartel de la Policía Municipal de Coslada, situado a un kilómetro de dicho punto.
Entretanto, alguien que se identificó como portavoz de ETA Militar, había llamado telefónicamente a este periódico, a las 0.50 horas, para comunicar la liberación del secuestrado y facilitar la dirección exacta donde se le podía localizar: "Está en el camino de Madrid a Coslada, cruce de Canillas-Coslada. Figura en el callejero de Madrid, en el plano 233". La redacción de EL PAÍS se puso en contacto con el domicilio de Manuel Prado, donde manifestaron no saber nada al respecto. A la 1.10 la Policía Municipal de Coslada confirmaba la noticia. Alrededor de las 2.00 horas, la familia de Diego recibió otra llamada anónima comunicando la liberación. A las 2.30 Diego Prado regresaba a su domicilio en la madrileña calle de Zurbano, tras 72 días de forzosa ausencia.
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