'Cataluña en la España moderna'
La exposición que la Generalitat ha organizado en Madrid bajo el título Cataluña en la España moderna es un intento de dar a conocer mejor qué es Cataluña. Existe un largo y profundo desconocimiento de Cataluña en el resto de España. Los esfuerzos para superarlos- los ha habido por ambas partes- han resultado insuficientes. Y de ahí que a menudo no sólo los planteamientos catalanes, sino incluso a veces la estricta presentación de determinados aspectos de nuestra realidad colectiva provoquen reacciones de sorpresa.En este nuevo intento de explicación hemos. pensado que el conocimiento del proceso de formación de la Cataluña moderna podría ayudar, quizá, a comprender mejor, A comprender que la Cataluña de hoy no es un invento, no es un proyecto para conseguir sus objetivos particulares. No ha surgido ahora por ensalmo o por la genial e interesada actuación de un pequeño grupo. La Cataluña de 1983 es el resultado de un proceso normal, propio de un pueblo con una personalidad bien definida. Si algo ha habido de poco normal y de poco espontáneo en este proceso ha sido el intento de anular su personalidad.
La lengua catalana no es un invento de Pompeu Fabra. El autonomismo catalán no es un invento de Prat de lá Riba o Maciá. La reclamación de la Generalitat y del regreso del presidente Tarradellas, en 1977, no era una maniobra política. La reivindicación de una estructura administrativa unificada que superara las diputaciones no fue una iniciativa arbitraria del Gobierno y del Parlamento catalanes en 1981. Todo esto es,el resultado de una historia. Y, por consiguiente, todo es enormemente importante, más allá de la coyuntura política. Como también es muy real y enormemente serio y enormemente importante. que esta realidad de lengua, de cultura, de historia, de mentalidad, de conciencia y de voluntad colectiva que es Cataluña se produce dentro de España, muy formando parte de España, muy siendo España.
Puede que ayude también a comprender el sentido de esta exposición la explicación de un pequeño debate que se produjo en el inicio de su preparación. Es un debate que puede parecer teórico, pero que no lo es. Consistía en si debía empezar cronológicamente en 1714 o en 1683 y, más secundariamente, en si debía terminar en 1977 o en 1983.
¿Cuál es el sentido de la primera discusión? 1714 simboliza un hecho heroico, que en su tiempo conmovió Europa: el de un pequeño país -Cataluñaque había sido abandonado por sus grandes aliados -Reino Unido y Austria, sobre todo-Y que en vez de rendirse había seguido luchando por sus libertades. La moderna Cataluña ha hecho de esta fecha -concretamente del 11 de septiembre de 1714- el sírnbolo de su voluntad de ser como pueblo. Pero somos muchos para. quienes tan importante como el día 11 de septierribre -día en que culminó una acción de sacrificio y de luchafue el 12. El día 12, las tropas del duque de Berwick entraron en la ciudad y vieron con asombro que los barceloneses se habían puesto a trabajar. Que 24 horas después de las últimas duras luchas en las murallas, ya muchos barceloneses habían vuelto a abrir sus talleres, sus tiendas y sus obradores. Y somos muchos quienes pensamos que el progreso de la Cataluña moderna se inició el día en que terminada una guerra, que se combatió con dignidad y empeño, el pueblo decidió que no era hacia la recriminación, el resentimiento o el desespero que había que orientar las energías catalanas, sino' hacia el trabajo, la creatividad y la confianza en sí mismos.
Que esto fuera así se explica porque ya desde finales del siglo XVII Cataluña había optado por esta vía de construcción de una sociedad moderna y de presencia activa y colaboradora en la política española. La guerra de Sucesión vino a truncar esta línea, porque los mismos catalanes que habían definido este programa de trabajo, de modernidad y de integración creyeron que la nueva dinastía iba a obstaculizar esta política y a agredir las libertades catalanas. Porque ya entonces la visión global de España que defendía este. proyecto catalán requería como una condición básica el respeto de estas libertades.
Pero lo que importa hoy es que ya en 1683 este proyecto catalán de ámbito español, basado en la modernización del país y del Estado y en- el desarrollo económico y cultural, había tenido una definición programática en un libro de Narcís Feliu de la Peya, el Fénix de Cataluña. O sea, que frente a la interpretación de enfrentamiento, de lucha, de tensión que pudiera desprenderse del 11 de septiembre de 1714, queremos subrayar esta otra interpretación de presencia catalana en el conjunto de España, de trabajo y de creación de riqueza, de modernización del país que se desprende de la fecha de 1683 y, también, de la del 12 de septiembre de 1714.
Podríamos decir que las exigencias del guión -es decir, el hecho de que 1714 sea una fecha más conocida y más espectacular- han hecho que la exposición se inicie con la imagen del Conseller en Cap de Barcelona defendiendo la ciudad. Pero queda claro que, sin renunciar en lo más mínimo a la voluntad de afirmación que esta imagen comporta, queremos que el espíritu dialogante, de progreso y de trabajo en común de 1683 esté presente en forma muy determinante en esta exposición. Lo queremos porque responde a la realidad histórica, pero sobre todo porque responde a la voluntad política que inspira no sólo esta exposición, sino la acción colectiva de la Cataluña de hoy. Creo que esto podría ser suscrito por todas o casi todas las fuerzas políticas catalanas, pero en todo caso ésta es la línea que inspira la acción del Gobierno de la Generalitat.
Once de septiembre de 1714, sí. Sí, sin reservas. Pero sobre todo 1683 y 12 de septiembre de 1714.
El otro tema de discusión fue: ¿Hay que cerrar el período en 1977 o en 1983? 1977 es el año de la gran manifestación, siempre recordada; es el año del regreso del presidente Tarradellas; es el año de la restauración de la Generalitat. Reivindicación entusiasta y reencuentro con la democracia y la autonomía: esto es 1977, y- esto es lo que en un primer momento se quiso que fuera el cierre de la exposición. Pero se ha optado por 1983. El año 1983 no es un año de entusiasmo exaltante o de logros espectaculares, como fue 1977. Pero marca un hito de continuidad y de consolidación. Es un año muy en la línea del espíritu de trabajo, de construcción lenta y sistemática. Sólo lo que dura cuenta. Sólo en el grado en que los hechos de 1977 llevasen en sí la capacidad de durar tenían validez. Sólo en el grado en que el pueblo catalán, y todo el pueblo español, hayan sido capaces de consolidar la explosión y los grandes avances de 1977. Lo importante de 1983 es que han pasado seis años, y que si bien se han esfumado algunas ilusiones, ha habido algunas frustraciones, se perciben ciertas amenazas contra la autonomía tal como la entendemos en Cataluña, en lo esencial la democracia y la autonomia persisten. Y también persiste la voluntad del pueblo catalán de poner el instrumento autonómico al servicio de una política de re construcción catalana y de integración española. La continuidad y el trabajo sistemático es lo que hay que subrayar. Continuidad, pues, a través de los siglos. Continuidad en la defensa de una lengua y de una cultura. En el trabajo y en la creación de riqueza. En el lento tejido de una densa trama social y asociativa. En la reivindicación de unas libertades. En la aportación de sus propias ideas y del fruto de su trabajo al común quehacer español. Y continuidad a partir de ahora.
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