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Reportaje:

El castillo de Figueres: de los presos de la UMD al golpista Tejero

Riguroso régimen de visitas para los tres condenados del 23 de febrero

La más estricta aplicación del reglamento militar caracterizará los días en la prisión militar de Figueres de los paisanos Tejero Molina, Gómez Iglesias y Jesús Muñecas.Dentro del establecimiento penitenciario, libertad absoluta. Con el exterior, contactos reducidos y distanciados. Como una consigna, entre las autoridades castrenses de Cataluña se repite durante estos días que el objetivo es evitar las peregrinaciones a Figueres de sectores ultras y reducir al mínimo la comunicación de los prisioneros con el exterior.

Los reos sólo podrán ser visitados un máximo de dos veces a la semana, durante 20 minutos por familiares de primer grado o profesionales de las armas, según dispone el reglamento de penitenciarías militares. El capitán general de Cataluña, teniente general José Antonio Sáenz de Santa María, según informaciones recogidas por EL PAIS, ya está aplicando, como en otras ocasiones, el reglamento.

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Los ex militares de la UMD que cumplieron condena en Figueres recuerdan, con la serenidad y la tranquilidad que da el paso de los años, que el contacto con sus familiares o con algunos de sus compañeros de armas fue lo más duro de su permanencia en prisión. Las autoridades castrenses consiguieran, no obstante, sus objetivos y muchos militares que se desplazaran hasta la ciudad de Figueres para visitar a los detenidos se quedaron a las puertas del castillo para no restar tiempo a las visitas de la familia.

El expediente que se les abrió a estos ex militares de la UMD y por el que cumplieron condena en el castillo de Figueres, una de las prisiones militares más seguras de España, no estuvo directamente relacionado con esta organización militar, sino con una reunión que se celebró un sábado de febrero de 1,975 en la biblioteca de la Capitanía General de Cataluña. Varios jefes y oficiales se dieron cita para elaborar un discurso que debía ser leído días después con motivo del aniversario de la Academia General Militar.

Los tres implicados en el golpe de Estado del 23 de febrero utilizarán las mismas habitaciones que tuvieron los militares de la UMD, reformadas, pintadas y mejor acondicionadas. Cuando llegaron los militares demócratas en 1975 se les instaló, en un principio, en unas dependencias típicas de un castillo, no previstas como habitaciones y con el equipamiento más austero imaginable. Ahora Tejero, Gómez Iglesias y Muñecas pasarán sus horas en unas habitaciones recién pintadas y estrenarán nuevo mobiliario de oficina. Además podrán visitar la biblioteca y acudir al gimnasio.

"La realidad es que nosotros no estuvimos mal tratados", comentó a EL PAIS uno de los implicados. "Teníamos cierta libertad de movimiento ya que todo el castillo era una zona abierta y nuestra única limitación era no salir de la fortificación. Esto cambió rápidamente para evitar el contacto con otros militares de la prisión y familiares suyos que vivían dentro del castillo, y se construyó lo que son las actuales dependencias, en una antigua enfermería u hospital. Allí hicieron unas habitaciones en mejores condiciones, pero que limitaban nuestros movimientos, aislándonos del exterior. Pasábamos las horas en nuestras habitaciones o en un jardín, dentro del pabellón, al que teníamos libre acceso. Fue en esta segunda fase cuando el régimen de visitas se hizo más estricto, ajustándolo las autoridades a lo que marca el reglamento de penitenciarías militares. Con nosotros se cebaron en esto. Nos apretaron por el lado de las visitas".

Déficit de penitenciarias militares

A raíz de los sucesos del 23 de febrero las autoridades militares constatan que hay un déficit de penitenciarías militares en España. Los elevados costes que supone la construcción de nuevos centros de reclusión militar obligó a habilitar prisiones que hasta entonces habían acogido únicamente a presos con sentencias entre dos y seis meses.

Esta decisión puede paralizar el plan Meta del Ministerio de Defensa, que debe presentarse en el Congreso de los Diputados el próximo, septiembre y que contempla el traslado de acuartelamiento s militares fuera de los cascos urbanos. El Ayuntamiento de Figueres ya ha hecho saber que quiere acelerar la petición de que el castillo de San Fernando pase a ser propiedad municipal, y deje de ser un acuartelamiento militar, para convertirlo en un recinto de uso público que pueda ser visitado por la población. La unanimidad en este tema entre la población es total y el tema se consideraba bien encaminado hasta hace unas semanas en que se conoció el traslado de algunos militares implicados en el 23-F. El alcalde de la ciudad, Mariá Lorca, ya ha dirigido un escrito al ministro Narcís Serra en este sentido.

El capitán general de Cataluña, por su parte, opina que la solución sería la creación de un patronato que mantuviese el castillo, y que pudiese ser visitado. El castillo, una magnífica obra de arquitectura militar, complementaría la visita al museo del pintor catalán Salvador Dalí, a algo más de un kilómetro de la fortificación. Otras autoridades militares consideran que en la actualidad el castillo no tiene ningún valor militar, ya que los objetivos para los que fue construido han desaparecido. El ayuntamiento tiene en estudio convocar un concurso de proyectos para decidir qué uso se le da en el futuro al castillo.

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