_
_
_
_
Crítica:CANCIÓN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ana y Víctor: luna llena

Siguió la noche misma de san Isidro el ambiente festivo, abarrotado y entusiasta en el madrileño Palacio de los Deportes. Silbos, fervor y aplausos para recibir a una pareja que iba a actuar como tal. Dos modos cercanos aunque diversos de la canción, pero una compartida imagen de solidaridad, como si fuesen la letra hermosa de Mario Benedetti: en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos.Víctor Manuel, muy seguro, cantó temas de amor y temas cívicos, casi los mismos que en su reciente recital; pero no importaba porque el público -aunque similar- acaso era distinto. Me volvió a gustar ese Solo pienso en tí, melancólico y vitalista. Y el ya clásico ¡Ay, amor!, que fue casi coreado por los asistentes y que arrancó inicios de luz y de candelas.

Víctor Manuel, Ana Belén y Gilberto Gil

Fiestas de san Isidro. Palacio de Deportes. Madrid, 14 de mayo.

Pero cuando Víctor se llevó el gato al agua, fue al cantar su canción -o corte de mangas como él la llama- sobre los salvadores. La patria está en el corazón (repetía) y al exclamar: Aquí cabemos todos o no cabe ni Dios, el alboroto, la eclosión, un largo aplauso, rugiente casi como para competir con el Etna. Era la voz del pueblo, y fue el único fragmento de canción (que como las arias afamadas) se repitió.

Entusiasmo al que volvimos cuando Ana Belén -encantadora y muy guapa- entonó con timbre claro y fuerte el celebrado poema de Nicolás Guillén, La muralla. Todos en pie, todos dándose las manos fraternal, amorosamente.

El joven narrador Leopoldo Alas me decía: "me gustaría tener novia para venir a estos sitios". Muy cierto. Para pedir justicia a gritos y aún más libertad con letra de cantautor argentino, o para en ritmo brasileño luego, tararear el bayón, el sabroso bayón, que nos mueve caderas y pies.

Ana Belén cantó varias canciones del brasileño Gilberto Gil, que después actuó también y cerró la velada.

Pero lo principal eran ellos, ellos separados y juntos. Que cantaban distintos y al unísono, testimoniando que la pareja resiste, que el amor se crece con la libertad, que hombres y mujeres son iguales, y que es muy hermoso -o debe serlo- compartir el cariño y la lucha. Me sorprendí diciendo a un amigo: "Yo quiero ser una pareja de dieciocho años"

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_