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La proximidad de la fecha prevista para el despliegue de los euromisiles fuerza el ritmo negociador en Ginebra

Con la solemnidad de siempre, las negociaciones norteamericano-soviéticas sobre la reducción de armas estratégicas de alcance medio (los euromisiles) se reanudaron ayer en Ginebra, en las dependencias de la misión soviética, tras siete semanas de intervalo, tiempo que ambas delegaciones han aprovechado para evaluar los logros habidos, y retocar las nuevas contraofertas. La proximidad de la fecha prevista para el despliegue de los euromisiles (antes de fin de año) obliga a ambas partes a acelerar el ritmo de las negociaciones. Si no media un acuerdo, la OTAN iniciará la instalación de 572 cohetes atómicos.

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A las once en punto, como estaba convenido, el jefe de la delegación soviética, Yuli Alexondrovich Kvitsirisky, daba la bienvenida y estrechaba la mano de su homólogo norteamericano, el embajador Paul H. Nitze. El encuentro en Villa Rosa duró dos horas exactamente. Al término de la reunión que se desarrolló en la más estricta confidencialidad, ambas delegaciones se dieron cita para el jueves a la misma hora, pero en la misión norteamericana.Las posiciones de ambas superpotencias son, sin embargo, conocidas y diariamente comentadas. Para EE UU, la opción cero ha dejado de ser una meta para convertirse en simple objetivo. Washington se conformaría ahora con una solución intermedia que en la práctica equivaldría a desplegar en Europa occidental menos misile de los previstos por la OTAN en diciembre de 1979 y convencer a los soviéticos de reducir sus arsenales "a los mismos niveles".

Esta postura estadounidense excluye las fuerzas de disuasión francesas y británicas, pero el Kremlin se empeña en incluirlas.

Para Occidente, estos dos arsenales nucleares se cifran en unas 290 ojivas, pero Moscú pretende que son 434. Si la tesis soviética se impone, el equilibrio Este-Oeste podría articularse en torno a las 300 o 350 cabezas nucleares.

Si en las próximas semanas el compromiso resulta imposible, la OTAN procederá a la instalación de forma gradual y progresiva de 108 mísiles Pershing 2 y 92 de crucero en la República Federal de Alemania, 160 de crucero en el Reino Unido, 112 en Italia y 48 en Bélgica y Holanda, respectivamente. La URSS, mientras tanto, continuará fabricando un SS-20 de media por semana.

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Pero Moscú quiere un acuerdo "honesto y equitativo", según el embajador Kvitsinsky, para quien la solución intermedia propuesta por Washington no es válida, ya que "tiende abiertamente a hacer instalar en Europa occidental los nuevos misiles norteamericanos".

La propuesta soviética parte de un a priori: las fuerzas nucleares francesas y británicas se sitúan en el platillo occidental de la balanza.

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