Ángeles García Ochando presenta en Madrid su colección de paisajes en cerámica

María Ángeles García Odiando descubrió que su pasión por la cerámica era definitiva hace ahora ocho años, cuando la menor de su seis hijos empezó a ir al colegio. Desde entonces, sus paisajes y bodegones, realizados con loseta, se ha convertido en su primera ocasión y distracción hasta el punto de llegar a "estar en otro mudo" o juega con las acuarelas y el horno. Después del notable éxito obtenido con una exposición en Brasil expone ahora por primera vez en Madrid, es la galerla Berkiowitsch (Velázquez, 4), una completa muestra en la que se incluyen 42 trabajos realizados sobre loseta.

María Ángeles García Ochando, madrileña del Arco de Cuchilleros, tiene 58 años. Casada con el catedrático de Derecho del Trabajo Alonso Olea, es madre de seis hijos de los que habla como su "creación de escultura natural". Amable y dicharachera, sus facciones tienen la placidez de las personas que se encuentran totalmente satisfechas de su paso por la vida.Su primer contacto con la cerámica se produjo en la Escuela de Bellas, Artes de San Fernando. Desde allí participó en algunas exposiciones colectivas con acuarelas, y óleos. "Sobre todo con óleos, aunque ya entonces, a mí lo que más me gustaba era la acuarela. Tuve algunos premios y vi que lo que yo hacía gustaba".

Poco después de salir de la Escuela de Bellas Artes se casó y se dedicó a lo que ella llama su escultura natural: seis hijos que la han ayudado a retomar sus aficiones artísticas.

Una vez que dio por concluida su obra escultórica particular, Ángeles García Ochando recuerda que la familia se trasladó a vivir a Moncloa, distrito en el que se encuentra la Escuela de Cerámica de Madrid y donde, por las tardes, continúa asistiendo a clases con los profesores Julio Quesada y Alfonso Barragán.

"De repente, surgió en mí una gran necesidad de salir. De encontrar una actividad ajena a la casa y en la cerámica encontré media vida. Esto", dice en la sala, rodeada por las losetas enmarcadas, "me ha ayudado enormemente. Creo estar en otro mundo y ni veo ni oigo a los que pasan a mi lado cuando estoy trabajando. Es mi auténtica pasión .

A esa pasión dedica cuatro o cinco horas de su noche. "La mañana la ocupo con cosas de, la casa. Por la tarde voy a la clase y es por la noche cuando entro en mi taller y empiezo a trabajar, a pasar a las losetas las acuarelas. Nunca hago fotografías porque no me gusta, prefiero el doble proceso de la acuarela y la cerámica porque supone crear dos veces".

Nunca ha estado interesada por el modelado. "Creo que es más fácil porque siempre te sale algo. En cambio, con la loseta, a veces es muy difícil, conseguir un determinado color. Cuando sacas el trabajo del horno te puedes encontrar con una auténtica sorpresa".

En seguir desarrollando esta actividad estriba toda su ambición. "Es mi máxima aspiración. Me gusta crear. Me fascina todo el proceso. Desde que empiezo a tomar un apunte hasta que se enmarca la obra". El dinero que pueda obtener con la venta de los cuadros no le preocupa.