Controla Interior
La fiesta de toros está controlada por el Ministerio del Interior, hasta tal punto que incluso sienta en el palco a un comisario de policía, en el callejón otro es su delegado, y la Guardia Civil tiene piquete junto a la presidencia. En realidad son anacronismos derivados de cuando la corrida era el único espectáculo de masas que había en España y el poder temía que se desmandaran. Pero ahí está ese poder, y suma fuerza, desproporcionada para lo que en realidad tiene que vigilar: que haya orden en la lidia, que salgan las reses anunciadas y con las características previstas en el reglamento, que esas reses no sufran manipulación. Pero, por otra parte, algunos de los veterinarios de servicio en la plaza nos hablan en confidencia de presiones, a veces invencibles, por parte de taurinos, las cuales explican que en la corrida salte al ruedo lo que allí se ve y tanto disgusta al público. La pregunta es si esos taurinos tienen tanta influencia como para inquietar a los veterinarios y hacer fintas a la autoridad, representada por funcionarios de policía, fuerza pública, un ministerio. Suena a raro todo esto.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.